Ser mujer no solo significa enfrentar desafíos mayores en una cultura patriarcal y machista, sino también pagar sobreprecios en productos

¡Menstruación digna, sí!

Ser mujer no solo significa enfrentar desafíos mayores en una cultura patriarcal y machista, sino también pagar sobreprecios en productos de uso indispensable. Numerosos estudios han evidenciado que productos de consumo básico similares para mujeres como para hombres, tienen costos diferenciados solo por ser de color rosa o tener como clientas mujeres, lo que resulta […]

Ser mujer no solo significa enfrentar desafíos mayores en una cultura patriarcal y machista, sino también pagar sobreprecios en productos de uso indispensable.

Numerosos estudios han evidenciado que productos de consumo básico similares para mujeres como para hombres, tienen costos diferenciados solo por ser de color rosa o tener como clientas mujeres, lo que resulta discriminatorio e inequitativo; además de ensanchar la brecha de inequidad entre mujeres y hombres.

Un comparativo de costos publicado en agosto por Excélsior demostró que un rastrillo desechable rosa cuesta 47.17 pesos, mientras que el de caballero 40.24; que los pañales adulto mujer 145.30 pesos, y para hombre 126.03; o un desodorante para dama 74.86 pesos, y de caballero 74.70.

Por estas y muchas otras razones de justicia, de derecho a la salud y al cuidado personal, doy la bienvenida y respaldo totalmente la iniciativa del colectivo Menstruación Digna México, cuyo propósito es aplicar la tasa 0 por ciento de Impuesto al Valor Agregado (IVA), a todos los productos asociados a la menstruación.

Este colectivo que agrupa organizaciones reconocidas como Oxfam México, Fundar y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México, junto con la diputada de Movimiento Ciudadano, Martha Tagle, impulsan una iniciativa que busca posicionar la menstruación como política pública y crear condiciones que permitan a millones de niñas, adolescentes y mujeres vivirla con dignidad mes con mes.

La propuesta señala que la tasa del 16 por ciento a productos de higiene femenina transgrede los derechos humanos de las mujeres a la no discriminación, el mínimo vital, la salud, el trabajo, la educación, la vida digna y la igualdad, por tanto, su tratamiento fiscal deberá equipararse al de otro producto reconocido como de primera necesidad.

“Menstruar no es un lujo. El IVA a los productos de gestión menstrual afecta a quienes menos tienen. Resulta evidente que el IVA a estos productos constituye un impuesto aplicado a un grupo de contribuyentes con motivo de su condición biológica”, se lee en la iniciativa.

Por ello plantea tres ejes de acción: gratuidad de los productos de gestión menstrual, eliminar el IVA, y generar investigación e información sobre la menstruación en México.

En un país en donde las mujeres enfrentan diariamente toda clase de violencia y discriminación, resulta urgente hablar sobre sus realidades que por décadas han estado en el silencio o presas de tabúes.

Sin acceso a productos y servicios para procesar la menstruación, las niñas, adolescentes y mujeres quedan vulnerables, pues aumentan las posibilidades de ausentismo, deserción escolar y laboral, así como de padecer infecciones.

Por eso me congratulo que la menstruación haya encontrado voces comprometidas y poderosas que pretendan lograr que este proceso fisiológico que viven por más de 40 años, de entre tres a cinco días por mes, deje de ser visto como una carga adicional para 63 millones de niñas, adolescentes y mujeres en México, según el INEGI.

Reconozco y me sumo con compromiso.

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