El Beijing LGBT Center era una organización extranjera, por lo que no requería de ayuda económica del gobierno comunista. Foto: Especial

Cierra Beijing LGBT Center, el respaldo de la comunidad en China

Con el cierre de la organización, la población china homosexual se quedó sin la orientación social, cultural y política que recibía para defender sus derechos en un país donde el conservadurismo sigue presente

China cerró un centro de apoyo para la comunidad LGBT+, quitándole un respaldo a los integrantes de la misma.

Aunque no se dieron detalles del porqué su clausura, el Beijing LGBT Center dejó de dar sus servicios en la capital china el pasado miércoles.

“Debido a fuerzas fuera de nuestro control, anunciamos lamentablemente que el Centro LGBT de Beijing dejó de funcionar”, informó el órgano a través de la plataforma WeChat.

Entre otras cosas, Beijing LGBT Center buscaba satisfacer las necesidades sociales, culturales, de salud y de defensa política a los miembros de la comunidad.

A diferencia de países como Estados Unidos, de donde se origina el Beijing LGBT Center, en China los derechos de los integrantes de la comunidad LGBT+ son más limitados política y socialmente.

La panorama en China

Aunque en 2001 la homosexualidad fue eliminada de la lista oficial de trastornos mentales definida por la Sociedad China de Psiquiatría, algunos libros de texto vigentes en el gigante asiático sugieren que debe tratarse mediante terapia de conversión.

En lo que respecta al matrimonio, sigue sin ser reconocido legalmente tanto en Hong Kong como en China continental. A pesar de ese panorama desalentador, cada día más personas en el país se familiarizan con la comunidad.

En 2017, el sociólogo y defensor LGBT+, Pan Suiming, publicó en la investigación “Gay o no: las actitudes cambiantes de China hacia la homosexualidad”, que mientras en 2006 el 52.2 por ciento de sus encuestados no estaba de acuerdo con que los homosexuales deberían ser completamente iguales a otras personas, en 2015 ese porcentaje cayó a 28.3 por ciento.

Asimismo, según Suiming, en el 2000 el 1.3 por ciento de los encuestados afirmó tener un fuerte deseo de tener relaciones sexuales con alguien del mismo sexo; un rango que subió a 5.1 por ciento en 2015.

Es a las personas de origen chino que se sienten identificadas con la comunidad y a las generaciones venideras a quienes se les debe respaldar desde su país de origen con programas o centros como lo fue el Beijing LGBT Center.

De acuerdo con el informe “Beijing LGBTI in China” que el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas publicó en 2017, aunque más personas en el gigante asiático están eligiendo hablar con sus familiares cercanos sobre sus preferencias sexuales, aún no más del 15 por ciento “tiene el coraje” de hacerlo.

“Lo más sorprendente es que el lugar de trabajo sigue siendo el último lugar donde las personas LGBT chinas se sienten cómodas viviendo abiertamente”, arroja el documento.

Sin esperanzas de apoyo

A pesar de que el Beijing LGBT Center era una organización extranjera, por lo que no requería de ayuda económica del gobierno comunista, es probable que se haya dificultado la entrega de sus recursos económicos para seguir con sus actividades.

“Las comunidades LGBT necesitan no sólo el respaldo de seguidores y de gente entusiasta, sino de financiación y en China se pueden dar trabas para que las organizaciones no reciban ayuda económica del extranjero”, dice la doctora Radina Dimitrova, colaboradora académica del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA) de la UNAM.

De acuerdo con la también docente de la Licenciatura en Traducción chino-español de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT), los obstáculos para que las personas homosexuales reciban la atención que merecen al interior del gigante asiático es muy difícil de lograr porque desde las últimas monarquías las ideologías conservadoras se reforzaron.

Para ella, integrantes de la comunidad LGBT+ en China algunas veces prefieren salir de su país para tener la vida que desean, pues al interior de su nación pueden enfrentarse con repercusiones personales e incluso arrestos sin previo aviso.

“Sabiendo que desde el extranjero es difícil apoyar a la comunidad, desde el interior lo es aún más (…) Lo que se puede hacer es entrevistarlos, darles voz, pero si deben viajar fuera de su país para dar una conferencia sobre el tema es probable que ni siquiera les permitan el viaje”, dice.

En entrevista, la egresada del Doctorado con especialidad en China del Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México, afirma que aunque existiera un punto en contra del Partido Comunista por el trato que se le da a la comunidad LGBT+, no sería relevante para perjudicarlo.

La docente explica que es debido a la consolidación que tiene el grupo político que los asuntos con la comunidad no podrían causarle ninguna influencia dentro del país o en el exterior a en lo que respecta a su imagen internacional.

“Tal vez hoy en día haya mayor tolerancia, pero preocupación sobre sus derechos o lo que necesitan, no, no creo. Quienes podrían tener más respaldo y darle un punto negativo al gobierno son las comunidades étnicas”, afirma la doctora.

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