En esta historia de venganza y conflicto de clases sociales también se asoma el tema de la religión. Foto: Especial

Amat Escalante añade melodrama a la realidad violenta

Perdidos en la noche llega a la cartelera este jueves, después de su estreno en Cannes.  El cineasta dice que incluir elementos de este género en su nueva película responde a su educación visual,  pero también lo hace para “subirle el volumen a la realidad”

Amat Escalante (Barcelona, 1979) confiesa que ha sido un habitual consumidor de telenovelas mexicanas. Por eso, no es tan extraño que en su más reciente película, Perdidos en la noche, tome elementos de ese género para sumarlos a su particular estilo de retratar la violencia de manera realista y sin matices.

“Siempre me ha traído eso. Antes de hacer mi primera película vi un montón de telenovelas, como Clase 406, que era como de mi edad entonces.  La gente ve todo tipo de telenovelas, creo, pero es algo muy particular mexicano,  aunque hay mucho interés internacional por ellas”, declara en entrevista con Reporte Índigo el cineasta cuya película llega este 14 de diciembre a la cartelera.

El cineasta galardonado con el Premio al Mejor Director en el Festival de Cannes 2013 dice que su idea de añadir un poco de melodrama a esta historia, incluso rostros representativos del género, como Bárbara Mori, se debe a esa educación visual, pero también lo hace para “subirle el volumen a la realidad”.

“La idea de jugar con el melodrama es algo que me gusta y muchos cineastas que admiro lo hacen. Es simplemente como subirle el volumen a la realidad; pensar que ya estoy manejando varios temas y personajes muy aterrizados con la realidad, me gusta darles ese extra empujón con el melodrama, poniéndolos en situaciones exaltadas. Esto es en general y aquí hice lo mismo”, comenta el director de  Los bastardos y Heli.

Estrenada en Cannes en mayo de este año, Perdidos en la noche es protagonizada por Emiliano (Juan Daniel García Treviño), un joven que vive en un pueblo minero de México y que busca a los responsables de la desaparición de su madre, una activista contra la minería. Sus pesquisas apuntan a una familia excéntrica, conformada por un artista visual conocido por sus polémicas obras de arte, una actriz de telenovelas en retiro y una chica influencer con miles de seguidores en redes sociales.

La corrupción policiaca, la violencia, los fanatismos religiosos, las desigualdades sociales y la frivolidad del medio del entretenimiento y la cultura se asoman en esta historia enmarcada en los paisajes desérticos de Guanajuato, desfigurados por la violencia y la explotación minera.

A diferencia de sus anteriores cintas, Escalante recurre en ésta a actrices y actores conocidos, como Bárbara Mori, Fernando Bonilla y Ester Expósito cuyas carreras o experiencias de vida han estado ligadas a la historia que aquí quería retratar.

Trabajar con ese elenco ha sido enriquecedor porque se ha comprometido con la película y sus personajes, señala el director. Sin embargo, asegura que siempre está más cómodo con los actores no profesionales o con quienes apenas empiezan una carrera, como Juan Daniel García Treviño y María Fernanda Osio, quien hace su debut en esta cinta.

 “Son el lado con el que me siento más cómodo, como ha sido también en mis otras películas. Trabajar con gente que no son actores con tanta trayectoria, que están apenas empezando y que están todavía sin exponerse tanto les da una frescura y la experiencia de trabajar con gente así es muy enriquecedora”.

El fanatismo religioso

En esta historia de venganza y conflicto de clases sociales también se asoma el tema de la religión y cómo ésta puede llegar a explotar la vulnerabilidad de las personas.

Escalante recuerda que en sus anteriores películas ha tratado de involucrar el tema, pues es un aspecto de la sociedad mexicana que le inquieta. “Creo que la religión organizada, las distintas formas de culto es algo muy importante y a veces no nos damos cuenta cuánto afecta en ciertos sectores. Viniendo de Guanajuato, me doy cuenta cuánto afecta las ideas y cómo se controla a cierta parte de la población a través de diferentes religiones”.

El cineasta dice que no quiso señalar una religión en específico, por lo que con ayuda de su hermano bautizó a la secta de esta ficción como Los Aluxes, mucho antes de que el presidente compartiera en sus redes sociales la foto de un supuesto aluxe en algún tramo del Tren Maya.

“Fue medio gracioso y la palabra se dio a conocer de un salto, pero si hubieran sido tan conocidos antes, tal vez hubiéramos escogido otro nombre, pero estuvo bueno”, dice.

Celebra calidad del cine mexicano

Escalante, quien se ha caracterizado por hacer cine independiente en México, asegura que el cine nacional se ha enriquecido en los últimos años y vive un momento vibrante, gracias a la gran cantidad de cintas  que se hacen al año, así como al auge de las series para plataformas streaming.  “Esto ha creado un montón de competencia de alguna forma y eso beneficia la calidad, los actores tienen que esforzarse un poquito más que antes para esos papeles y la calidad creo que ha subido mucho”, opina.

Sin embargo, la gran dificultad sigue siendo la competencia en la cartelera contra las grandes producciones de Hollywood que reciben más difusión. Por eso llama a apoyar a las películas mexicanas cuando están en cartelera: “Hay que apoyar al cine mexicano a como dé lugar, tomar incluso riesgos en algunas películas porque también las de Hollywood a veces son una decepción”.

Por su parte, Fernando Bonilla, quien en esta película da vida a un polémico artista plástico que no duda en comprar restos humanos para intervenirlos y convertirlos en piezas de arte, opina que lo que el cine mexicano necesita es una política pública que regule la competencia desigual:

“Necesitamos política pública que nos defienda de una competencia tan desigual, como lo es la industria más importante del mundo que tenemos aquí al lado. También que los creadores dejemos de vernos el ombligo y tratemos de dialogar más con nuestro contexto y con los espectadores”, dice el actor, quien refiere que su personaje en esta cinta despierta precisamente reflexiones sobre el sentido de hacer arte en un contexto de violencia y desigualdad social.

Hace debut

La actriz y bailarina María Fernanda Osio debuta en esta película dando vida a Jazmín,  quien es la novia de Emiliano y quien lo acompaña en la búsqueda de su madre desaparecida.

Dar el salto a la pantalla grande de la mano de Amat Escalante y al lado de un famoso elenco ha sido muy emocionante,  cuenta en entrevista:  “Me recibieron muy cálidamente, me la pasé muy bien trabajando con ellos”.

Esa complicidad en el set, dice, ayudó a la creación de su personaje. “Me ayudó a sentirlo más como parte de mí, para darle esa naturalidad”.

La producción

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