Los precios en México se determinan, bajo un enfoque de importación, debido al alto porcentaje de combustible que se importa. Foto: Dreamstime

Precios de las gasolinas

El esquema de importación implica que los precios se determinan considerando los costos de las distintas actividades en la cadena de valor

En esta edición, platicaremos sobre los precios de gasolinas y diésel y qué es lo que esperamos para el 2023. Primero, es necesario explicar que los precios en México se determinan, bajo un enfoque de importación, debido al alto porcentaje de combustible que se importa, que se encuentra entre el 70-60 por ciento.

El esquema de importación implica que los precios se determinan considerando los costos de las distintas actividades en la cadena de valor: i) precio del energético (comúnmente, se conoce como precio de la molécula); ii) costo de logística primaria (buque, pipa, tren, ducto y/o terminal marítima o terrestre); iii) costo de importación (margen del importador, agente aduanal, trasvase, maniobras, otros); iv) costo de logística secundaria (buque, pipa, tren, ducto y/o terminal marítima o terrestre dentro del país); v) en su caso, costo de distribución (o última milla), desde la terminal a las gasolineras por medio de pipas; vi) margen de la gasolinera, e vii) impuestos. Es decir, el precio que observamos en la gasolinera es la suma de todos los costos anteriores, considerando el costo per se del producto y la ganancia de todas las empresas involucradas en traer el producto a México desde otro país. Por lo anterior, es que en regiones más alejadas o con medios de transporte más caros (el ducto es más barato que el buque y este que la pipa), el precio en la gasolinera es más alto.

En cuanto al margen del gasolinero, también existen diferencias competitivas que pueden explicar diferencias en precios, tales como: calidad de combustible, ubicación, tráfico, servicio, tamaño, marca y lealtad. Una gasolinera con ninguna competencia o en la mejor ubicación de la ciudad o con el mejor servicio y calidad, o con el mayor tamaño y tecnología, seguramente tendrá un precio mayor, al ser sus costos de inversión y operación mayores.

De los elementos anteriores, aquél que determina en mayor medida los movimientos en los precios, es el costo de la molécula, el cual consiste en el precio internacional de referencia. Las gasolinas y el diésel al igual que el crudo (o petróleo) tienen una referencia internacional, y para el caso de México, la referencia más importante (de donde se importa la mayor cantidad de combustible) es la Costa del Golfo de los EUA. El comportamiento de los precios internacionales está en función de la oferta y demanda: si hay mayor demanda o menor oferta, el precio incrementa, y viceversa. El entender su dinámica es vital para los consumidores ya que puede postergar o acelerar sus decisiones de compra con el fin de minimizar sus gastos, así como para el gobierno, ya que, en México, existe una política fiscal que tiene el fin de proteger el bolsillo de la población ante incrementos abruptos en los precios.

Dicho esto, los elementos más importantes para explicar o prever los movimientos de los precios en nuestro país, son el precio internacional y los estímulos fiscales. Los estímulos fiscales mitigan los movimientos abruptos en el precio internacional, tanto movimientos al alza como a la baja, razón por la cual, si el precio globalmente aumenta rápidamente, en México el incremento será gradual, y viceversa, si disminuye globalmente, en nuestro país, sólo se reflejará si la disminución a nivel mundial es sostenida.

No obstante que la volatilidad en México es menor que en el extranjero, es de vital importancia estimar el precio internacional, donde lamentablemente no existe ningún modelo o método con buenos resultados, ya que existen un sinfín de situaciones y factores que afectan la demanda y oferta de petrolíferos y no se pueden prever tales como: sucesos geopolíticos, factores meteorológicos, cambios regulatorios, sabotajes y pandemias.

Y es aquí, donde encontramos 2 caras de una moneda: hay distintos sucesos en el mundo que nos comunican que el precio aumentará, pero al mismo tiempo existen otros que nos están diciendo que los precios van a disminuir.

Por un lado, se espera mayor demanda derivado de la eliminación de restricciones COVID en China y por las expectativas de demanda por parte de India que presionarían al alza los precios, pero por el otro, el Banco Mundial y otras instituciones prevén una crisis económica en el 2023, lo que disminuiría la demanda.

Hay poca inversión por parte de las petroleras debido a que quieren recuperar las ganancias pérdidas en la pandemia, lo que disminuye la oferta y presiona los precios al alza, pero también se prevé que la producción en los EUA llegué a niveles máximos en el 23 y 24, lo que aumentaría la oferta.

Los costos de refinación que influyen en el costo de la molécula han incrementado, debido al menor número de refinerías en vista de la transición energética, sin embargo, ya hay 460 proyectos en marcha.

Europa ha logrado generar mayor electricidad con fuentes solar y eólica, pero el consumo global de carbón sigue aumentando, las petroleras postergarán sus metas de transición energética por ser tan buen negocio el petróleo en la actualidad, los costos de fabricación de baterías eléctricas, paneles solares y turbinas eólicas están incrementando, en algunas regiones del mundo ya es más caro cargar un auto eléctrico que si fuera de gasolina, algunos países en desarrollo están indicando que si los países desarrollados pospusieron sus metas de transición energética por qué ellos no lo harían también, en los EUA, la red eléctrica es insuficiente para las metas de transición, previéndose 10 años para alcanzar los niveles suficientes, las armadoras de autos empiezan a dudar sobre la viabilidad del auto eléctrico…

Es decir, este 2023 será un año de volatilidad pero que, gracias al mecanismo fiscal del gobierno se verá una volatilidad menor en México en comparación con la que se verá en otras economías. Aquí, existe una gran discusión entre especialistas en el país: ¿mitigar los incrementos en los precios con recursos públicos es lo correcto? ¿contener la inflación por medio de los combustibles es eficiente económicamente (léase beneficios y costos SOCIALES)? ¿tiene sentido la crítica vs los estímulos fiscales que convive con la crítica de que el gobierno no protege el poder adquisitivo de la población? ¿tiene sentido si la primera también protege el poder adquisitivo? Y un sinfín de argumentos, críticas e ideas más, pero lo dejaremos para una de las siguientes columnas.

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