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Sin señales de vida

Cuando el presidente de Estados Unidos cancela parte de su viaje a Asia –planeado con mucha anticipación– para intentar deshacer el nudo legislativo que tiene paralizado al gobierno, la situación es crítica.

Barack Obama tuvo que tachar de su lista las visitas a Filipinas y Malasia de su próxima gira por sudeste asiático con la finalidad de sentarse a dialogar con los “peces gordos” republicanos y demócratas.

El mandatario estadounidense se dijo ‘exasperado’ por una cierre gubernamental que no ‘debía ocurrir’
John Boehner dijo que, después de reunirse con Obama, el presidente reiteró ‘que no va a cooperar’
"La pocilga que es Washington salpica lodo a un montón de gente y la pregunta es, ¿qué vas hacer para avanzar?”
Jason ChaffetzCongresista republicano y miembro del Tea Party
http://www.youtube.com/watch?v=4KYJi8TkqFc

Cuando el presidente de Estados Unidos cancela parte de su viaje a Asia –planeado con mucha anticipación– para intentar deshacer el nudo legislativo que tiene paralizado al gobierno, la situación es crítica.

Barack Obama tuvo que tachar de su lista las visitas a Filipinas y Malasia de su próxima gira por sudeste asiático con la finalidad de sentarse a dialogar con los “peces gordos” republicanos y demócratas.

De acuerdo a un comunicado de la Casa Blanca, el mandatario llamó a reunirse a los responsables de esta disputa: el líder de la Cámara de Representantes, el republicano John A. Boehner; el líder de la minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi; el líder de la mayoría liberal en el Senado Harry Reid; y el líder de la minoría conservadora en la Cámara Alta Mitch McConnell.

El resultado de la cita de último minuto fue negativo.

Gran parte del funcionamiento del gobierno quedó en suspenso desde las primeras horas de este martes, lo que arruinó planes vacacionales de algunos y propició la caída en las visitas de clientes a empresas y negocios, incluso ralentizó las labores de inteligencia norteamericana.

Este marasmo político se debe a la disputa derivada de los esfuerzos republicanos de bloquear o posponer la aplicación de la ley de salud universal propuesta por Obama y apodada Obamacare.

Muchos sitios de Internet de oficinas del gobierno advertían el paro de actividades por la controversia presupuestal.

La misma página Web de la Casa Blanca enfatizaba el hecho de que muchos datos no serían actualizados hasta que no acabe el denominado “shutdown” (cierre). 

Entre los mensajes que datan desde antes de la medianoche del 30 de septiembre, fecha en la que se venció el plazo para definir el presupuesto, el sitio despliega un gráfico en el que acusa a los republicanos del Congreso de la actual situación.

Según la administración de Obama, una semana de parálisis costará 10 mil millones de dólares a la economía estadounidense.

Se perderán fondos de los servicios de comidas que alimentan a 2.5 millones de ancianos, además de que los beneficios para los veteranos de guerra como compensaciones, pensiones y concesiones educativas se verán reducidos.

Toda estos efectos de la carestía se suman a los miles de trabajadores federales que estarán en unas “vacaciones” obligadas sin goce de sueldo.

No hay tregua

A pesar de que los intentos de Obama por acercar a las partes en conflicto a dialogar sus diferencias, él mismo incluido, el cierre de gobierno parece que se alargará por tiempo indefinido.

Los demócratas han estado presionado para que se realicen las negociaciones sobre el presupuesto si los republicanos de la Cámara aprobaban la ley de gastos.

Harry Reid propuso que se cabildee la aprobación de una resolución presupuestaria que pueda servir como un modelo para una futura ley de presupuesto.

No obstante, los republicanos piden que se retrase la aplicación del Obamacare, programa que obliga a que las personas compren un seguro médico, a condición de que se apruebe las partidas presupuestales y el gobierno vuelva a operar.

Parte de la actitud reticente de Barack Obama de cortar, modificar, retrasar o desechar el Obamacare se debe a que este es uno de los proyectos insignia de su administración.

Los líderes republicanos de la Cámara anunciaron un plan para aprobar cinco proyectos de ley para permitir la financiación de sectores del gobierno que son muy populares, como los parques nacionales, el procesamiento de reclamos de parte de los veteranos de guerra, el pago de los funcionarios del gobierno en Washington, la investigación médica, y para pagar los salarios de los miembros de la Guardia Nacional.

La Casa Blanca dijo que vetaría inmediatamente esas leyes, ya que no le parecía aceptable permitir que el gobierno funcione de manera fragmentada.

“En vez de permitir el funcionamiento de algunos sectores del gobierno, la Cámara de Representantes debe permitir que todo el gobierno lo haga”, dijo la Casa Blanca en una declaración oficial.

Los demócratas en el Congreso dijeron que era injusto elegir entre los empleados federales quién devengaría, o no, un salario sin garantía de que reciban su pago y hablaron de los efectos que la paralización parcial del gobierno ha tenido en el país y la economía.

El representante republicano, Jason Chaffetz, uno de los congresistas favoritos del movimiento ultraconservador Tea Party, dijo que no ofrecerán solución alguna hasta que Obama y los demócratas que controlan el Senado estén de acuerdo en discutir el impacto de la reforma de salud.

“La pocilga que es Washington salpica barro a un montón de gente y la pregunta es, ¿qué vas hacer para avanzar?”, dijo Chaffetz al programa “This Morning”, de la cadena CBS.

Incluso las agencias de espionaje sintieron los efectos de la paralización. 

El Director Nacional de Inteligencia, James Cappler, dijo al Congreso que aproximadamente el 70 por ciento de la fuerza de trabajo, incluyendo la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), fueron cesados temporalmente y están tratando de mantener a suficientes agentes para proteger al país de posibles amenazas. 

Los estadounidenses volcaron en Facebook y Twitter su ira contra el Congreso, llamando “estúpidos” o “idiotas” a los legisladores. Algunos culparon a los republicanos mientras que otros a Obama o a los demócratas “que gasta nuestros dólares como adictos al crack”.

El último apagón gubernamental duró 21 días y data de la presidencia de Bill Clinton. ¿Cuánto tiempo más transcurrirá hasta que termine esta disputa entre los políticos del Capitolio?

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