¿Una nueva guerra fría en Corea?

Corea del Norte por su lado ha insistido en que el lanzamiento tiene el único propósito de poner un satélite en órbita y para ello se apoyan en el artículo primero de “El Tratado del Espacio Exterior” de 1967 que garantiza la libertad a todas las naciones del mundo de explorar el espacio exterior bajo la regulación de la legislación internacional. 

Emilio Lezama Emilio Lezama Publicado el
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Corea del Norte por su lado ha insistido en que el lanzamiento tiene el único propósito de poner un satélite en órbita y para ello se apoyan en el artículo primero de “El Tratado del Espacio Exterior” de 1967 que garantiza la libertad a todas las naciones del mundo de explorar el espacio exterior bajo la regulación de la legislación internacional. 

El asunto tiene varias dimensiones, en primer lugar está la siempre sensible situación de la península coreana. A pesar de que la guerra de Corea parece haber quedado atrás, la paz nunca fue firmada entre las dos coreas, y hoy en día la irónicamente llamada Zona Desmilitarizada de Corea que divide a los dos países, es la región más militarizada del mundo. 

Corea del Norte posee un ejército de más de un millón de elementos (el cuarto más grande del planeta), posee armas nucleares, y según algunos analistas, el lanzamiento del último cohete demostraría su intención por desarrollar otros capaces de transportar dichas armas.

Por ello el problema tiene diferentes dimensiones para cada país involucrado: 

Por un lado los japoneses son los que más temen una proliferación de armas nucleares en Corea del Norte. Japón conquistó y gobernó la península coreana hasta la segunda guerra mundial lo que los vuelve el principal enemigo  del régimen norcoreano. Un cohete capaz de cargar misiles balísticos sería una verdadera amenaza al territorio japonés.

Para Estados Unidos el problema actual no recae tanto en la proliferación nuclear coreana sino en la posible distribución de ese arsenal. Los especialistas americanos saben que Corea del Norte aún está lejos de lograr un cohete consistente y funcional (el del pasado 12 de diciembre es demasiado largo y su capacidad de cargar no excede los 100 kilos). Sin embargo para ellos el mayor riesgo es la posible distribución de estas armas hacía estados que puedan desarrollarlas de manera mucho más amenazadora para los Estados Unidos como pudiese ser el caso de Irán. 

China es el otro gran actor del conflicto coreano pues se ha opuesto sistemáticamente a tomar medidas más drásticas contra Corea del Norte. Los chinos ven en el asunto dos problemas: Primero que nada para ellos Corea del Norte es un estado “colchón” pues mantiene al ejército americano lejos de sus fronteras. Por otro lado los chinos saben que cualquier medida drástica ira en el sentido de una reunificación coreana en cuyo caso temen un flujo tanto humano como de armas a su país.  El asunto de la reunificación también está prevista por los sudcoreanos, para ellos está es ineludible en el largo plazo pero tampoco tienen prisa: el precio de la reunificación podría arruinar su economía.  

Si Corea fue el primer gran escenario de la Guerra Fría, ahora también parece serlo de la creciente tensión entre China y Estados Unidos. Con todo eso en juego y mientras Corea del Norte no sea realmente un peligro para estos dos países será difícil que algo cambie en la nación más aislada del mundo. Lo único seguro es que Corea del Norte seguirá siendo uno de los regímenes más autoritarios de nuestros tiempos.

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