El uso del cubrebocas marca un antes y después en el modo de convivencia, artistas de distintas latitudes pusieron en marcha la imaginación

Arte para respirar, la memoria del cubrebocas

El uso del cubrebocas marca un antes y después en el modo de convivencia de la sociedad, su imagen ya se volvió viral y, por ello, artistas de distintas latitudes pusieron en marcha la imaginación para crear sus propias versiones y dejar una huella en la memoria que comparten en una muestra organizada por la artista Perla Estrada

El cubrebocas, un objeto que a varios les cuesta aún trabajo entender su funcionamiento durante esta pandemia, se trata de un accesorio que desde hace siglos se porta para prevenir la exposición directa a bacterias y virus. Por ejemplo, en 1890, las mascarillas aparecieron en las salas de operación; en 1910, los chinos la utilizaron para prevenir la Peste Bubónica y en 1918 se utilizó en todo el mundo para protegerse de la Gripe Española.

Su uso hoy es obligatorio y se ha convertido, incluso, en una especie de culto utilizarlos; asimismo han salido múltiples diseños que reflejan la personalidad de quien lo porta. En este sentido, la artista Perla Estrada, ante la angustia y la incertidumbre que le ocasionó la pandemia, hacer un cubrebocas personalizado fue la forma que encontró para liberarse de esas emociones, así que dejó volar su creatividad y creó un cubrebocas dedicándoselo a la poeta Sor Juana Inés de la Cruz y a la pintora Frida Kahlo.

“Al comienzo de la pandemia sí estaba bastante miedosa, porque no había pasado en nuestras vidas desde hace siglos y, ahora, hemos trascendido a catástrofes como terremotos e inundaciones, pero nunca una pandemia ni a algo que nos impidiera, incluso, respirar, que se podía contagiar con el aire; ante la necesidad creativa de hacer algo importante invité a varias artistas para que realizaran sus cubrebocas”, detalla Perla Estrada, co organizadora, junto a Atziri Pérez Galindo, de la muestra colectiva Respiro, luego existo.

La muestra,que contó con la organización de Margarita Chacón, Christa Klinckwort y Álvaro Zardoni, y cuyo nombre se inspira en la frase del filósofo Descartes “Pienso, luego existo”, reúne a 100 artistas de distintas latitudes como India, Singapur, España, Argentina y Francia, con el fin de recalcar lo indispensable e imprescindible de su uso para proteger la vida.

Entre los creadores destacan Aida Emart, Alejandra Zermeño, Carlos Marín, Gretchen Velarde, Héctor Massiel, Karla Wong, Martha Chapa y Roberto Rosique, quienes utilizaron elementos figurativos y abstractos, con temáticas representativas, intimistas, alegóricas, lúdicas, irónicas y críticas.

La convocatoria consistió solamente en invitar a los creadores a intervenir un cubrebocas. Así se formó una especie de círculo, donde los mismos artistas invitaron a sus conocidos para participar en la muestra que se puede visitar en el Centro Histórico de la Ciudad de México, tanto de manera presencial como virtual.

“Algo muy importante y valioso fue que al artista se le dio total libertad de hacer lo que quisiera y se nota, hay quien lo entendió pintado, haciendo una escultura en barro, o madera; hay figuras talladas en cera, arte-objeto, figuras de cubrebocas en cajas que salen como dándonos una extensión de esperanza”, comparte.

Para Estrada, lo más importante de la exposición es su montaje; Mario Aguilar, Javier Ortiz, Hernán Cortés y Alejandro Aceves fueron los encargados de la museografía. Ellos crearon un diálogo con la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana y lograron hacer que cada pieza resaltara, pues unas son de pequeño formato.

“Es un registro, quizá y no el más importante, porque en el mundo se han hecho muchas exposiciones de cubrebocas. No estamos inventando nada, simplemente es el manejo que le dimos a una muestra para hacerla más interesante e importante. Esto puede quedar como un mensaje y el resultado de una experiencia traumática para mostrar una necesidad de algo indispensable para cubrirte y conservar la vida”, concluyó.

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