Ellos no celebran la Navidad y no son ‘grinchs’ ni ‘freaks’

Las tradiciones y, sobre todo, religiones cambian alrededor del mundo y el cristianismo no está establecido en gran parte del orbe

No todo el mundo es cristiano. Es un hecho irrefutable. Las tradiciones y creencias cambian a medida que la Tierra gira sobre sí misma y alrededor del Sol y la luna se asoma en los distintos territorios que la conforman.

En diciembre se conmemora la fiesta más grande del mundo occidental: la Navidad, que en latín (Nativitas) significa nacimiento… el nacimiento de Jesucristo de Belén.

El 25 del último mes del año la iglesia católica, la anglicana y la mayoría de las ortodoxas se ponen de manteles largos para dar cabida a la fiesta que significa este suceso que se celebra desde el siglo IV.

Sin embargo, y repetimos, no todo el mundo es cristiano y hay países, territorios enteros, en donde los nacimientos no se hacen presentes, las misas brillan por su ausencia y el árbol de Navidad jamás es cortado o comprado.

En territorio azteca esta conmemoración se celebró hasta que los primeros evangelizadores agustinos la implementaron, aprovechando que en el Panquetzaliztli, el decimoquinto mes del calendario náhuatl de 356 días, se esperaba el advenimiento del Dios del Sol y la Guerra, Huitzilopochtli.

Hay territorios en donde, conservando su cultura ancestral y religión milenaria, no celebran nada en diciembre. Ejemplos sobran: Japón, Arabia Saudita, Irán, Tailandia, Nepal, Turquía y Corea del Norte.

En Pakistán, por ejemplo, el 25 de diciembre hay fiesta nacional y los cohetes suenan, junto con la música de los bailes regionales, pero no obedece a la Navidad sino al nacimiento de Jinnah, fundador de ese país del medio oriente.

Contrario a lo que se pensase, la occidentalización ha provocado que entre la clase media de esos lares comiencen a darse celebraciones cuasi clandestinas en donde se intercambian regalos. En este territorio la mayoría de la población (95%) práctica el Islam y sólo 2% son cristianos.

Otro ejemplo de donde nunca se ha celebrado la Navidad es Japón. En el país de oriente las religiones que más gente profesan son el Sintoísmo y el Budismo. En ese país, debido al auge de la tecnología, las redes sociales y la globalización cultural que traen consigo los jóvenes han comenzado a experimentar la Navidad pero a su manera, con uno que otro intercambio. La verdadera celebración en Japón, la más grande, es el fin de año y año nuevo, días oficiales de descanso, en comparación con el 25 de diciembre.

El país multicolor, el sobrepoblado, en donde el calendario y las celebraciones que en él se establecen son distintas, China, no conmemora la Navidad debido a que su tradición se basa en un año unisolar que inicia el primer día del mes lunar. En esos lares, por ejemplo, el año nuevo es celebrado durante la primavera. Las religiones que practican son variadas pero predomina el budismo, taoísmo y el confucianismo.

Hay lugares del mundo en que la fecha “de dar y recibir” no es bien vista e incluso quien ose celebrarla corre peligro de persecución y prisión. En Tayikistán (Asia central), por ejemplo, está prohibido poner árboles de Navidad, tronar cohetes, realizar cenas suntuosas el 24 o 25 de diciembre, el intercambio de regalos y los disfraces que hagan alusión a Santa Claus. En esa parte del orbe la mayoría de la población es musulmana.

En Brunéi (sudeste asiático) las restricciones son más relajadas y la población cristiana que quiera celebrar el nacimiento de Jesucristo lo puede hacer pero sin salir a la calle, encerrados en casa y sin promover entre sus allegados la conmemoración, so pena de cárcel. En esa parte del orbe el Islam es la religión oficial.

Un dato: en el 2014 la noticia de que 41 cristianos habían sido detenidos por “conspirar para celebrar la Navidad” en Arabia retumbó en los medios de comunicación, con la consecuente condena internacional.

Otro dato: En todo el mundo pululan millones de ateos a los que esta fecha “ni les va ni les viene”, pues al no creer en una religión determinada nada tienen que celebrar.

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