Acuden al Ángel de la Independencia por triunfo de Guillermo del Toro y “Coco” en los Oscar

Alrededor de 100 habitantes de la Ciudad de México se dieron cita en el Ángel de la Independencia tras revelarse el triunfo de Guillermo del Toro en los Oscar; no fue necesario que autoridades intervinieran
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Alrededor de un centenar de entusiastas jóvenes, hombres y mujeres, se dieron cita en el Ángel de la Independencia para celebrar el triunfo del cineasta mexicano Guillermo del Toro en la 90 entrega de los Premios Oscar.

Si bien el sitio favorito de los grandes festejos de los mexicanos no lució como cuando gana la Selección Mexicana de futbol, el orgullo por el triunfo de Guillermo del Toro fue evidente.

Con pancartas con dedicatorias diversas, entre ellas, “Lo mereces Memo”, al que agregaron el #porquesoymexicano; otras con la leyenda “Eres un chingón, Memo” y claro sin faltar la bandera de México para celebrar los dos galardones (Mejor Director y Mejor película) del jalisciense, así como su talento y creatividad.

La cinta de Del Toro se llevó también la estatuilla en las categorías de Banda Sonora Original y Diseño de Producción, sumando cuatro de los 13 premios por los que competía.  
Tampoco faltaron porras y gritos de “Arriba Guillermo del Toro”, ni el clásico “Cielito lindo”, ese que resuena por todo lo alto cuando un mexicano triunfa.

La cita se dio, en parte, por la convocatoria lanzada por los conductores de TV Azteca durante la noche del domingo, minutos antes de conocerse que el jalisciense se adjudicara la presea dorada por su labor como Mejor Director por su filme “La forma del agua”.

Asimismo, hubo quien celebró las dos estatuillas que obtuvo la película animada “Coco” y ese “¡Viva Mexico!” que se escuchó en la 90 entrega del Óscar. La guitarrita de “Coco” también salió a relucir en El Ángel de la Independencia, con una fan que llevó una réplica del instrumento musical.

Alejados del bullicio los integrantes de una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México ni se inmutaban. Afuera de su patrulla, a unos metros de la reunión miraban y reían. El festejo era tranquilo no tan eufórico como cuando triunfa el Tricolor. Es decir, sin la necesidad de intervenir.

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