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Menos inversión, mismos empleados

La caída internacional de los precios del petróleo presiona cada vez más a las empresas energéticas alrededor del mundo.

Desde mediados del año pasado a la fecha, el barril de petróleo ha perdido alrededor del 50 por ciento de su valor y los analistas concuerdan que este fenómeno no es temporal.

El principal obstáculo para que Pemex pueda reducir su fuerza laboral, como sus contrapartes extranjeras lo han hecho, son los privilegios que tienen sus trabajadores bajo el contrato colectivo

La caída internacional de los precios del petróleo presiona cada vez más a las empresas energéticas alrededor del mundo.

Desde mediados del año pasado a la fecha, el barril de petróleo ha perdido alrededor del 50 por ciento de su valor y los analistas concuerdan que este fenómeno no es temporal.

Lo mejor que pueden esperar los países exportadores de petróleo como México es una ligera recuperación del precio del crudo en los próximos seis meses. Sin embargo, el exceso de oferta petrolera en el mundo, lidereada por la revolución energética del gas shale en los Estados Unidos, indican que nos encontramos ante una nueva era de precios bajos.

De tal modo, las principales empresas petroleras están obligadas a replantear sus modelos de negocio a mediano y largo plazo. Por cuestiones de rentabilidad, uno de los primeros rubros que estos negocios recortaron fue el tamaño de su fuerza laboral.

Un registro realizado por Bloomberg muestra que se han anunciado más de 100 mil despidos en la industria alrededor del mundo desde que laos precios comenzaron a caer.

Incluso las compañías más grandes como Halliburton y Schlumberger despidieron 6 mil 400 y 9 mil empleados respectivamente. Esto equivale alrededor del 7 y 8 por ciento de sus trabajadores en el mundo.

¿Y Pemex?

Pero no todas las empresas comparten los mismos objetivos. La empresa productiva del Estado, Pemex, decidió mantener bajo nómina a todos sus trabajadores actuales y reducir, en su lugar, el dinero destinado a inversiones en refinación.

Hace unas semanas la Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció un recorte de 62 mil millones de pesos en el gasto público destinado a Pemex. Esto representa una reducción del 11.5 por ciento del presupuesto de la empresa.

Pemex anunció que diferirá la reconfiguración de refinerías y renegociaría varios contratos con sus proveedores para hacer frente al corte presupuestal.

Aunque el Consejo de Administración de Pemex solicitó al director general que hiciera un esfuerzo para bajar el gasto corriente, incluyendo los rubros relativos a recursos humanos y servicios personales, ninguna acción se ha realizado para hacerlo.

El principal obstáculo para que Pemex pueda reducir su fuerza laboral, como sus contrapartes extranjeras lo han hecho, son los privilegios que tienen sus trabajadores bajo el contrato colectivo.

Además, se encuentran las presiones políticas que puede ejercer el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana cuyo polémico líder, Carlos Romero Deschamps, es actualmente senador del PRI. A esto se le debe añadir que el país se encuentra en un año electoral y que este tipo de situaciones se suelen manejar con más precauciones que en años regulares

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