El proceso electoral producirá tanto una expansión del gasto para financiar las elecciones como también un aumento del gasto privado, afirman especialistas. Foto: Especial

¡Prepárate! Así es como las elecciones van a impactar la economía mexicana

Históricamente los procesos electorales que se viven en México derivan en una expansión del PIB debido al gasto público que se inyecta a los comicios pero también a infraestructura pública y programas de desarrollo social 

El crecimiento económico del país va a estar condicionado, en gran medida, por el proceso político de 2024. Tradicionalmente, el dinero del erario que corre en México durante las elecciones tiene un impacto positivo en la economía del país y el próximo año no será la excepción.

Para 2024 los ciudadanos mexicanos elegirán a quien sustituya a Andrés Manuel Lopez Obrador en la silla presidencial, ocho gubernaturas y la jefatura de gobierno también estarán en juego, así como la renovación de las dos cámaras que conforman el Congreso de la Unión.

Bajo este contexto político se utiliza la política fiscal para estimular la economía y generar un sentimiento de bienestar en la población, además del financiamiento al proceso electoral; lo que generará una expansión en la economía mexicana, apunta en un análisis de la agencia de calificación de riesgo Moody’s.

“El proceso electoral producirá tanto una expansión del gasto para financiar las elecciones como también un aumento del gasto privado generado por la creación de empleo temporal, acompañado de una mayor demanda por servicios relacionados con las campañas y por contribuciones privadas”, detalla el análisis.

El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) presentado en septiembre de este año ante la Cámara de Diputados plantea que el gasto bajo concepto de desarrollo social requerirá 4 billones 384 mil millones de pesos.

Este documento considera destinar 741 mil 450 millones de pesos en los 15 programas sociales considerados prioritarios y se propone un aumento de 25.2 por ciento al presupuesto destinado a la Secretaría del Bienestar, es decir, 543 mil 933 millones de pesos para su gasto en 2024. 

En el caso de las prerrogativas que se consideran para los partidos políticos durante el año electoral se consideran hasta 10 mil 444 millones de pesos, además de 23 mil 757 millones que solicitó el Instituto Nacional Electoral (INE) para la organización de los comicios electorales.

El reporte de Moody’s también señala que durante los últimos años de cada sexenio la política fiscal tiene un enfoque especial en completar las obras de infraestructura del gobierno en turno. El Presupuesto de Egresos contempla 222 mil 667 millones de pesos en proyectos prioritarios de infraestructura y es el Tren Maya al que más recursos se le destinarán con 120 mil millones de pesos, en un segundo lugar muy lejano con 39 mil 475 millones está la construcción y conserva de obras hidráulicas de la CONAGUA y en tercer lugar con 35 mil 133 millones de pesos la construcción y mantenimiento de carreteras.

Entre los proyectos prioritarios también se contempla destinar 21 mil 59 millones de pesos al desarrollo del Istmo de Tehuantepec, que busca agilizar la conexión entre los puertos de Coatzacoalcos, en Veracruz, y Salina Cruz, en Oaxaca, a través de la modernización de la infraestructura ferrocarrilera, carretera, portuaria y aeroportuaria.

Este gasto va a derivar en una fase de expansión económica durante los primeros seis meses del último año de gobierno de una administración, en este caso la de López Obrador, señala la agencia calificadora.

Fase de contracción

Pero a la fase de expansión le sigue un proceso de contracción en el crecimiento económico de México, debido a que después de las elecciones se retira este estímulo fiscal y hay un retraso en el ejercicio del presupuesto federal durante el inicio del nuevo gobierno.

Este periodo de contracción económica se presenta una vez que concluyen las elecciones y durante los primeros seis meses del año uno del nuevo Gobierno.

“El efecto contraccionario de fin de sexenio se extenderá hacia el inicio de la nueva administración dado el retraso en la ejecución del presupuesto que resulta del cambio de equipo económico y político. Esto inducirá una extensión de la desaceleración económica a lo largo de la primera mitad del primer año del nuevo gobierno, la cuál en esta ocasión correrá del cuarto trimestre de 2024 al primer trimestre del 2025”, señala Moody’s.

La agencia aclara que la magnitud de esta desaceleración que impactará el inicio de 2025 dependerá del grado de certidumbre en torno al programa económico del nuevo gobierno  y de la confianza que se tenga en el nuevo equipo económico.

De acuerdo con pronósticos del Banco de México (Banxico) durante el 2023 el país crecerá entre 2.5 y 3.5 por ciento, en tanto que para el 2024 se espera un avance del PIB de entre 1.3 y 2.9 por ciento.

Independientemente de las elecciones, el crecimiento económico de México está sujeto a factores como una menor demanda externa, volatilidad en los mercados financieros internacionales, afectaciones al comercio internacional, menor recuperación del gasto en inversión y fenómenos meteorológicos como temperaturas extremas o ciclones que afecten a la actividad económica nacional, de acuerdo con las previsiones trimestrales del banco central mexicano.

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