Un gobierno que ignora a sus niñas, niños y adolescentes no puede construir un presente y futuro.  Foto: Cuartoscuro

Las niñas y niños no votan, pero sí importan

Es indispensable que las niñas, niños y adolescentes formen parte de las agendas públicas y no solo del discurso

En estos tiempos electorales no debemos perder de vista a las niñas, niños y adolescentes, porque ellas y ellos también viven en México y son indispensables.

No se puede construir el presente y futuro de México si no se les escucha, sus voces deben estar al centro de la agenda pública.

¿Y por qué es importante hacerlos partícipes?

Pues porque a ellas y ellos también les afecta lo que sucede en el país. La economía, la inseguridad, la falta de medicamentos, de servicios médicos de calidad, vacunas, escuelas en buenas condiciones, una educación pedagógica, sin filias ni fobias; centros y espacios recreativos sin costo, acceso a la tecnología y mundo digital, entre otros.

No se trata solo de darles becas o apoyos económicos, sino de atender sus necesidades básicas, apoyarlos en su crecimiento físico, emocional, educativo y social.

Es indispensable que las niñas, niños y adolescentes formen parte de las agendas públicas y no solo del discurso. De eso ya han tenido suficiente. Es urgente e imperativo que haya políticas públicas enfocadas en ellas y ellos, más allá de un apoyo económico.

Hoy los frentes a los que la niñez de nuestro país está expuesta son diversos y algunos peligrosos.

Con la tecnología, el acoso digital o ciberbullying, la pornografía infantil y el turismo sexual infantil están en niveles nunca antes vistos; lo mismo que la trata de personas en infantes.

Eso sumado a los feminicidios de niñas y adolescentes, y a la cooptación de menores en las filas del crimen organizado.

La realidad de la infancia mexicana es muy distinta a la de nuestra época, ha cambiado en 180 grados; así como las necesidades y demandas que se deben cubrir para salvaguardar sus derechos y hacer valer su interés superior.

Las niñas, niños y adolescentes no votan, pero sí deben ser considerados, y por desgracia, este mal gobierno los ha ignorado por casi seis años. No son vistos, escuchados, ni considerados, por el contrario, se busca desmantelar todos los programas enfocados en su bienestar.

Como ejemplo está la desaparición de las estancias infantiles y de las Escuelas de Tiempo Completo, así como la falta de vacunas, de medicamentos y de especialistas en hospitales.

Un gobierno que ignora a sus niñas, niños y adolescentes no puede construir un presente y futuro.

Un gobierno al que le son indiferentes las niñas, niños y adolescentes porque no votan, debería ser relegado, porque sin ellas y ellos no se puede hablar de un país mejor.

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