André-Pierre Gignac fue criticado por la fuerte barrida a un joven canterano durante un entrenamiento de Tigres. Foto: Cuartoscuro

Así no, André-Pierre; así no es

Acciones como la del video donde Gignac duramente se barre sobre un canterano Tigre reflejan la frustración por ver que el equipo está lejos de ser una mejor versión... y no se ve quién de sus compañeros pudiera hacer que cambie la situación

Como todo en la vida, hay un antes y después; inicio y final… nada ni nadie es eterno, ya ni decir indispensable.

Días atrás me tocó presenciar un video en donde el gran André-Pierre Gignac se barría de manera artera sobre un canterano de Tigres en un intento (burdo) por despojarle del balón. Si esto no fuera suficiente ni siquiera hubo un gesto de disculpa para el chamaco.

Pero lejos de querer crucificar todavía más al internacional francés me quedé pensando en un detalle. Reacciones como esas son producto de una desesperación, frustración, impotencia, etcétera. Ojito, que lo que menos quiero es justificarlo, pero estoy tratando de encontrarle todas las aristas posibles al hecho.

André es un tipo competitivo, sumamente ambicioso deportivamente hablando. Y Tigres no anda y está lejos “de andar”. A eso habrá que agregarle que el “padre tiempo” ya cobra factura con alto precio.

Porque a Gignac, el tiempo como jugador en activo se le está acortando a una velocidad tipo Mach-3, y acciones como la vista días atrás reflejan esa frustración por ver que el equipo está lejísimos de una mejor versión, y no se ve quién pudiera de sus compañeros hacer que cambie la situación.

Pero también seamos honestos. Tampoco es como para ir y casi quebrar a un compañero de profesión, y menos uno que apenas va empezando.

Si la intención del galo era el “encender” al resto de sus compañeros en “pos” de una reacción para salvar el semestre, entonces ¿por qué no ir a meterle la patadita a otro “galletón”? Claro, el tipo no es tonto.

Me acordé, en mis tiempos como reportero, presenciar incontables entrenamientos del Monterrey de Humberto “Chupete” Suazo.

El goleador chileno gustaba acercarse con los juveniles. De hecho, el andino pasaba más tiempo con los de inferiores que con los mismos compañeros del equipo absoluto. Su argumento era simple: “quiero guiarlos, que aprendan de uno”.

Nunca lo ví tirarle una patada a un jovencito, ni siquiera en los momentos más complicados que llegó a pasar el equipo mientras él estuvo en sus filas. Digo, nada más me vino a la mente ese curioso recuerdo.

Por lo pronto, espero que lo sucedido con APG10 tenga el impacto deseado por él mismo y que sus compañeros reaccionen. Están tan a tiempo como tarde de hacerlo… y eso incluye a su novel entrenador cuyo “crédito” ahora se encuentra en números rojos.

 

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