Negociación a contrarreloj

El tiempo se acaba para Mexico y las empresas nacionales con exportaciones hacia Estados Unidos podrían sufrir las consecuencias si no se logra llegar a un acuerdo en los próximos días

Las empresas están a la mitad del fuego cruzado. México no quiere una guerra comercial, pero debe preparar un plan B para proteger a las compañías nacionales en caso de que se deban enfrentar a los efectos negativos derivados de la imposición de aranceles.

Cemex, Gruma, Bimbo, La Costeña, Grupo México, Softek, Lala, Banamex, Banorte y Grupo Salinas son algunas de organizaciones mexicanas que cuentan con importantes inversiones en estados como California, Florida y Texas.

Aunque las operaciones de estas empresas en territorio del Tío Sam no se verán afectadas en caso de que el presidente Donald Trump haga efectiva la implementación de tarifas de 5 por ciento a partir del 10 de junio, aquellas que exportan sí resentirán el impacto.

Las empresas mexicanas han invertido más de 52 mil millones de dólares en Estados Unidos, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía (SE).

Al respecto, Victor Valdivia, presidente de Kratos Consultores, explica que es muy diferente la dinámica entre aquellas firmas mexicanas que tienen plantas en el territorio estadounidense y las que envían desde México sus productos, pues las primeras buscan llegar a más consumidores, en tanto que las segundas compiten en un mercado diferente al suyo. Por lo tanto, el reto es mucho mayor.

Las empresas nacionales y extranjeras se pueden enfrentar a un escenario poco alentador, incluso dañar sus ganancias, pero con las medidas no sólo pierde México, también los consumidores estadounidenses quienes deberán pagar más por los productos mexicanos, detalla el también economista

Durante los primeros tres meses de este año, Estados Unidos importó bienes provenientes de territorio azteca por un valor de 86 mil 629 millones de dólares, según datos del Departamento de Comercio estadounidense.

La amenaza del inquilino de la Casa Blanca es una medida de presión para que el gobierno mexicano resuelva el problema de migración ilegal en sus fronteras.

Algunos analistas, incluidos los del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), consideran que la advertencia no es seria y al final el mandatario republicano anunciará que los mexicanos deben reforzar sus políticas migratorias y las tarifas no se aplicarán.

Sin embargo, México no puede bajar la guardia frente a su principal socio comercial en este momento, pues en el caso de que las tarifas se impongan y alcancen el techo de 25 por ciento, Valdivia estima que la caída para del Producto Interno Bruto (PIB) nacional sería de aproximadamente 2 por ciento.

Automotrices piden tregua

Uno de los sectores que podría verse más afectado si los negociadores de México y Estados Unidos no llegan a una conciliación es el automotriz.

En un intento por blindarse, los jugadores más importantes de la industria analizan retrasar algunos envíos de vehículos desde territorio mexicano.

Esta medida afectaría a las automotrices con un inventarios de gran tamaño en Estados Unidos; medios estadounidenses informan que los fabricantes están tratando de acelerar algunas de sus importaciones de autopartes antes de la fecha crítica.

La consultora LMC Automotive adelantó que en un principio, la industria podría absorber una tarifa de 5 por ciento, pero el nivel de 25 por ciento provocaría un impacto devastador para el sector.

Por ahora, Victor Valdivia mantiene sus reservas sobre el papel que jugará la delegación mexicana encabezada por el canciller Marcelo Ebrard durante el encuentro que se realizará este miércoles 5 de junio con el secretario de Estado Mike Pompeo.

“Las industrias mexicanas y estadounidenses están a la espera de lo que pueda ocurrir porque en las guerras comerciales todos pierden. México debe colocarse en una posición que le permita negociar a su favor”.

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