La eterna juventud

Noche. Un pasillo angosto. 

Silencio.

La Piazza San Marco se encuentra inundada, el sonido del ir y venir del agua se vuelve sutil. Fred Ballinger en un impecable tuxedo inicia el cruce de la plancha veneciana y se topa de frente a la Miss Universo en un bikini color carne decorado en cristales. Ambos convergen en el camino estrecho. Silencio. 

Sus pasos como la única atmósfera sonora. Intercambio de miradas. Los cuerpos se rozan de frente. Cada uno sigue su andar de frente. 

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Noche. Un pasillo angosto. 

Silencio.

La Piazza San Marco se encuentra inundada, el sonido del ir y venir del agua se vuelve sutil. Fred Ballinger en un impecable tuxedo inicia el cruce de la plancha veneciana y se topa de frente a la Miss Universo en un bikini color carne decorado en cristales. Ambos convergen en el camino estrecho. Silencio. 

Sus pasos como la única atmósfera sonora. Intercambio de miradas. Los cuerpos se rozan de frente. Cada uno sigue su andar de frente. 

Mientras que la escultural modelo se contonea en su paso lejano, Ballinger se vuelve lento, el agua crece como marea, el hombre entra en pánico, y grita desesperado cuando el caudal le rebasa la cintura.

“¡Melanie, Melanie!”.

Agitado, de traje oscuro con sombrero de lana, Ballinger despierta del sueño, lo rodea la oscuridad nocturna en la inmediación de un resort perdido en los Alpes Suizos y en la calma retorna a la realidad de su retiro como compositor musical. 

Con esta secuencia onírica, Paolo Sorrentino evoca a su compatriota italiano, Federico Fellini, en su película “Youth” (2015) que compitió por la Palma de Oro en Cannes el año pasado y llega a México este fin de semana.

Sin embargo el también director de “La gran belleza” (2013) –que ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera– ha explicado que no ha sido su intención emular al cineasta fallecido en 1993.

A pesar de que el cineasta apenas ronda los 45 años de edad, en sus dos últimas películas ha tomado a personajes que ya se encuentran en senectud, y se muestran con una actitud de misántropo ante la vida.

“Youth” se siente fresca a pesar de hablar del constante duelo personal del personaje de Ballinger, quien es interpretado por Michael Caine, y siempre fue el actor en mente de Sorrentino para hacer el papel.

En este hastío de una vida insípida y con falta de emociones por parte del también conductor de orquesta, le acompaña su hija Lena Ballinger, personificada por Rachel Weisz, quien también es su asistente y soporta los episodios de su padre.

Este retorno de Sorrentino por recurrir a una eterna juventud, es una paráfrasis indirecta hacia Fellini, ya que sus grandes obras como “La Dolce Vita”(1960) y “8 ½” (1963), tienen un halo hacia esta temática.

El tiempo, la pérdida del mismo, la apatía social, lo absurdo que termina siendo la burguesía y la opulencia, son ese espejo que sigue pulido sin hacerse opaco, tanto para los italianos, como para el cine internacional.

Pero, ¿quiénes están dispuestos a explorar la realidad en la ficción? ¿Los cinéfilos van al cine para escapar de la realidad o para enfrentarse a sí mismos en otra latitud imaginativa? ¿Qué podemos aprender de estos mensajes en filme?

El golpe realista de guante blanco de Sorrentino invita a la reflexión, sobretodo porque el ser humano se aferra a seguir desbocando su destino, aunque la historia esté ahí para recordarnos los errores y cambiarlos.

Tal vez en el fondo somos como búfalos que se precipitan hacia el barranco sin motivo aparente.

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