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¿Por qué terminó el Carnaval?

Con una economía en bonanza, el Mundial en puerta y la promesa de realizar las primeras Olimpiadas de Sudamérica, hace seis años era difícil pensar que Brasil viviría hoy una de las crisis políticas más agudas de su historia reciente.

Al menos un millón y medio de brasileños salieron este domingo a las calles para protestar contra la corrupción, la recesión y el gobierno de la recién reelecta presidenta Dilma Rousseff. 

Con una economía en bonanza, el Mundial en puerta y la promesa de realizar las primeras Olimpiadas de Sudamérica, hace seis años era difícil pensar que Brasil viviría hoy una de las crisis políticas más agudas de su historia reciente.

Al menos un millón y medio de brasileños salieron este domingo a las calles para protestar contra la corrupción, la recesión y el gobierno de la recién reelecta presidenta Dilma Rousseff. 

“¿Cuándo se torció Brasil?”, cuestionó El País en un artículo de opinión, “en solo seis años, el gigante suramericano ha pasado de una edad dorada a la cruda realidad”.

1. Corrupción petrobras

La petrolera estatal de Brasil era el símbolo del crecimiento económico del país, pero ahora es el ícono de los problemas de corrupción.

El año pasado se descubrió una red de sobornos en la que participaron funcionarios públicos y privados que desviaron cerca de cuatro mil millones de dólares en la última década, según un comunicado de la policía.

A principios de este mes, el procurador de justicia entregó una lista que involucra a más de 50 políticos, entre los que destacan, 13 senadores, 22 diputados y dos gobernadores, la mayoría del Partido del Trabajo (PT), en el que milita Dilma.

Ayer las autoridades brasileñas arrestaron a Renato Duque, exdirector de Petrobras, luego de que fueron descubiertas millonarias transferencias a sus cuentas.

2. Elecciones polarizantes

Analistas perciben que los brasileños todavía no se recuperan de las elecciones presidenciales del 2014, cuando se obtuvo el resultado más reñido desde que terminó la dictadura en 1985. 

En la segunda vuelta electoral, Dilma Rousseff venció con 51.6 por ciento de los votos a Aécio Neves, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), que obtuvo el 48. 3 por ciento de los sufragios.

Ahora, los opositores de Dilma están aprovechando la crisis de corrupción para cuestionar la legitimidad de la mandataria. 

“Dilma afronta en las calles una ‘tercera vuelta’ de las elecciones”, publicó El Mundo al respecto. 

3. Guerra de protestas

Brasil es escenario de intensas marchas desde el 2013, cuando los brasileños salieron a las calles para condenar el despilfarro de recursos públicos en el Mundial y exigir mejores servicios públicos, educación y salud.

Con aun más fuerza, al menos un millón y medio de brasileños salieron a las calles para exigir que se consigne a todos los culpables de la corrupción en Petrobras. 

Además, a principios de mes, miles protestaron con cacerolazos durante un discurso público de Rousseff para exigir la impugnación (impeachment) de la mandataria, que se le separe del cargo y que se inicie una investigación judicial en su contra por el caso de Petrobras. 

En reacción, algunos simpatizantes de Dilma han realizado manifestaciones a favor de la presidenta, pero menos numerosas.

4. Recesión económica

Cuando Luiz Inácio Lula da Silva era presidente, del 2003 al 2010, la economía de Brasil creció un promedio de 4 por ciento anual e incluso experimentó un crecimiento de 7.5 por ciento en el 2010.

Con el anuncio que sería la sede del Mundial del 2014 y las Olimpiadas del 2016, el país se consolidó como la economía más prometedora de América Latina y el gobierno prometió un mayor crecimiento.

Pero hoy la realidad es distinta, pues los analistas acusan que la organización de ambos eventos deportivos ha traído más pérdidas que ganancias.

El Banco Central predice que este año la economía brasileña se va a contraer en un 0.66 por ciento y la inflación incrementará un 7.7 por ciento.   

El escándalo de Petrobras ha golpeado de forma negativa a la bolsa y la inversión  extranjera, además de que el tipo de cambio ha caído a niveles mínimos de 12 años, con 3.23 reales por cada dólar. 

5. Las promesas de Dilma

Aunque a principios de mes la presidenta se mostró desafiante al asegurar que no puede realizarse “una tercera vuelta electoral”, el gobierno brasileño ahora promete nuevas medidas contra la corrupción. 

El ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, anunció ayer que Dilma presentará en los próximos días un paquete de medidas para combatir la corrupción.

“El gobierno está atento y dispuesto, como siempre estuvo, a escuchar la voz de las calles”, afirmó Cardozo en una rueda de prensa.

“Por esto el gobierno anunciará en los próximos días un conjunto de medidas de combate a la corrupción y a la impunidad. Estamos abiertos a escuchar propuestas, tanto de los que defienden al gobierno como de los que lo critican”.

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