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Japón 
muestra 
el sable

Tras dos décadas de tener una economía prácticamente estancada, el Banco de Japón decidió apostar todo su dinero y dar un golpe certero que impulse a su economía. 

El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, anunció que duplicarán la compra de bonos para extender la base monetaria para finales del 2014. Esto involucra que el impulso total se cuantificará por encima de los 2.9 billones de dólares. 

15
años lleva Japón teniendo deflación, razón principal para este impulso monetario
Ante el anuncio de duplicar la compra de bonos, la bolsa de valores de Japón se levantó un 2.2 
por ciento

Tras dos décadas de tener una economía prácticamente estancada, el Banco de Japón decidió apostar todo su dinero y dar un golpe certero que impulse a su economía. 

El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, anunció que duplicarán la compra de bonos para extender la base monetaria para finales del 2014. Esto involucra que el impulso total se cuantificará por encima de los 2.9 billones de dólares. 

Esta medida duplicará todo el dinero en circulación en el país, buscando que con mayor dinero, la propensión al consumo de la población japonesa aumente, aunque la inflación se viera afectada. 

La nueva actitud del gobernador Kuroda, quien asumió su puesto el 20 de marzo de este año, se prevé mucho más agresiva que la de su predecesor. Además de este impulso monetario, Kuroda sacudió a los mercados internacionales al promover que el Banco de Japón sea el primer banco que abandone la tasa de interés como su objetivo primario, y enfocarse plenamente en la base monetaria. 

Con respecto al tamaño de Japón, este programa es el impulso económico de mayor dimensión que cualquier nación ha tomado en la historia. Ante el anuncio, la bolsa de valores de Japón se levantó un 2.2 por ciento. 

La medida propone levantar el crecimiento económico del país, pasando de estar cerca de una deflación, a tener una inflación de 2 por ciento anual dentro de dos años. 

La base del problema

La falta de dinamismo de la economía japonesa en los últimos 20 años se basa en dos factores primordiales: la perpetuidad de la deflación y sus cuestiones demográficas. 

Mientras que una economía saludable tiene una tasa de crecimiento que va por encima de su crecimiento poblacional, y tiene un nivel de inflación que va de la mano con el aumento en el ingreso, Japón muestra una cara diferente. 

Al tener una población que está envejeciendo y un mercado laboral en vías de reducción, la economía prevé que los precios no van a aumentar y se crearán momentos de deflación. El problema más agraviante es que las etapas de deflación tienden a crear mayor especulación de que se creará mayor deflación a futuro.

El círculo vicioso se cierra cuando la población decide no gastar en cosas que piensan podrían perder su valor en el futuro cercano, y prefieren ahorrar su dinero en lugar de gastar. Ante un menor gasto, la demanda de bienes y servicios baja, y la economía no puede desarrollarse. 

Con tal posición, el Banco de Japón crea este incentivo monetario para llenar de dinero al mercado y esperar que la gente decida aumentar su gasto, para generar mayor dinamismo en la economía y detener el círculo vicioso deflacionario. 

El riesgo del fracaso

La apuesta que está tomando Japón se ve prometedora, pues podría terminar con más de dos décadas en las que la economía no ha avanzado y se han presentado etapas de deflación. Ante esto, la experiencia que ha tenido Estados Unidos con su intento de reactivar su economía no deja una imagen altamente optimista. 

Después de la crisis del 2008, Japón, como muchas otras economías, presentaron diferentes impulsos monetarios con la intención de reiniciar sus economías. Ningún programa fue más grande que el de Estados Unidos, que en el 2009 anunció su primer programa de flexibilidad monetaria de alrededor de 1.4 billones de dólares. 

Más de tres años después, la Fed en Estados Unidos ha tenido que impulsar otras dos rondas de flexibilidad monetaria, establecidos sin límite de tiempo o de cantidad introducida. 

Aunque estos programas de impulso económico fueron tomadas en principio como la solución que reactivaría la economía, la realidad mostró un crecimiento modesto y una recuperación que aún no ha finalizado. 

Tomando como referencia la situación estadounidense, si la apuesta de Japón no impulsa la economía del país, las previsiones de su desarrollo económico se podrían congelar por tiempo indefinido.

Reacciones internacionales

La magnitud de la acción japonesa causó euforia en los mercados internacionales, pensando que con un paquete de estímulo de tal grandeza se podrá superar el estancamiento económico que ha afligido a la nación asiática en la última década. 

En Estados Unidos, tanto el presidente de la Reserva Federal de Atlanta como el de Chicago calificaron como agresiva la decisión del Banco de Japón y esperan que el impulso económico motive a todas las economías del mundo. 

Sin estimar el tiempo en que la medida podría ser evaluada para ver si fue efectiva, se prevé que Japón deje atrás los tiempos de deflación. 

De igual forma, empresas japonesas que cotizan alrededor del mundo también registraron ganancias importantes. Toyota vio su acción subir más de un 4.3 por ciento, mientras que Honda aumentó más de un 5.10 por ciento en la bolsa de Nueva York. 

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