Japón informa que seguirá con la caza de ballenas en aguas de la Antártica

Según la prensa nipona, el año pasado la flota pesquera japonesa capturó 177 ballenas en el Océano Pacífico, frente a la costa noreste del archipiélago

El Primer Ministro de Japón, Shinzo Abe, aseguró este miércoles que su país no penalizará la caza de ballenas en aguas de la Antártica y que, contrario a las recomendaciones de la Corte Internacional de Justicia, reanudará su pesca con fines comerciales.

El político japonés defendió frente al parlamento de su país la caza “científica” de las ballenas y se declaró a favor de continuar con el uso tradicional que se da en Japón a la carne, grasa y barbas de este mamífero acuático.

“Tomaremos todas las oportunidades que puedan llevar a la reanudación de la caza comercial de la ballena, incluidas aquellas que pudieran presentarse en la reunión de septiembre en la Comisión ballenera internacional”, dijo.

Asimismo se informó que se esta estudiando reemplazar el barco ballenero con el que Japón lleva a cabo investigaciones de índole científica por uno más veloz, esto para evitar que los activistas intentan frenar esta actividad.

Por su parte la Agencia de Pesca del país asiático pidió la asignación de 100 millones de yens (914 mil dólares) del presupuesto nacional para llevar a cabo un estudio en el futuro sobre la pesca comercial, informó la agencia de noticias AFP.

Japón y la caza de ballenas

Existe una verdad que no se puede negar: La caza de ballenas es una actividad que se ha realizado durante siglos y es una faena que forma parte de la cultura japonesa. 

Sin embargo, después de la segunda Guerra Mundial la carne de ballena se convirtió en la principal fuente de carne de Japón. En 1964, la nación nipona mató a más de 24 mil de estos mamíferos.

Durante los últimos años, Japón justificó la caza de ballenas con fines científicos.

Por esta razón en 2014 la Corte internacional de Justicia ordenó a Japón poner fin a sus campañas de caza regulares en las aguas de la Antártica, ya que no había una base científica para el programa de “investigación letal”.

Todo parece indicar que estas recomendaciones serán ignoradas.

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