Lo barato del terrorismo

Rodrigo Villegas Rodrigo Villegas Publicado el
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El día en que Mohammed Ata y Khalid Shaikh Mohammed decidieron sentarse en las zonas rurales entre Afganistán y Paquistán para planear el mayor ataque terrorista que la historia ha dado, acordaron sobre un presupuesto. El presupuesto del terror. Ese presupuesto no excedía el millón de dólares. Dinero que utilizaron para viajar, contratar cursos de aeronáutica en Estados Unido, alojarse y comprar los boletos que les abrirían las puertas al paraíso de Allah. Aquel martes 11 de septiembre del 2001 a las 8:46 am cuando vimos que el vuelo 11 de American Airlines se estrellara contra la torre norte del World Trade Center en la ciudad de Nueva York, nunca imaginábamos cuál sería el costo, no solamente en pérdidas humanas, calculadas en más de tres mil, sino el costo de la guerra primero en Afganistán y luego en Iraq, al día de hoy estimado en al menos 841 mil millones de dólares. Sino que tampoco supusimos que, para el 2017 hacer todo esto sería mucho más barato. El gobierno de los EEUU, el imperio más grande del mundo, ha destinado al menos un trillón de dólares en sus esfuerzos antirerroristas. Ha provisionado a la CIA, al Pentágono y a Homeland Security para prevenir cualquier acto que pueda poner en riesgo la supremacía de la democracia más antigua del planeta.

Todo eso cambió cuando Charlie Hebdo llegó. Todo eso cambió  cuando en el centro de Bruselas empezó la nueva pesadilla. Y la nueva pesadilla fue el surgimiento de un estado paralelo, la proclamación de un nuevo califato entre los destinos islamistas más remotos y más antiguos del planeta, en Siria y en Iraq. Situación que llevó al nacimiento del ya infame Estado Islámico, y es que el EI lo unció que representa es la revolución del terrorismo como lo conocemos. Un terrorismo no sólo más aterrador, más brutal, sino que más creativo. Y es que hoy no se necesita el millón de dólares que los seguidores de Osama Bin Laden utilizaron para activar el presupuesto de seguridad nacional más costoso de la historia de la humanidad, sino que las tribus sunis enemistadas con las tribus chiitas encuarteladas en Líbano y en Irán, han sido capaces de crear una norma proactiva, viral y sobre todo sumamente contagiosa para ejercer un tipo de terrorismo al alcance de todos. Incluyéndonos a usted y a mi con tan solo 20 dólares.

Y eso es lo que hemos visto en los últimos meses, el uzbeko Sayfullo Habibullaevic Saipov necesitó de tan sólo poco más de 20 dólares para rentar una camioneta de carga y arrollar en la zona oeste de Nueva York a doce personas. Y así era replicado por miles de medios de comunicación, ser mencionando millones de veces en la Redes Sociales, y así crear el mismo terror que las cuatro aeronaves del 11 de septiembre crearon con un presupuesto supremamente mayor.

La respuesta no está en el aire como dijo Joan Báez, la respuesta está al alcance de  sus manos que son las redes sociales y los Teléfonos inteligentes. Porque si en algún momento usted busca alguna de las redes extremistas del mundo musulmán, podrá encontrar los manuales de entrenamiento y  adoctrinaniento de las tácticas más letales del mundo, en la misma plataforma en la que usted  conversa con sus amistades o familiares. Es decir, en Facebook.

Por lo tanto, hacer, crear y sembrar terror hoy en día, resulta más barato que inventar cualquier mecanismo de inteligencia o de defensa, valuados en no menos de un billón de dólares, para hacer vibrar al mundo.

Y entonces ¿en qué gastan los gobiernos las cantidades monstruosas del dinero proveniente del erario para supuestamente prevenir, no solamente el terrorismo sino el crimen organizado? que sale de la palma de esas manos al crear un grupo de trata de blancas desde la comodidad de su hogar.

¿Para qué tantos recursos si hay menos terrorismo en cantidad pero más en percepción según el Global Terrorism Index del Instituto para la Economía y La Paz? O entonces ¿qué es terrorismo? Al tiempo.

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