El club anti Trump

Como una muestra de la baja aceptación de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, en el sector empresarial surgió un club de millonarios decididos a impedir que destruya el mundo.

El empresario William C. Doll lidera una sociedad privada que reúne a gente cuya característica común es poseer una riqueza de mil millones de dólares o más.

Como una muestra de la baja aceptación de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, en el sector empresarial surgió un club de millonarios decididos a impedir que destruya el mundo.

El empresario William C. Doll lidera una sociedad privada que reúne a gente cuya característica común es poseer una riqueza de mil millones de dólares o más.

En campaña, Trump prometió “drenar el pantano” y vencer la influencia de los intereses de Wall Street y de las voces a favor de la globalización. La victoria del republicano fue asumida por Doll como una guerra contra su club y sus miembros. Cuando el presidente de Estados Unidos se opuso a la globalización radical, esto se interpretó como un ataque dirigido al 1 por ciento de los hombres más ricos.

El club, llamado Syneidesis, que en griego significa conciencia, cuestiona si la globalización es la culpable de los males que Trump tomó como bandera de campaña: la pérdida de empleos manufactureros, el cierre de fábricas y que México sea el mayor beneficiario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Al respecto, Doll sostiene que el sistema económico es imperfecto para dar por hecho esa afirmación, ya que es un firme creyente en el movimiento de productos, ideas y capital.

Debido a eso, el empresario ha dado un giro al selecto club para transformarlo en un grupo de inversionistas conscientes orientados a promover el capitalismo y la globalización.

Rescate liberal

En las filas de este selecto club figuran unos 12 miembros de Europa, Oriente Medio y América del Norte, que pagan una cuota individual de entre 30 mil y 50 mil dólares anuales.

Durante su campaña, Trump sostuvo un discurso orientado a recuperar el país del manejo de las élites, las cuales, argumenta, ejercen una influencia indebida sobre la clase media. Por ello, Trump llamó a no rendirse ante la falsa canción de la globalización.

Sin embargo, tras el triunfo republicano, Doll invocó a los miembros de su club a mostrar lo bueno que puede hacer la globalización respecto a la creación de empleos. El grupo sostiene que es una equivocación pensar que las élites buscan beneficiarse sólo a ellas mismas.

En octubre pasado, el banco UBS envío un reporte a sus clientes donde señaló que no había evidencia estadística de que haya una crisis masiva de empleos, pero la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) y las elecciones de Estados Unidos de 2016, mostraron una dinámica que contrastó con esta narrativa.

Esto significa que la tecnología y los acuerdos comerciales no necesariamente dan empleo a todos los trabajadores desplazados.

A partir de 1980, el sector manufacturero de Estados Unidos ha perdido el 36 por ciento de los empleos del sector, lo que representa 12.2 millones de puestos de trabajo, de acuerdo al Instituto Brookings.

Pero si el pronóstico de UBS está en lo correcto, un nuevo orden liberal regresará en unas décadas.

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