Celuloide: El hombre que ríe

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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A principios del 2000, cuando el cineasta Darren Aronofsky propuso a Warner Bros hacer una versión alterna del hombre murciélago, adaptando de manera libre el comic Batman: year one, junto al escritor de la historieta Frank Milller, el director se fue sin límites y tomó todas las licencias posibles que quiso para reinventar al alter ego de Bruce Wayne.

El resultado fue el despido de Aronofsky y Miller del proyecto por atreverse a sugerir que podrían hacer una película para adultos acerca de Batman, además de que el origen era completamente discorde a la historieta: después del asesinato de los Wayne, Bruce se queda literalmente en la calle y sin la fortuna familiar; encuentra a un afroamericano llamado Big Al, quien lo protege, y para aprender artes marciales, lo único que puede hacer es estudiarlas de los libros.

Cuando Aronofsky dejó el proyecto en 2002, la casa productora tomó otro enfoque, y tres años después llegó la cinta que todos conocemos de parte de Christopher Nolan, Batman inicia (2005) en la que prácticamente se descartó todo lo propuesto por los anteriores realizadores.

Casi 20 años tuvieron que transcurrir para que, a prueba y error, DC Comics se arriesgara al fin e hiciera una película sin prejuicios, sin una lupa que escudriñara a la perfección a un personaje de novela gráfica y Todd Phillips fue el encargado de visionar este cambio radical de 180 grados.

Guasón bien podría llamarse El payaso, tomar el universo de DC es meramente un pretexto, porque lo que construyó Phillips con la actuación de Joaquin Phoenix es una película de búsqueda artística, que deparará en un éxito comercial, con la gran ventaja de que empieza a coronarse en premiaciones y aspira ampliamente para llegar a los Oscar.

DC nos debía a los fanáticos y cineastas esta creatividad desde hace décadas, que fue tan simple como mostrar a una persona turbada con su entorno, y que esto le lleva a adentrarse hasta los límites de la locura.

Como si fuera una tos incontrolable, un tic nervioso, un hipo imparable, la risa llega a Arthur Fleck (Phoenix) en momentos inesperados, y no se detiene ante nada, lo que causa escozor a las personas a su alrededor es que este hombre ríe es un paria ante la sociedad, por cuestionar su exacerbada violencia, su falta de empatía con sus emociones, el mundo caótico que se torna cada vez más irresuelto.

Ninguna casualidad es que tanto Aronofsky, como Phillips tomaron como inspiración Taxi Driver (1976), que habla de estos temas, y que el director de Guasón también usó como referencia la cinta El hombre que ríe (1928), que ha marcado siempre la creación de la antítesis de Batman.

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