El volado de Trump
El riesgo político se ha convertido en uno de los factores determinantes para la dinámica de los mercados en la era Trump. A pesar de que los índices accionarios estadounidenses se encuentran cerca de máximos históricos y que el presidente de Estados Unidos recibió una economía cercana al pleno empleo, los mercados financieros no están exentos del peligro que representa la inestabilidad política que ha caracterizado a esta administración.
Rodrigo Carbajal
El riesgo político se ha convertido en uno de los factores determinantes para la dinámica de los mercados en la era Trump. A pesar de que los índices accionarios estadounidenses se encuentran cerca de máximos históricos y que el presidente de Estados Unidos recibió una economía cercana al pleno empleo, los mercados financieros no están exentos del peligro que representa la inestabilidad política que ha caracterizado a esta administración.
El nivel de aprobación de Trump (35 por ciento, según Gallup) es el más bajo en la historia para un presidente en su primer año de gestión. De acuerdo a una nota para clientes del banco de inversión Goldman Sachs, esto implica riesgos legislativos relevantes.
Hasta el momento, en términos económicos, la presidencia de Trump ha sido la del status quo. La incapacidad para aprobar reformas legislativas significativas y la continuidad de la política monetaria se sobreponen a una de las administraciones de mayor disrupción política y mediática en la historia reciente.
Sin embargo, la debilidad presidencial, la incapacidad de la administración de Trump para cambiar el status quo podría tener consecuencias negativas para la relativa tranquilidad de los mercados financieros en los últimos meses.
Goldman Sachs calcula que existe una probabilidad del 50 por ciento de que haya un cierre temporal del gobierno estadounidense debido a la falta de un acuerdo en el Congreso para elevar el techo de deuda.
Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, ha dicho que la fecha límite para que el Congreso emita una resolución en este sentido es a finales de septiembre. Después de ese punto, el Departamento del Tesoro perderá la facultad para cumplir con los compromisos financieros del gobierno federal aprobados por el poder legislativo.
Estabilidad en juego
Estados Unidos, que funge como el único pilar individual del sistema financiero internacional jamás ha incurrido en un default de deuda. No obstante, en el 2011, en un clima de polarización política extrema, esto estuvo a punto de ocurrir. Entonces, la agencia S&P redujo la calificación de deuda de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, considerados como los activos más seguros del mundo, un instrumento de deuda prácticamente 100 por ciento seguro.
La permanencia de la reputación crediticia de Estados Unidos es fundamental para la estabilidad de los mercados financieros internacionales, particularmente para México, que ha privilegiado un modelo de apertura financiera y laxitud en los controles de capital, que es poco usual entre las economías emergentes.
Además, el anclaje de la dinámica de los mercados mexicanos a la salud financiera estadounidense implica un riesgo relevante en un momento en el que la política económica del gobierno de México se encuentra en medio de un episodio de contingencia: la política fiscal se ha vuelto sinónimo de austeridad y desapalancamiento, mientras que la política monetaria ha estado sesgada hacia una postura de restricción que está fuertemente condicionada por la estabilidad del tipo de cambio.
En el 2011, cuando los mercados valuaron la posibilidad de que Estados Unidos incurriera en un default de deuda, el CDS (Credit Default Swap, en inglés, un instrumento utilizado para cubrir el riesgo de default de un activo) del Bono del Tesoro a cinco años alcanzó su mayor nivel en el periodo posterior a la crisis.
Polarización política
“Se trata de elevar limpiamente el techo de deuda para poder mantener el mejor crédito, la divisa de reserva global y enfocarnos en lo que de verdad debería tener nuestra atención, muchos temas importantes para nuestra economía”, dijo Mnuchin. “Todo mundo entiende que no se trata de un tema republicano, no se trata de un tema demócrata. Necesitamos tener la capacidad de pagar nuestras deudas”, agregó.
La administración de Trump necesita de al menos ocho senadores demócratas para elevar el techo de deuda. A pesar de ello, Goldman Sachs pronostica que el presidente continuará alienando a la oposición, asumiendo posturas más controversiales que le permitan solidificar el apoyo de su base electoral.
El banco de inversión prevé que este desgaste legislativo puede dañar el resto de su agenda presidencial, particularmente la reforma fiscal, una de las propuestas más ambiciosas de su plataforma. Sin ella, la administración de Trump difícilmente podrá cumplir con el crecimiento de alrededor de 3 por ciento.
Un episodio de contingencia representaría una nueva derrota política para un presidente necesitado de una victoria para salvar cara en la antesala de las elecciones de noviembre de 2018.
El Partido Demócrata, que ha insistido en una estrategia de obstruccionismo, difícilmente dejará pasar una oportunidad para exhibir el caos que ha sido la administración de Trump.
Esto alimentaría la tesis de Goldman Sachs: Trump continuará radicalizándose debido a que sus bajos niveles de aprobación lo volverían extremadamente dependiente de su base electoral.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, podría convertirse en su nueva batalla política. El argumento de Goldman Sachs es que esta dinámica de contraste, entre una economía sólida y bajos niveles de aprobación presidencial únicamente terminan cuando el presidente deja el cargo.