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‘Vendan todo’

El 2016 empezó mal para los mercados financieros. Cada vez son más las voces que señalan que el incremento de riesgos muestra un paralelismo con el 2008, año en que estalló la crisis financiera global tras el colapso de Lehman Brothers.

En este contexto, Royal Bank of Scotland (RBS) advirtió a sus clientes que deberían de liquidar todos sus activos y quedarse únicamente con bonos de alta calidad que los protejan de una debacle potencial.

16
dólares por barril el precio que RBS prevé toque el crudo Brent en este año,
lo cual representaría una caída de 50 por ciento desde su nivel actual
"Vendan todo excepto bonos de alta calidad. (...) Esto se trata acerca del retorno del capital, no del rendimiento del capital. (...) En una sala concurrida, las puertas de salida son pequeñas”
Andrew RobertsDirector de investigación económica en RBS
Más allá de la coyuntura actual, RBS considera que el mercado está entrando en una nueva fase que podría derivar en una crisis de liquidez, misma que llevaría a una venta masiva de activos

El 2016 empezó mal para los mercados financieros. Cada vez son más las voces que señalan que el incremento de riesgos muestra un paralelismo con el 2008, año en que estalló la crisis financiera global tras el colapso de Lehman Brothers.

En este contexto, Royal Bank of Scotland (RBS) advirtió a sus clientes que deberían de liquidar todos sus activos y quedarse únicamente con bonos de alta calidad que los protejan de una debacle potencial.

El banco argumenta que sus clientes deberán esperar “un año cataclísmico”. Se pronostica que los mercados de acciones presentarán una caída de entre 10 por ciento y 20 por ciento y que el petróleo cotizará a 16 dólares por barril en el 2016.

En la primera semana del año, el valor de las acciones globales se redujo en 2.5 billones de dólares. De acuerdo a RBS, el índice industrial Dow Jones de Estados Unidos presentó su peor primer semana del año en la historia, mientras que el índice estadounidense S&P500 registró su mayor caída para el mismo periodo desde 1999.

El consenso de analistas estima que esta turbulencia se deriva de las fuertes correcciones del mercado bursátil de China, país que enfrenta una transición económica desde un modelo de inversión y exportaciones hacia un modelo de consumo interno basado en los servicios. 

Dicha transformación estructural ya se ha traducido en una desaceleración económica que ha generado problemas en los mercados emergentes debido a la menor demanda de materias primas.

Sin embargo, si el mercado bursátil chino está limitado para inversionistas nacionales, ¿por qué el efecto global ha sido de tal magnitud? La respuesta inmediata es que esto refleja el riesgo que representa la desaceleración de China para la economía global.

Crisis de liquidez 

No obstante, el respetado economista Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel en 2001, ofrece una perspectiva alternativa: “El 2015 fue el peor año desde la crisis y los fundamentos de la economía global no han cambiado mucho, no veo razones para creer que el 2016 será diferente”.

Esto coincide con la insistencia de RBS de que se observará mayor debilidad en los mercados en el transcurso del año ya que persistirán la mayoría de los riesgos fundamentales: “El mundo se desacelera, el comercio desacelera, el crédito desacelera, tenemos una guerra de divisas, la baja en la inflación global se está transformando en deflación, China se acaba de dar cuenta lo que necesita hacer (continuar devaluando su moneda) y Estados Unidos, contra todas estas presiones, aviva el fuego al elevar la tasa de interés”.

Más allá de la coyuntura actual, RBS considera que el mercado está entrando en una nueva fase que podría derivar en una crisis de liquidez, misma que llevaría a una venta masiva que incida en una baja generalizada en el precio de los activos. 

Se acabó la medicina

Después de la crisis, los bancos centrales utilizaron políticas monetarias poco convencionales para estimular a la economía mediante medidas que inyectaron liquidez a los mercados y que llevaron a las tasas de interés a niveles artificiales cercanos a cero.  

Esto redujo el riesgo de determinadas clases de activos como los bonos emergentes y las acciones, los cuales registraron alzas significativas en su valor en los últimos años.

Ahora este escenario ha cambiado: la Reserva Federal de Estados Unidos elevó su tasa de interés de referencia por primera vez en casi una década, y ha señalado que en el 2016 espera cuatro alzas adicionales.

En ese sentido, RBS considera que la mayoría de los inversionistas están listos para capitalizar esas ganancias al vender los activos que se han beneficiado de las políticas poco convencionales. 

El banco resume esta potencial crisis de liquidez en una frase: “En una sala concurrida, las puertas de salida son pequeñas. Los riesgos son altos”. Asimismo, enfatiza que “esto se trata del retorno del capital, no del rendimiento del capital”.

En pocas palabras, sálvese quien pueda.

Oportunidad pesimista

Entre las alarmas pesimistas sonadas por bancos como RBS y Morgan Stanley, otros inversionistas indican que es mejor mantener la calma y buscar oportunidades en medio de los declives de los mercados.

Barry Ritholtz, columnista de Bloomberg, recuerda la historia de Joseph Granville, quien en enero de 1981 aconsejó a los suscriptores de su carta de recomendaciones accionarias “vender todo”.

La recomendación de Granville resultó ser un error, ya que el mercado accionario estadounidense no sólo no cayó de acuerdo a lo previsto, sino que creció 1,447 por ciento entre 1981 y el 2001 en lo que ha sido descrito como “el mayor mercado alcista que el mundo haya visto”.

De igual forma, David Rosenberg, economista y estratega en jefe en la administradora de activos Gluskin Sheff and Associates, describe el actual ambiente en los mercados como “pesimismo irracional”. 

Rosenberg cuestiona a quienes apuntan que el declive de 5 por ciento que el índice S&P500 ha registrado en lo que va del año es el peor arranque anual desde 1928, ya que en ese mismo año el índice cerró con un avance de 32 por ciento.

En ambos casos la recomendación esencial es la misma: no entrar en pánico, asegurarse de tener un buen plan, y atenerse a éste.

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