Amor romántico: violencia machista escondida

Por años se ha reproducido una idea de amor que poco tiene que ver con la realidad, y no solo eso, también esconde diferentes conductas que hoy por hoy son consideradas machistas y que promueven la violencia de género. Nos referimos al amor romántico

El ocho de marzo no se celebra. Este día se ocupa para reflexionar sobre la lucha que por años han mantenido las mujeres para ser reconocidas, adquirir derechos, conseguir espacios públicos y visibilizar todo aquello que las ha oprimido: desde el patriarcado, hasta las herramientas más sutiles como el amor romántico.

Son miles las mujeres que han deseado al menos una vez en su vida a un príncipe azul, encontrar a su “media naranja”, tener una relación de pareja que dure para siempre o un compañero que las proteja y salve en los momentos más difíciles.

Todas esas ideas provienen del amor romántico, un concepto creado y aprendido socialmente de manera inconsciente, que hasta el día de hoy rige las relaciones amorosas.

Para ser más específicos, en la idea del amor romántico prima la heterosexualidad, la monogamia y la creencia de que existe un sentimiento eterno y que todo lo puede, pero también el sacrificio, la subordinación de las mujeres y los estereotipos de género.

Aunque parezca inofensivo, el amor romántico ha sido utilizado como una estrategia para controlar y vulnerar la autonomía de la mujer. Incluso, podría considerarse el micromachismo por excelencia, porque debido a su sutileza, logró naturalizarse de tal forma, que muchas personas no solo siguen creyendo en él, sino que todavía lo anhelan.

MACHISMO DISFRAZADO DE CABALLEROSIDAD

La idea del amor romántico no se hizo de la noche a la mañana, se fue construyendo a lo largo de los años.

Comenzó en la Edad Media dentro de las cortes de toda Europa. Ahí emergió un tipo de amor al que se le denominó caballeresco.

Por ser un periodo en donde los casamientos eran arreglados, este nuevo modelo de relación de pareja solo podía darse fuera del matrimonio y en vez de considerarse una actividad deshonrosa, como ahora en la actualidad, el adulterio era bien aceptado.

De hecho, para el caballero era un símbolo de prestigio, honor y respeto, el haber conseguido el corazón de la amada de otro hombre.

Esta idea de amor que se presentó como algo muy novedoso en la Europa medieval, solo se limitaba al ámbito de la nobleza y debía seguir el modelo característico del feudalismo.

Es decir, del mismo modo que el caballero debía obediencia y lealtad a su señor feudal, enfrentándose a penurias y adversidades a su servicio, también debía mostrar devoción, realizando actos heroicos que lo hicieran merecedor del amor de su dama. Justo como en las primeras películas de princesas de Disney.

Ya que no era un amor puro o natural como el que las personas sienten hacia sus padres o hermanos, varios pensadores de la época comenzaron a delinear de una manera más estricta la forma en cómo debía ser el amor caballeresco.

Desde cómo escribir cartas para enamorar a la dama, hasta la forma de comportamiento que debían seguir los involucrados al momento del cortejo, así se empezaron a consolidar varias prácticas y creencias que hoy en día todavía versan sobre el amor, algunas con tintes un tanto machistas.

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Por ejemplo, las Reglas del amor cortés del pensador y religioso francés Andreas Capellanus, las cuales fueron muy importantes y tomadas en cuenta durante la Edad Media y años posteriores, denotan actos que hoy en día son reconocidos como machistas e incluso como parte de la violencia de género que viven a diario las mujeres.

Basta con leer los 31 mandatos del religiosos Capellanus para llegar a la conclusión de que su manual estaba describiendo en realidad una relación ‘tóxica’.

Primero, al romantizar actos de violencia como el decir que los celos son actos de amor o que cualquier suposición por más pequeña que sea, forzaba al amante a sospechar que su amada estaba ‘obrando mal’.

En otros de sus postulados no solo infiere que el amor debe ser monógamo y exclusivo, sino también obsesivo y extremadamente apasionado al grado de poder llegar a perturbar al hombre.

Dice también que las mujeres deben darse a desear, de lo contrario el hombre no las valoraría. Además señala que el amante debe ser insistente, que solo con persuasión se puede obtener el amor de la dama.

Con estas instrucciones es que se fueron formando las relaciones de pareja a lo largo de los años, reproduciendo la idea de la media naranja, la justificación de los celos y la creencia de que por amor, uno debe soportar todo.

¿Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE?

El amor romántico llegó para quedarse y si perdura hasta nuestros días fue gracias a la inmensa mayoría de películas que reproducen este tipo de relación de pareja, como lo fueron los primeros largometrajes de Disney. Sí, aquellos que llegaron a nuestra primera etapa de vida y que ya forman parte del imaginario colectivo de las personas.

La Cenicienta, Blanca Nieves, la Bella Durmiente, Rapunzel y la Bella y la Bestia, reprodujeron mitos a niñas y niños de un amor falso que muy raramente se lleva a cabo en la vida real o que trae consigo la sumisión de la mujer.

En primer lugar, la búsqueda de un príncipe azul, que inculca la idea que las mujeres no están ‘completas’ hasta que encuentran a un hombre que las salve y las proteja de todo mal.

Otra de las cosas que encontramos en estas películas, es que el amor es para siempre, ¿de verdad?

Según Disney, la ‘afortunada’ que encuentra a su príncipe azul, se quedará con él para toda la vida, ya que el amor que tiene para brindarle es sincero y todo lo puede.

En las primeras cintas de Disney se deja claro que las parejas siempre deben ser heterosexuales, entre hombre y mujer. Además monógamas, ya que no hay nada ni nadie que pueda llegar a separarlos.

Esto último también se refuerza con la idea de que el amor todo lo puede, como ocurre en ‘Pocahontas’, la Bella y la Bestia, la Sirenita y Aladín.

EL AMOR ROMÁNTICO MATA

Lesly, Ivón, Lupita, Jazmín, son solo algunos nombres de mujeres que no lograron sobrevivir al amor romántico.

Todas ellas estaban en una relación que creían que duraría para siempre, pensaban que por fin habían encontrado a su príncipe azul, al hombre ‘caballero y galante’ que había llegado para protegerlas, pero estaban equivocadas.

Esos hombres que las celaban por amor, que las golpeaban para demostrar que harían todo por ellas, que no las dejaban salir a trabajar porque ellos eran los proveedores del hogar, fueron los mismos que les quitaron la vida.

Actualmente son varias las mujeres que han aceptado que esta forma de amor solo es una trampa que al final lleva a la violencia, a soportar maltratos, sumisión, control y que muchas veces pone en riesgo sus vidas.

Estos precedentes también están llevando a buscar a las personas tipos de relaciones más igualitarias, donde cada uno se acepte como un ser libre y con derechos.

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