Para que el objetivo de Lula da Silva llegue a cumplirse, no debe perder de vista el trabajo que los ministerios harán para Hambre Cero. Foto: Especial

Dos décadas después de lanzar Hambre Cero, Lula da Silva renueva el programa que convirtió a Brasil en referente mundial

Durante su tercer mandato el izquierdista intentará sacar por segunda vez a su país del Mapa del Hambre de la ONU

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, volvió a presentar Hambre Cero, su programa estrella en 2003, cuando asumió por primera vez la presidencia.

En ese entonces, de acuerdo con datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), 46.6 por ciento de las familias brasileñas afirmaban tener dificultades para obtener los alimentos suficientes, y para un 13.8 por ciento de ellas, la dificultad era frecuente.

Con Hambre Cero, en 2014 Brasil llegó a salir del Mapa del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), convirtiendo al programa de Lula da Silva en un referente mundial.

Cuando Marcelo Cardona, viceministro de Desarrollo Social y Lucha contra el Hambre de Brasil, fue a recibir la conmemoración de la ONU en nombre del presidente, dejó en claro que el resultado de su país no era ninguna casualidad, sino fruto “del gran esfuerzo y de una decisión política del gobierno brasileño que invirtió en los más pobres a través de políticas que contribuyeron a la reducción del hambre”.

Dentro de Hambre Cero la administración incluyó planes como Bolsa Familiar, a la cual podían acceder familias con ingresos mensuales por debajo de los 77 reales (aproximadamente 265 pesos mexicanos) para recibir apoyos financieros por parte del gobierno.

Así también, estaba el Programa de Garantía de la Cosecha, con el que se compensaban monetariamente a hasta 62 mil agricultores de 11 municipios del norte del país debido a las pérdidas ocasionadas por la sequía.

Entre otras cosas, el plan federal también incluía brindarles apoyo alimenticio a estudiantes indígenas de mil 711 escuelas del país.

Lula da Silva presentó su programa en el mismo estado donde lo hizo en 2003

Lula da Silva dio a conocer que una nueva versión de Hambre Cero regresaría a Brasil desde el estado de Piauí, al norte del Estado, donde hace dos décadas lo hizo por primera vez.

Allí, donde firmó su autorización para echar a andar el proyecto, el presidente declaró que Hambre Cero era especial para él porque combatir a la hambruna era su propósito de vida y profesión de fe.

“No hay nada más sagrado que una madre que sienta a su familia alrededor de una mesa y pueda servir comida abundante todos los días. Con eso la gente ya no se enfermará, podrá trabajar. Eso es lo que Hambre Cero quiere garantizarle al pueblo”, declaró el izquierdista.

Fue en Piauí donde Lula da Silva también arrasó con la mayoría de los votos el 2 de octubre pasado, cuando se oficializaron los resultados de las elecciones presidenciales.

De acuerdo con datos del Tribunal Superior Electoral (TSE), mientras que el representante del Partido del Trabajo (PT) obtuvo en el estado norte el 74.25 por ciento de los votos, Jair Bolsonaro 19.90.

Las mujeres y los afrodescendientes son actualmente quienes más pobreza viven en Brasil, lo que representaría un reto para el presidente y su renovado plan

Tras concretar el regreso de Hambre Cero, el gobierno podría llegar a duplicar el trabajo que hizo hace 20 años debido al contexto actual.

A pesar de que con el programa Brasil salió del Mapa del Hambre de Naciones Unidas, la nación volvió a la lista de países con más carencias alimenticias en el mundo años más tarde.

Para 2021, 19 millones de brasileños estaban pasando hambre, según la Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia de la COVID-19 en Brasil, siendo las mujeres y los afroamericanos los más afectados.

De acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), tanto en 2019 como en 2021 las mujeres registraron una tasa de pobreza más alta que los hombres con 20.5 y 25.2 por ciento respectivamente, mientras que el género opuesto 19.8 y 23.5.

Por su parte, en 2021 el 72.7 por ciento de los afrodescendientes se encontraron en pobreza, según informó la organización ChildFund Brasil.

Ante ese panorama poco favorecedor para el presidente Lula da Silva, la doctora Alba Gabriela Cabriada, internacionalista y docente de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, opina que aún no es tiempo para confirmar un fracaso o una victoria del programa Hambre Cero.

“Es muy presuroso decir que sí le va a resultar (al presidente) lo que intenta hacer con este programa, porque pudiesen presentarse escenarios difíciles que podrían darle incertidumbre al plan”, asegura.

Desde su punto de vista, para que el objetivo de Lula da Silva llegue a cumplirse, no debe perder de vista el trabajo que los ministerios hará para Hambre Cero, debido a que al nuevo plan están integradas 24 de las 37 dependencias gubernamentales.

Asimismo, la doctora resalta la decisión del mandatario de implementar al nuevo programa un incentivo a los productores de alimentos que trabajen de manera medioambientalmente sostenible.

“Otro de los puntos a destacar de este programa es la implementación de las plataformas digitales como una herramienta para garantizar transparencia luego de que Lula da Silva ya se enfrentó a un tema de presunta corrupción”, añade la doctora.

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