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Spielberg y Lucas están equivocados

La visión que mostraron dos de los realizadores más taquilleros de la historia resultó fatalista. Coincidieron en que el séptimo arte se encuentra en un punto de no retorno hacia su desaparición, debido al creciente consumo de contenidos visuales en Internet.

Lucas fue más allá: “Cada vez habrá menos salas de cine y las entradas costarán 50, 100 o 150 dólares, lo mismo que hoy cuesta un espectáculo de Broadway o un partido de futbol, será algo caro. Y las películas puede que estén en cartelera un año”.

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La visión que mostraron dos de los realizadores más taquilleros de la historia resultó fatalista. Coincidieron en que el séptimo arte se encuentra en un punto de no retorno hacia su desaparición, debido al creciente consumo de contenidos visuales en Internet.

Lucas fue más allá: “Cada vez habrá menos salas de cine y las entradas costarán 50, 100 o 150 dólares, lo mismo que hoy cuesta un espectáculo de Broadway o un partido de futbol, será algo caro. Y las películas puede que estén en cartelera un año”.

¿Qué podemos esperar después de escuchar en ese tono a dos hombres que, en sus mejores tiempos, revolucionaron la industria del cine a nivel global?

Se puede esperar de todo, incluso que ese par de genios se equivoque.

¿Qué argumentos existen para contradecir a Spielberg y a Lucas?

El modo en el que la industria del entretenimiento se comporta en México.

Es cierto que las cifras de usuarios de sistemas de entretenimiento en línea va en aumento en nuestro país. Ofertas como Netflix, Cinépolis Klic y próximamente América Móvil de Carlos Slim, se disputan este atractivo mercado que apenas despega.

Sin embargo, también es cierto que en México el cine es una de las formas de entretenimiento más económicas. Una familia compuesta por cuatro personas se gasta en promedio 500 pesos al asistir a una sala de cine convencional, incluyendo los gastos que genera la visita a la dulcería.

Si comparamos las tarifas mexicanas con las de EU, nos encontramos muy por debajo del estándar de precios de entrada y comida que se generan en el vecino del norte.

Por lo tanto, resulta poco factible económicamente hablando que el público nacional deje de asistir a una sala de cine a pasar el rato. Ir al cine en México sigue siendo una experiencia mediática bastante democrática.

Aunque también existen opciones con sonido THX, 3D, VIP, Platino, Pantalla IMAX y 4DX, con costos diferenciados para los que busquen y puedan acceder a otro tipo de experiencia. Obvio, con un menú más variado de alimentos y bebidas.

Otro dato contundente es la percepción del medio. Hasta la fecha no existe, al menos en terminos masivos, una sensación similar a la que se tiene cuando asistimos a una sala.

Podemos hablar desde productos para público infantil, pasando por los comedias de adolescentes, también para los “chick flicks”, dramas, suspenso o terror, hasta el mismo cine de autor. Cualquier género se disfruta mejor estando allí.

Las cifras no dejan lugar a dudas: Producciones como Avengers, Ironman y Batman, todas de reciente exposición, recuadaron más de 200 millones de dólares en taquilla cada una, tan solo en EU y Cánada.

Y es que la experiencia de adentrarte a un lugar en penumbras, esperando a ver la película que esperaste durante meses, “acompañado” de un puñado de desconocidos, que buscan sentir lo mismo que tú mientras transcurre la historia, sigue siendo inigualable.

Por eso creemos que Spielberg y Lucas están equivocados. Porque el cine se ve mejor en el cine.

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