La clave está en escuchar a las comunidades, integrándolas en todo el proceso, desde la planificación hasta la evaluación. Foto: Especial

Proyecto de Nación 2024-2030: Dos visiones de salud contrapuestas

Debates sobre los proyectos de nación alimentan una democracia robusta y consciente, por lo que es crucial entender las diferencias fundamentales

En el vasto panorama político y social de México, la salud emerge como un tema de profunda división. Mientras el 2024 se acerca, las diferencias ideológicas en este ámbito se agudizan, esculpiendo el futuro inminente de la nación.

En la izquierda –actualmente en el poder–, vemos a la salud no sólo como la ausencia de enfermedad, sino como un completo estado de bienestar. Para nosotros, la salud es un derecho humano inalienable y un bien público. Concebimos la idea de que el Estado debe ser el garante de este derecho, proporcionando servicios con calidad y alejados de intereses lucrativos.

Contrastando, la derecha visualiza una estructura de salud regida por las leyes del libre mercado. La rentabilidad y la participación privada son pilares en este modelo. Para ellos, el Estado tiene un papel más administrativo, enfocado en gestionar los recursos, mientras que la prestación de los servicios debe ser otorgada por entidades terceras (separación del financiamiento de la prestación de servicios).

La temporada electoral que se avecina intensificará esta dualidad. Sin embargo, es imprescindible resaltar que tales debates alimentan una democracia robusta y consciente, por lo que es crucial entender las diferencias fundamentales que ya se están delineando.

Morena, en su búsqueda de consolidar la Cuarta Transformación, organizó 19 foros de participación ciudadana, culminando recientemente. En estos espacios, se ha captado la esencia de las necesidades ciudadanas en diferentes ejes temáticos y en el caso específico de la salud, el eje temático incluyó temas como salud, alimentación y entornos saludables.

Las reflexiones y propuestas, provenientes de diversos sectores de la sociedad, se incorporarán al Proyecto de Nación 2024-2030, sirviendo como base para la formulación del plan de gobierno de la próxima administración.

Por otro lado, la derecha ha adoptado un enfoque más vertical. Figuras prominentes en el ámbito de la salud, incluyendo exfuncionarios de gobiernos panistas y priistas, han delineado su visión, la cual será la esencia del proyecto encomendado a José Ángel Gurria por el “Frente Amplio por México”.

Así, nos encontramos ante dos enfoques diametralmente opuestos: uno que busca empoderar desde la base (la izquierda progresista), y otro que se guía por decisiones de una élite (la derecha conservadora).

Ambas propuestas presentan méritos y desafíos. Mientras una se basa en la voz del pueblo, la otra se respalda en la experiencia técnica de élites. No obstante, lo esencial es que, sin importar el enfoque, el bienestar de los mexicanos debe ser lo que guíe el debate público en salud.

Es indispensable que las comunidades se integren activamente en los procesos decisivos. Esta será la piedra angular para construir un sistema de salud inclusivo, justo y efectivo, que realmente responda a las necesidades de todos los ciudadanos mexicanos y que logre incidir en la enfermedad desde su origen, es decir en la comunidad y lograr el tan ansiado equilibrio entre la prevención y curación.

La clave está en escuchar a las comunidades, integrándolas en todo el proceso, desde la planificación hasta la evaluación. Esta inclusión es el corazón del Proyecto de Nación 2024-2030 propuesto por el Consejo Nacional de Morena. Porque sólo considerando todas las voces, lograremos un sistema de salud que responda verdaderamente a las necesidades del pueblo mexicano.

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