Paridad ya (como todo lo urgente)

Indira Kempis Indira Kempis Publicado el
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Un debate álgido que no puede obviarse es el de la agenda pública: el piso no está parejo en las mismas condiciones de oportunidades para hombres y mujeres. No sólo es una cuestión de cultura machista, sino se refleja en una constante violencia sistemática hacia el ser mujer.

Las cosas están cambiando, los datos no serían visibles de no ser porque las generaciones anteriores de mujeres que lucharon por sus derechos y las nuevas que siguen haciéndolo están dando batallas de educación, sensibilización y denuncia que hacen que nos demos cuenta de que las condiciones en las que vivimos las mujeres en el país y en América Latina están sólo cubriendo los mínimos necesarios, pero que una vez que el presente y el futuro es femenino tenemos que seguir buscando la equidad.

En la actualidad, las mujeres estamos más educadas que nuestras madres y abuelas. Hemos ingresado al ámbito laboral. En la ciencia, la cultura, el deporte y en las empresas nos hemos vuelto visiblemente talentosas (es decir, no es que no lo fuéramos antes pero ahora se reconoce un poco más que antes).

Pero falta algo… ¿y la participación política?, o ¿dónde están las mujeres en los gabinetes? ¿En las instituciones públicas? ¿En el Poder Judicial? Hoy en México sólo hay 2 mujeres gobernando estados y 30 hombres. Ministros de la Corte son 2 mujeres y 9 hombres. Gracias a la paridad en la reforma constitucional del 2014, hoy tenemos un Senado paritario y un Congreso Federal que se asemeja.

“Tiene que ser mujer” es la frase más polémica de lo que implica el principio de paridad. No para exigir que el talento tenga género. No, porque no lo tiene. Pero sí para garantizar que los espacios los ocupe el talento de una y varias mujeres en una cultura de la función y la administración pública se escuda en un constante “no hay mujeres”.

Pero, si somos casi el 50 por ciento de la población y cada vez estamos más educadas e ingresando a todos los ámbitos… Ese pensamiento es tan similar al de “las mujeres a la cocina”.

Sí, claro, por la cultura que tenemos el costo de ingresar en lo público y la política es mayor que el de los hombres. Pero, precisamente por eso hay que hacer incentivos que rompan con el mito de qué hay “mundos” que sólo le “pertenecen” a los hombres.

En esa lógica, varias senadoras con el liderazgo en la iniciativa de #paridadentodo cómo Kenía López Rabadán y Malú Micher, se dieron a la tarea de presentar una iniciativa paritarista que promueve esa acción afirmativa en tanto transitamos a una cultura que entienda que no hay ya un planeta sin que nosotras estemos en el poder y la toma de decisiones

Lamentablemente, después de dos periodos de sesiones en las que se discutió esta iniciativa en las Comisiones correspondientes, una vez qué pasó al pleno del Senado, la “bajaron” en el último día. Se ha rumorado que por la votación en contra de la Reforma Educativa. Pero, yo tengo otra teoría.

Creo que fue un gran símbolo de lo que nos sucede en el ámbito de la política, que es el que a mí me mostró todos los alcances del machismo. El futuro de las mujeres para algunos puede ser “moneda de cambio”, puede “esperar”, puede “soportar” la “poca importancia”, puede ser “sacrificada”, incluso puede ser así porque como sea “va a pasar”. No ese día, pero será.

Total que como en otros tiempos, nosotras podemos “cargar” con un reloj que de nuevo se atrasa. Por castigo, porque era mejor así o por acuerdo, pero se atrasa.

Como el mundo no va a ser femenino, sino es femenino y estamos llegando tarde a la cita con la historia, tuvimos que “aceptar” que el dictamen “entre que si son peras y manzanas”, debe esperar.

Pero hay algo que dicen las feministas de las nuevas generaciones que me gusta y resume que ya no es una demanda: “No se va a caer. Lo vamos a tumbar”… Al machismo.

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