Chalecos amarillos, nuevo símbolo de protesta

Los franceses que se autodenominan chalecos amarillos salen a las calles por tercera semana consecutiva para manifestarse en contra de la política tributaria de Emmanuel Macron. La solución del conflicto parece lejana por la falta de un líder entre los inconformes y el apoyo que reciben de fuerzas políticas de oposición

Un movimiento que se autodenomina chalecos amarillos se enfrenta al gobierno del presidente Emmanuel Macron por tercera semana consecutiva. Los medios de comunicación publican imágenes de los destrozos provocados por esta nueva ola de inconformidad ciudadana, sin embargo, pocos explican quiénes son las personas que toman las calles de París y la provincia francesa y por qué lo hacen.

A diferencia de otras protestas, el movimiento de los chalecos amarillos no es dirigido por sindicatos ni partidos políticos. Fue convocado por redes sociales y lo integran ciudadanos que están en contra de la iniciativa de Macron que pretende incrementar el precio del combustible a partir del 1 de enero de 2019 y así disminuir su consumo con la intención de proteger al medio ambiente.

Sin embargo, la demanda inicial evoluciona y ahora los manifestantes también exigen aumento del salario mínimo, revertir los recortes de impuestos de Macron para la clase alta y su programa económico favorable a los negocios. Algunos incluso piden que el parlamento se disuelva y el presidente renuncie

“Aunque el punto que disparó las protestas es la subida de precios, las manifestaciones reflejan un sentimiento de descontento ante Macron como un presidente que defiende intereses de las élites”, explica Marta Ochman, doctora en ciencias sociales.

La también profesora comenta que las protestas son impulsadas por un descontento social provocado porque Macron prometió durante su campaña que iba a ser un político diferente y defender los intereses de los ciudadanos, sin embargo, ahora es percibido por los franceses como cualquier otro integrante de un partido tradicional.

En este sentido, la popularidad de Macron ahora se encuentra en su nivel más bajo desde que llegó a la presidencia de Francia. El mandatario sólo cuenta con la confianza del 26 por ciento de los franceses, de acuerdo con los sondeos realizados por la empresa de investigación Kantar TNS. Cuando inició su gobierno, el líder francés tenía la aprobación de un 57 por ciento de los encuestados.

Por otra parte, el movimiento que protesta contra Macron se denomina gilets jaunes (chalecos amarillos) porque los manifestantes usan las prendas fosforescentes que debe utilizar todo automovilista en Francia en caso de un incidente.

Los manifestantes en gran parte provienen de ciudades de la provincia y áreas rurales de toda Francia. Todos los inconformes con el precio del combustible dicen que sus bajos ingresos no les permiten llegar a fin de mes y cubrir sus gastos.

La doctora Ochman confirma que la iniciativa afecta sobre todo a las personas que viven en provincia y es por eso que en estas zonas comenzaron las protestas.

La especialista añade que en las grandes ciudades francesas las personas usan el transporte público como el metro o autobuses, sin embargo, los franceses que residen en comunidades de la provincia usan más el automóvil porque las distancias son más largas; la gente se desplaza entre pequeñas localidades para ir al trabajo o a la escuela.

“Las protestas surgen sobre todo en provincia donde las personas perciben que la medida elevará mucho el gasto familiar”, dice Ochman.

La doctora agrega que en las últimas dos semanas se sumaron al movimiento grupos radicales de izquierda y derecha, colectivos anarquistas e incluso grupos monárquicos. Estas agrupaciones son las que provocan los disturbios violentos, de acuerdo con las autoridades francesas

“Es un movimiento híbrido sin un liderazgo claro y eso para el gobierno es un riesgo fuerte porque puede aumentar la violencia y reflejar la debilidad de Macron”, señala la doctora.

Por otra parte, este movimiento se inscribe en la larga historia francesa de protestas sociales contra los impuestos. Algunos lo comparan con la revuelta de los gorros rojos bretones que obligaron al gobierno socialista de François Hollande a eliminar un impuesto a los camiones.

La internacionalista Norma Soto advierte que los chalecos amarillos tienen dos antecedentes importantes: los gorros rojos que lograron frenar la ecotasa en la Bretaña y La noche en pie, movimiento en contra de las reformas laborales.

“Ellos sienten que pueden tener éxito porque ya hay antecedentes de otros movimientos que lograron su objetivo”, comenta Soto.

Actos violentos

Las manifestaciones de los chalecos amarillos comenzaron el sábado 17 de noviembre con una convocatoria nacional en la que participaron 300 mil personas en diferentes regiones. Las protestas provocaron el fallecimiento de dos personas y más de 600 heridos, de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior francés.

Las protestas esporádicas continuaron a lo largo de esa semana con bloqueos en carreteras y depósitos de combustibles. El sábado pasado participaron un poco más de 100 mil personas en manifestaciones en toda Francia, 8 mil de ellas en París.

La atención se focalizó en la capital francesa, en donde se produjeron disturbios entre manifestantes y la policía en la avenida de los Campos Elíseos, con un saldo de 103 detenidos.

Mientras que miles de personas se manifestaron pacíficamente el 1 de diciembre, cerca de 3 mil franceses lucharon con la policía, quemaron más de 100 autos, incendiaron varios edificios y rompieron escaparates en algunas de las calles más caras de la capital.

Las autoridades culparon a los alborotadores de extrema derecha y de extrema izquierda por infiltrarse en las manifestaciones pacíficas. El fiscal de París dijo que la mayoría de las más de 300 personas bajo custodia policial después de la violencia en París eran hombres de entre 30 y 40 años que decían ser parte del movimiento chalecos amarillos.

Las acciones de protesta continuaron en toda Francia este lunes. El tráfico seguía interrumpido en varias carreteras francesas y escuelas secundarias también estaban bloqueadas, parcial o totalmente, en protesta contra las reformas en la educación emprendidas por el gobierno y en algunos casos en apoyo de los chalecos amarillos, según el ministerio de Educación

Sin importar los hechos violentos, el movimiento de los chalecos amarillos recibe más apoyo que el gobierno de Macron. De acuerdo con un estudio publicado el 28 de noviembre por el instituto Elabe, el 75 por ciento de los franceses aprueban la movilización contra el aumento del precio de combustibles, 20 por ciento se definen como chalecos amarillos, 81 perciben que el ejecutivo no está escuchando al movimiento y 7 de cada 10 consideran que la movilización debe continuar.

Los niveles de apoyo continúan hasta este lunes. Una encuesta de Harris Interactive realizada después de la violencia del sábado en París encontró que el 72 por ciento de los franceses aún apoyan a los gilets jaunes, pero el 85 por ciento dijo que no están de acuerdo con la violencia en París.

Respuesta del gobierno

Hasta ahora, Macron ha dicho que no dará marcha atrás sobre esta medida que asegura tiene una justificación medioambiental, sin embargo, prometió una gran consulta de tres meses para ayudar a los ciudadanos más pobres en la transición hacia una economía más verde.

El primer ministro Édouard Philippe pretende reunirse este martes con una delegación del movimiento autodenominada chalecos amarillos libres.

No obstante, un grupo de portavoces del movimiento declinaron reunirse con el gobierno el martes por motivos de seguridad.

“Ningún miembro de los chalecos amarillos libres irá mañana a Matignon (sede de la oficina del primer ministro)”, dijo a agencias Benjamin Cauchy, uno de los integrantes del movimiento que el domingo firmó un artículo de opinión a favor del diálogo

Sin próxima resolución

La doctora en ciencias sociales Ochman adelanta que el movimiento de los chalecos amarillos se puede mantener por lo que queda del año debido a que se están sumando fuerzas políticas y no se distingue un líder.

La especialista señala que el movimiento comenzó integrado por personas en contra del aumento de precios, sin embargo, en la actualidad diferentes fuerzas políticas, como el grupo de izquierda la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon y el Agrupamiento Nacional, partido liderado por la ultraderechista Marine Le Pen, aprovechan la situación para pedir que se adelanten elecciones.

“Es un movimiento que no se desactivará porque diferentes actores políticos lo aprovechan para debilitar a Macron y para fortalecer su presencia”
Marta OchmanDoctora en ciencias sociales

Ochman agrega que también es complicado que el movimiento llegue a un acuerdo con el gobierno porque no existe un líder visible debido a que es una agrupación que surgió de forma horizontal en redes sociales.

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