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Modelo quebrado

El 2015 fue el año de la debacle emergente. Pero la tormenta perfecta que conjugaron la desaceleración de China, la caída de los precios de las materias primas a mínimos de 16 años, el aletargamiento del comercio internacional, y la esperada alza de tasas de interés en Estados Unidos prevalecerá en el 2016.

En una nota para inversionistas, William Buiter, economista en jefe del banco Citigroup, argumenta que el modelo de crecimiento emergente está agotado. Buiter asegura que las condiciones externas de las que dependen estos países no se repetirá en años próximos.

6.5
por ciento es la expectativa de crecimiento de China (motor emergente) para los siguientes cinco años, el menor en 25 años
"(Ahora), con un ambiente externo que probablemente será más débil en los siguientes años, las expectativas de crecimiento de países emergentes deberán ser ajustadas”
William BuiterEconomista en jefe de Citigroup
La combinación de un crecimiento robusto en China y de altos niveles de actividad comercial trajo una oportunidad que sólo se ve una vez por generación 

El 2015 fue el año de la debacle emergente. Pero la tormenta perfecta que conjugaron la desaceleración de China, la caída de los precios de las materias primas a mínimos de 16 años, el aletargamiento del comercio internacional, y la esperada alza de tasas de interés en Estados Unidos prevalecerá en el 2016.

En una nota para inversionistas, William Buiter, economista en jefe del banco Citigroup, argumenta que el modelo de crecimiento emergente está agotado. Buiter asegura que las condiciones externas de las que dependen estos países no se repetirá en años próximos.

La combinación de un crecimiento robusto en China y de altos niveles de actividad comercial entre el 2002 y el 2013 trajo una oportunidad que sólo se ve una vez por generación. A principios de la década pasada, la participación de los países emergentes en el producto interno bruto (PIB) global se acercaba al 75 por ciento, de acuerdo a estimaciones del banco Goldman Sachs.

Ahora, el panorama dio un giro de 180 grados. La diferencia entre las tasas de crecimiento de los países emergentes y los países desarrollados pasó de casi 8 puntos porcentuales en el 2010 a 2 puntos porcentuales en el 2015.

Adversidad externa

Se considera que el modelo de crecimiento emergente está agotado porque el mundo se enfrenta a un largo periodo de estancamiento del PIB. 

Consensus Economics, una firma dedicada a reunir los pronósticos de economistas renombrados, espera que la economía mundial se expanda apenas 2.9 por ciento el siguiente año. 

Esto generará una demanda externa insuficiente que, aunada a los bajos precios de las materias primas, mantendrá a las economías emergentes exportadoras en un estado de vulnerabilidad.

La Reserva Federal de Estados Unidos se encamina a subir la tasa de interés por primera vez desde el 2006. Tan sólo la expectativa de este movimiento ha provocado severas depreciaciones en las divisas emergentes. No obstante, las salidas de capital de estos países aún puede exacerbarse.

La nota de Citi señala que existen más de 300 mil millones de dólares en bonos emergentes que se encuentran por encima de la tendencia natural de colocación de capital en estos activos. Buiter considera que esto se deriva de un exceso de entradas de capital ocurridos durante los programas de expansión monetario de los principales bancos centrales. 

En ese sentido, la característica cíclica de estos recursos pone a los países emergentes en un riesgo severo de que ocurra un revés en la dirección de los flujos de capital cuando se decida elevar la tasa de interés.

Citi estima que este periodo de bajo crecimiento emergente es más severo que los ciclos de desaceleración pasados. La baja capacidad de expansión responde a causas estructurales, no coyunturales. 

La transición desde el modelo agotado actual hacia un nuevo modelo requiere de reformas que podrían tardar años en consolidarse. 

Tocar fondo

En agosto del 2011, BlackRock, la administradora de activos más grande del mundo, publicó un reporte titulado “¿Los mercados emergentes serán los siguientes mercados desarrollados?”.

Hoy la pregunta parece obsoleta. Más bien, los analistas se preguntan cuándo tocarán fondo los países emergentes. A pesar de que el panorama luce desalentador, las cosas aún podrían ponerse peor.

El presidente de China, Xi Jinping, declaró recientemente que el país espera una tasa de crecimiento que ronde el 6.5 por ciento para los siguientes cinco años, un mínimo de 25 años. 

Esto se debe a que el país asiático ha virado desde un modelo de promoción de crecimiento a través de la inversión hacia un modelo sustentable de consumo interno. La transición no ha estado exenta de costos y representa un riesgo para las economías emergentes.

La tesis de Citi sostiene que las reservas de China serán insuficientes para lidiar con un alza de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, lo que obligaría a devaluar el yuan para absorber el choque.

Buiter considera que una devaluación significará un golpe fatal para la confianza de los inversionistas en los países emergentes. Asimismo, esta decisión tendría un impacto negativo en la competitividad de las exportaciones emergentes.

Por otra parte, la creciente carga de deuda de los países en desarrollo representa un factor adicional de riesgo. 

De acuerdo al Banco de Pagos Internacionales, una muestra de países emergentes que incluye a México, Brasil, Rusia, Turquía, Corea del Sur e Indonesia presenta un incremento en el servicio de deuda del sector privado no financiero: pasó del 7.5 por ciento del ingreso bruto de las firmas en 2010 a 11 por ciento del ingreso bruto de las firmas en 2015.

En un momento en el que las finanzas públicas de países como México y Rusia están presionadas por la caída del precio del petróleo, el endeudamiento de las firmas privadas limita su capacidad de inversión. Por lo tanto, la reducción del gasto público para estimular el crecimiento difícilmente será compensado por las empresas emergentes.

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