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Valuaciones fantasma

Se podría argumentar que cualquier emprendimiento de Silicon Valley vive de la promesa de convertirse en el nuevo Facebook o Google: expandirse a gran escala, transformarse en un monopolio natural y eventualmente lograr una valuación pública de más de 100 mil millones de dólares.

Sin embargo, la carrera de los start-ups ha desbordado las expectativas de los inversionistas. El valor de estas compañías privadas se ha elevado constantemente debido a que la competencia entre los fondos de inversión ha dirigido grandes cantidades de dinero hacia estos emprendimientos.

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años el tiempo promedio que las start-ups tardan en realizar una oferta pública inicial de acciones, según la investigadora PitchBook; en 2011, este periodo era de sólo 5.8 años
El valor de las ofertas públicas iniciales de empresas de tecnología se encuentra en uno de sus menores niveles en los últimos 10 años
"Establecer valuaciones en mercados privados es un proceso tan retador que en realidad no creemos cualquier número que se fije. No hay disciplina real en ello”
Eric GoldmanProfesor de derecho en la Universidad Santa Clara
“Tú, como empresario, tienes que asegurarte de que tu valuación sea un número que puedas obtener. No quieres una valuación que sea demasiado alta”
J.B. PritzkerCofundador y director del Grupo Pritzker
https://www.youtube.com/watch?v=MVh4y40iPYk

Se podría argumentar que cualquier emprendimiento de Silicon Valley vive de la promesa de convertirse en el nuevo Facebook o Google: expandirse a gran escala, transformarse en un monopolio natural y eventualmente lograr una valuación pública de más de 100 mil millones de dólares.

Sin embargo, la carrera de los start-ups ha desbordado las expectativas de los inversionistas. El valor de estas compañías privadas se ha elevado constantemente debido a que la competencia entre los fondos de inversión ha dirigido grandes cantidades de dinero hacia estos emprendimientos.

Los inversionistas buscan un lugar preferente en estas firmas con el fin de capitalizar el crecimiento de las valuaciones privadas en el momento en que la start-up realice su oferta pública inicial en el mercado de valores.

El recuerdo de la burbuja de las dotcom del 2001 comienza a volverse presente. No obstante, ahora hay una diferencia fundamental respecto a la crisis de hace casi 15 años. Mientras que en el 2001 los emprendimientos intentaban salir a la bolsa de valores lo antes posible, ahora existe una cierta reticencia a volverse una empresa pública.

El valor de las ofertas públicas iniciales de empresas de tecnología se encuentra en uno de sus menores niveles en los últimos 10 años. Esto ha levantado dudas respecto a si las exorbitantes valuaciones privadas podrían equipararse a las valuaciones públicas derivadas del escrutinio del mercado.

La mayoría de las start-ups han dado prioridad a la expansión por encima del desarrollo de un negocio sólido. Por lo tanto no se han generado ingresos que den un sustento real a las valuaciones multimillonarias.

Comienza la caída

Snapchat, una aplicación móvil que permite compartir fotos y videos con  amistades por un tiempo limitado, es el ejemplo más reciente de que las valuaciones de los emprendimientos estrella de Silicon Valley podrían comenzar a descender.

La aplicación intentó ser comprada por Facebook en 2013 por 3 mil millones de dólares. La oferta fue rechazada porque sus fundadores consideraron que la start-up tenía un potencial mucho mayor. Dos años después, una ronda de financiamiento privado le otorgó una valuación de 15 mil millones de dólares.

Ahora, la aplicación ha recibido el primer golpe a su creciente valuación. Uno de sus accionistas privados, la firma Fidelity, realizó un ajuste a la baja de 25 por ciento en la estimación de los títulos de la compañía que posee.

A pesar de que Snapchat cuenta con una base de 100 millones de usuarios activos, particularmente entre las generaciones más jóvenes, le ha costado trabajo ofrecer un plan de negocios sólido.

Asimismo, Square, una compañía de pagos electrónicos fundada por el director general de Twitter, Jack Dorsey, está evaluando salir al mercado con una valuación un tercio menor a lo que se tenía planeado hace un año, cuando se celebró una ronda de financiamiento privado.

Dropbox, otra start-up valuada en 10 mil millones de dólares acaba de sufrir una baja en su valuación estimada por parte de BlackRock, uno de sus accionistas privados y la administradora de activos más grande del mundo. El cambio en la valuación se debió en gran medida a la salida a bolsa de su rival Box, la cual cuenta con un valor de capitalización de mercado de apenas 1.6 mil millones de dólares.

Incluso Uber, la aplicación de transporte compartido que se ha extendido a lo largo de más de 60 países, ha encontrado dificultades para empatar las perspectivas de su modelo de negocios con una valuación privada que podría alcanzar hasta los 70 mil millones de dólares en su siguiente ronda de financiamiento.

John Backus, socio de la firma de inversión privada New Atlantic Ventures, le dijo al diario Financial Times que la industria de las tecnologías de la información no se encuentra en una burbuja, pero sí presenta una sobrevaluación generalizada que derivará en una corrección gradual durante los siguientes 12 a 18 meses.

Estimaciones sospechosas

Aileen Lee, una inversionista privada enfocada en start-ups de Silicon Valley acuñó el término ‘unicornio’ para las firmas con valuaciones privadas superiores a los mil millones de dólares. El término obedece a que estas compañías eran poco comunes, Lee podía contar sólo 14 hace dos años. Ahora, la cifra asciende a más de 140.

El escepticismo creciente respecto a la veracidad de las valuaciones privadas responde a factores como el hecho de que es un ejercicio subjetivo, considerado un arte más que una ciencia dada la dificultad de hacer pronósticos y evaluar ciertos activos.

Estas valuaciones han sido descritas como “números de marketing” que buscan convertirse en profecías autocumplidas por una serie de inversionistas optimistas que en ocasiones presentan conflictos de interés al ser juez y parte de estas estimaciones.

Además, el hecho de que las valuaciones únicamente sean renovadas cada nueva ronda de financiamiento supone un problema de información que contrasta con el escrutinio constante del mercado abierto. 

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