Mientras los clubes mexicanos participaron en la Libertadores, estos mismos pagaron siempre los gastos de traslados y hospedaje para los sudamericanos. Foto: Especial

Ya saben cómo somos, por eso no invitan a la Libertadores

Los mejores resultados de los equipos mexicanos en la Libertadores fueron sendos subcampeonatos, del Cruz Azul, ante Boca Juniors en 2001, y Chivas en 2010

Vientos de cambio llegan a la Federación Mexicana de Futbol (FMF), pero algunas cosas importantes que parecen urgentes llevará tiempo conseguirlas, como es el regreso a la Copa Libertadores de América, de la cual simplemente se retiró la invitación. El nuevo máximo jerarca federativo Juan Carlos Rodríguez afirma que el país regresará a esas lides solo si “invitan bien” a esa Copa. #oSeaCómo

Esta columna se cierra el miércoles 14 de junio de 2023, cuando prosigue el recuento de los daños que desembocaron en el más grande fracaso del futbol azteca en las recientes cuatro décadas con la eliminación del Tri en la ronda de Grupos del Mundial de Qatar 2022. ‘La Bomba’ Rodríguez retoma los pedazos para remendar los hoyos. Da la impresión de que no sabe por dónde iniciará el camino.

De entrada, la internacionalización de los clubes al más alto nivel no es prioridad, se sinceró.

“Queremos participar en condiciones normales; por otro lado, está el balance donde queremos meterle mucho más valor a Leagues Cup. Sucede tiene que haber cambios en calendarios, que ya se empiezan a saludar… Si nos van a invitar, invítenos bien”, comentó Rodríguez.

Los equipos mexicanos participaron ininterrumpidamente a lo largo de 18 años, entre 1998 y 2016, hasta que una reestructura de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) hizo necesaria la evaluación de este convenio que desapareció en 2017 con una ligera remodelación del torneo que a partir de entonces se llama Copa Conmebol Libertadores, y esto trajo calendarios más cerrados de participación para los ‘no conmeboleanos’.

La inclusión de la entidad confederativa organizadora desde el naming quedó como una manifestación de exclusividad inalienable y una lápida a las pretensiones mexicanas de alargar más su estadía en una competición prestigiosa que pertenece a otra jurisdicción.

Condenado siempre a sus condiciones geográficas, los ambiciosos directivos mexicanos han dependido de las gestiones de relaciones diplomáticas con sus colegas de otras confederaciones para tener un nivel competitivo internacional.

Sin embargo, no puede mover un dedo sin el aval de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf) para hacer cualquier cosa fuera de territorio mexicano. Las reglas están dadas y las monedas con toda anticipación. Entonces, ¿es ingenuo tener aspiraciones?

CONDENADOS DESDE LA CUNA

Quizá resulte drástico afirmar que en lo que va del nuevo siglo, la Confederación que ha tenido menos desarrollo de todas en el mundo es la Concacaf. Es cierto que no hay nada destacado en las entidades que agrupa más allá de sus torneos locales, pero es evidente que lo único para elogiar es el nivel organizacional de la Major League Soccer (MLS) estadounidense, que mejora cada vez.

Habrá que admitir: Si México no hubiera logrado meterse con calzador a las copas de la Conmebol, incluida la Copa América de Naciones, difícilmente había logrado lo poco que ostenta en las recientes tres décadas.

Emilio Maurer, ex presidente de la entonces llamada Primera División de 1991 a 1993, con su estilo frontal recuerda cómo logró convencer a los dirigentes de Concacaf para lograr el ingreso a la magna competición: con Rolex.

“Así se obtuvo la Copa América, ir a ella, con relojes para altos mandos de Concacaf y nos dieran permiso de asistir”, expresó.

En Ecuador 1993 inició su aventura en la Copa América, cuando llegó a la Final que perdió por mínima diferencia ante Argentina.

Además, obtuvo otro subcampeonato en Colombia 2001 y el tercer lugar en Venezuela 2007. En Perú 2004 fue cuarto sitio, al igual que en Estados Unidos 2016. El balance final es productivo: En 48 partidos, ganó 19, empató 13 y perdió 16.

Este tema de los relojes de oro como pago a dádivas no es exclusivo de México. Se trata, de hecho, de una costumbre arraigada entre los jugadores de pantalón largo.

Los relojes regalados por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) durante el Congreso de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) previo al Mundial de Brasil 2014 tenían un valor de 25 mil francos suizos (unos 20 mil 700 euros).

La Cámara de Investigación del Comité Ético de la FIFA dio un plazo hasta el 24 de octubre de ese año a varios directivos para devolver los relojes de lujo regalados por la CBF en ese Congreso en junio. La instancia brasileña distribuyó entonces una bolsa que contenía, entre otros objetos, relojes de la marca Parmigiani, uno de sus patrocinadores, a los 28 integrantes del Comité Ejecutivo de la FIFA, a los representantes de los 32 equipos clasificados para el Mundial 2014 y a los 10 miembros de la Conmebol, según el comunicado de la FIFA, que recordó que únicamente permite regalos que tengan “un valor simbólico o módico”.

LAS GESTIONES DE PABLO CAÑEDO WHITE

Desde que México irrumpió en la Copa que lleva el nombre continental, pero solo se juega en el Cono sur, se vio factible que ya no sería tan difícil buscar el roce interclub.

Fue Pablo Cañedo White, ex presidente del Club América, y encargado de asuntos internacionales de la FMF, que cedió la primicia en entrevista exclusiva para quien esto escribe, en ese entonces para el diario Reforma, que realizaba gestiones para el ingreso mexicano al torneo continental más afamado.

“El entusiasmo por la Libertadores existe, creo que lo tenemos todos los presidentes de clubes, es algo por lo que tenemos que luchar a través de la Federación, hacia Conmebol.

“He tenido, personalmente, contactos con varios presidentes de clubes en Sudamérica, los cuales estarían conformes de que entráramos”, comentó en ese momento el hijo menor de Guillermo Cañedo de la Bárcena, personaje directivo ilustre quien logró que el país tuviera la sede de los Mundiales de Futbol absolutos en 1970 y 1986.

Cañedo dijo que como idea propia, que no ha platicado con la Federación, propondría un buen proyecto de financiamiento que fuera atractivo para los clubes sudamericanos.

“Hay algo que a la gente no le gusta, pero la comercialización tiene que ser básica, no sólo en el futbol sino en todos los deportes en el mundo. Hay veces que no nos gusta, pero es así. Todos los deportes han crecido gracias a ella.

“Un punto importante es que tendríamos que buscar alguien que nos ayudara un poco a financiar todos esos gastos, que es algo de lo que siempre Sudamérica ha estado en contra”, expuso Cañedo en dicha entrevista.

El proceso fue muy enredado, pero efectivo. Se estableció que para asistir al súper torneo libertario tendría que realizarse una Copa Pre-Libertadores para que los clubes mexicanos se eliminaran con los venezolanos –sí, lamentablemente ese país es la eterna ‘Cenicienta’ de Sudamérica–.

Luego, vino el colmo de una clasificación previa a la Pre-Libertadores, para definir qué equipos mexicanos asistirían a esa precuela. Así, nació la Pre-Pre-Libertadores. #JoJoJo

También se acordó como parte de otro intercambio la realización del torneo Merconorte para homologar al de Mercosur y participar en la Copa Sudamericana, que ganaría el Pachuca en 2006, al vencer al Colo Colo chileno, por lo que pudo jugar la Recopa Sudamericana 2007, que obtuvo el Internacional de Portoalegre.

Los mejores resultados de los equipos mexicanos en la Libertadores fueron sendos subcampeonatos, del Cruz Azul, ante Boca Juniors en 2001, y Chivas en 2010, al caer contra la mencionada entidad brasileña.

EL QUE PAGA, MANDA, PERO CON FAIR PLAY

Es obvio que una invitación como pretende Rodríguez no llegará, por lo menos en muchos años. La crisis económica post-Covid juega aún más en contra en el Cono Sur del Continente. Mientras los clubes mexicanos participaron en la Libertadores, estos mismos pagaron siempre los gastos de traslados y hospedaje para los sudamericanos. Esto no va a cambiar, pero habría que sopesar si ese precio vale la pena para no perder el desarrollo y presencia de marca obtenidos por jugar en el más alto nivel competitivo.

El mejor ejemplo lo da Estados Unidos al levantar la mano y albergar una edición especial más de la Copa América en 2024 absorbiendo todos los gastos. No habrá otra forma de regresar a las lides superiores si no es pagando el derecho de un piso ajeno. Algo que nunca cambiará. Aparentemente, vale la pena. #Lógico

Fuentes externas: Notas del autor en Grupo Reforma y sus columnas en Forbes.com.mx, el Heraldo de México y Fan Datos de CID Consultoría

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