Desastre petrolero
La industria petrolera mexicana ha estado al centro de los grandes desbalances de la economía de México en los últimos tres años. Rodrigo Carbajal
La industria petrolera mexicana ha estado al centro de los grandes desbalances de la economía de México en los últimos tres años. En el 2014, la abrupta caída de los precios internacionales del petróleo se conjugó con una tendencia de largo plazo de deterioro de la plataforma de producción de crudo en el país.
Este fenómeno se tradujo en una crisis de finanzas públicas que ha obligado al gobierno a asumir una postura de austeridad fiscal. Asimismo, inauguró un periodo de una marcada depreciación del peso frente al dólar.
La debacle del sector energético mexicano, en la que se espera que los efectos de la reforma se vean reflejados en el largo plazo, se agravaría profundamente si la administración de Donald Trump consigue implementar un impuesto fronterizo de 20 por ciento a las importaciones provenientes de México.
El curso de acción del gobierno estadounidense aún no es claro. La semana pasada, Sean Spicer, el vocero de la Casa Blanca, dijo que México pagaría por la construcción del muro fronterizo a través de un gravamen de 20 por ciento a sus exportaciones. Horas después de que la crisis diplomática entre México y Estados Unidos alcanzó un nivel inusual de tensión, Spicer rectificó, clarificando que la propuesta del impuesto fronterizo sólo representaba un ejemplo de cómo se podría financiar el muro.
Reince Priebus, jefe de gabinete de la administración de Trump, aseguró que esta idea representaba una posibilidad entre un “bufet de opciones”.
Sin embargo, más allá de la incertidumbre que generó la deficiente comunicación del gobierno estadounidense, la bancada del Partido Republicano en el Congreso está considerando una reforma fiscal que incluye un impuesto de ajuste fronterizo. Esta medida también tendría implicaciones negativas para el sector energético mexicano.
A favor de Canadá
En las primeras dos semanas de la presidencia de Donald Trump se han delineado políticas que tienden la mano al sector petrolero de Canadá, a costa de su competidor mexicano.
Primero, mediante la firma de una orden ejecutiva, Trump aprobó la construcción del oleoducto de TransCanada Keystone XL. Este proyecto de infraestructura ofrece acceso a los productores de los campos petrolíferos de sal de Canadá a las plantas de refinación de Estados Unidos. Se estima que, una vez terminado el proyecto, se incrementará el flujo de petróleo canadiense hacia estados Unidos en hasta 830 mil barriles diarios. Una cifra devastadora para el sector energético mexicano.
El consenso de analistas advierte que si a esto se añade la implementación de cualquier medida cuasi arancelaria a las importaciones provenientes de México, el país perdería una parte significativa de participación del mercado estadounidense. Actualmente, México es el cuarto mayor proveedor de crudo de este mercado, según el Departamento de Energía de Estados Unidos.
Bart Melek, director global de estrategia de commodities de la firma candiense TD Securities, coincide en que la posición de México empeoraría de manera significativa con el gravamen que desea imponer la bancada republicana en el Congreso: “(Estados Unidos) Atraería más crudo de Canadá porque sería más barato. Volvería más caro al petróleo mexicano en un 20 por ciento, dando una ventaja comparativa a Canadá”.
En el peor momento
De acuerdo al sitio oilprice.com, alrededor del 60 por ciento de las exportaciones petroleras mexicanas se destinan a Estados Unidos. Analistas sugieren que México tendría que ofrecer un descuento a sus exportaciones petroleras para mantener su nivel de participación de mercado.
Esto representa un mal augurio para Pemex, que se encuentra en proceso de resiliencia después de que en febrero del 2016 el gobierno mexicano intervino con un plan de contingencia. Esto, luego de que el incremento en la prima de riesgo de los bonos de la compañía comenzaron a percibirse como un factor de inestabilidad para otros activos mexicanos y para las finanzas públicas.
La amenaza del impuesto de ajuste fronterizo podría aparecer en un momento crítico para la industria petrolera mexicana. En el 2016, por segundo año consecutivo, la balanza de petróleo de México registró un déficit. La semana pasada, el INEGI reportó que éste fue de 12.8 mil millones de dólares, el cual representa el 97.6 por ciento del déficit comercial total. La cifra se explica por una caída de 19.1 por ciento en el valor de las exportaciones petroleras en relación a lo presentado en el 2015.
El declive de la plataforma de producción petrolera de México, que pasó de 3.4 millones de barriles diarios en 2004 a una proyección oficial de 1.9 millones de barriles diarios para 2017, ha obedecido a la maduración de los campos del Golfo de México. Ahora, el declive podría explicarse por un cambio de política pública de parte de nuestro principal socio comercial.