A un equipo como Tigres no puedes darlo por muerto cada que entra a una Liguilla. Foto: Cuartoscuro/Fernando Carranza

Apuesta cobrada a lo Tigre… ¡Salud, Campeones!

Tigres tiene un ADN que provoca que sus jugadores saquen fuerza de donde no las hay para revertir tormentas y convertirlas en campeonatos

Cobramos la apuesta. Pero, tranquilos, este no es un espacio “mamador” en donde se le restriega al lector con los “se los dije”. No. Simplemente es tratar de desmenuzar el por qué creí que Tigres iba a finalizar el semestre con la octava ‘estrella’.

A un equipo como “La U” no puedes darlo por muerto cada que entra a una Liguilla, independientemente de cómo lo haga, así sea “por la puerta grande” o “por la de atrás” -como fue este el caso. Equipos así les debes tener respeto, muchísimo en verdad… y quizá hasta un poco de miedo.

¿No me cree el tema del miedo? Pregúntele qué piensan ahora Víctor Vucetich y Veljko Paunovic después de sus respectivas experiencias con el mismo rival en las Semifinales y la Final.

El Campeonato es muestra fiel que a Tigres debes enfrentarlo con fuerza y sin bajar las revoluciones un solo instante. Los miedos se vencen haciéndoles frente. Y los rivales en la Liguilla pecaron de más.

Pero eso no quita, ni mucho menos el logro de la UANL. Por el contrario, es para hacerlo todavía más mayúsculo.

Porque ellos realmente no tuvieron miedo al éxito. Por el contrario, sabían que el entorno los daba por muertos. La bandera de “mucho qué ganar y nada qué perder” la izaron desde el mástil más alto.

Así se intimidó a quienes les hicieron frente.

A eso agréguele el famoso “ADN Tigre”, ese mismo que obliga al equipo a sacar fuerzas de donde no las hay para darle vuelta a batallas que parecían perdidas y convertirlas en nuevas y armoniosas odas a la victoria.

Y ahí está el ejemplo de Francisco Sebastián Córdova. Después del arranque del semestre en donde estaba “borrado” por Diego Cocca, el “Chamaco” resurgió como un bello Ave Fénix para echarse el equipo al hombro, anotar goles clave y ser así un sorpresivo arquitecto del octavo título felino en la Primera División Mexicana.

Tigres es un justo Campeón; un monarca que vino a mostrar al futbol mexicano deseoso de verle caer, que está más vivo que nunca, con todo y sus “viejitos”.

No pretendo subirme al barquito. Pero sí quiero hacer extensiva la felicitación a aquellos que no dejaron de creer aún y cuando la eliminación en Concacaf presagiaba un final funesto para el Clausura 2023.

Porque esos que creyeron también reflejan lo que es el “ADN Tigre”, ese que provoca saques fuerzas de donde aparentaba no había para convertir tormentas en apacibles lluvias veraniegas.

¡SALUD, CAMPEONES!

PD: Víctor Vucetich ahorita medita en Cancún cómo fue que lo eliminó el Campeón… y todo mientras Fernando Ortiz medita cómo lo eliminó el Subcampeón al tiempo que asumiría la vacante que dejó el que hoy medita en el Caribe mexicano.

 

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