Hasta el mes de diciembre de 2022, 53 mil 584 trabajadoras del hogar habían sido afiliadas al IMSS 2.32 por ciento del total. Foto: Especial

Trabajadoras del hogar, siguen en desamparo ante desconocimiento o poca voluntad de patrones

Desconocimiento de la ley o poco voluntad son algunas de las razones por las que el porcentaje de formalidad de las personas que llevan a cabo labores en los hogares mexicanos es aún muy bajo, pese a que ya es una disposición obligatoria

Ya es obligatorio que los empleadores integren a las trabajadores del hogar al Instituto del Seguro Social (IMSS) para que gocen de seguridad social, pero el registró avanza muy lento.

En 2019 se puso en marcha la prueba piloto para que los empleadores incorporen al IMSS a las y los empleados que realizan labores domésticas al interior de su hogar pero este programa fue interrumpido por la pandemia de COVID-19.

Casi tres años después, en noviembre de 2022, tras la reforma a la Ley del Seguro Social, se hizo obligatorio dotar de este derecho a las trabajadoras del hogar, fuera cual fuera su situación ya sea que trabaje de planta, de entrada por salida e incluso tengan varios patrones.

De acuerdo con reportes del Instituto del Seguro Social, hasta el mes de diciembre de 2022, 53 mil 584 trabajadoras del hogar habían sido afiliadas al IMSS, una cifra que representa el 2.32 por ciento del total de estos empleados. Toda vez que hasta marzo de 2022 se registraban 2.3 millones de de personas que llevan a cabo estas actividades, de las cuales 88 por ciento son mujeres y 12 por ciento hombres, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)

Si bien la obligatoriedad de incorporación al IMSS es un avance, aún falta mucho por hacer en el ámbito administrativo, asegura Friné Salguero, directora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB).

“Hay que recordar que llevábamos casi 3 años de programa piloto del IMSS, solo que se atravesó la pandemia y eso hizo que se frenara un poco, a partir de que se hace obligatorio se supone que las y los empleadores deben inscribir a las trabajadoras del hogar en la seguridad social, sin embargo, aún están pendientes simplificaciones administrativas que tendrían que estar haciendo en el IMSS, para que el proceso de inscripción sea más ágil, que sean pagos domiciliados, entre otras cosas.

En este momento una parte de la cuota la aporta el trabajador y otra el empleador, entonces algo de lo que se está buscando es que se cobre como un servicio domiciliado, una simplificación administrativa que permita que el pago sea recurrente, que sea más fácil el trámite”, explica Salguero.

La especialista en desarrollo de estrategias sociales de alto impacto señala que otro de los grandes faltantes para que el derecho a la Seguridad Social de las trabajadoras del hogar sea efectivo es la disponibilidad de información al respecto.

Salguero apunta que hace falta una campaña de difusión en dos sentidos, una para que tanto trabajadoras como empleadores sepan que la incorporación al IMSS se trata de algo obligatorio, y otra para que exista un cambio de paradigma social.

“Tenemos un reto, que es que las trabajadoras del hogar laboran en el ámbito privado, en casas, lo que impide la verificación por parte de la Secretaría del Trabajo. Es más fácil que se pueda dar una inspección a las empresas de servicios industrializados de limpieza, que ahí se puede vigilar mejor la garantía de derechos, que con quienes trabajan en viviendas privadas, debido a que es muy difícil que haya una verificación domiciliar”, apunta.

La directora del ILSB considera que otro de los grandes obstáculos es la reticencia de los empleadores a cumplir con sus obligaciones.

Por esta razón, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) debe diseñar y establecer mecanismos, como una canal de quejas o denuncias de las trabajadoras del hogar para que la Secretaría pueda responder directamente a la o el empleador, reiterándole que es una obligación garantizar este derecho.

La disparidad para negociar estos derechos laborales entre los empleados del hogar y sus patrones también es un reto a resolver, por lo que desde la sociedad civil se debe fortalecer al Sindicato Nacional de Trabajadores del Hogar y a otros movimientos a favor de este tipo de empleados.

El racismo y el clasismo en este país también impacta negativamente para el avance de los derechos de estos trabajadores, por lo que es necesario hacer reconocer que no puede haber un abuso de poder hacia estas trabajadoras, que en un alto porcentaje son mujeres inmigrantes, racializadas y empobrecidas”.

Otro de los pendientes identificados por el ILSB respecto a los derechos de trabajadoras del hogar, es el establecimiento de un salario mínimo en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).

“Esto deja a criterio de los empleadores cuánto debe ganar una empleada del hogar y eso es problemático”, concluye.

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