La economía nacional e internacional se preparan para enfrentar el próximo año con estimaciones que adelantan un panorama más complejo que el de 2023. Foto: Especial

Economía entre estragos y sorpresas cierra 2023

Este año representó la consolidación de los riesgos y efectos negativos que, en materia económica, se generaron desde el inicio de esta década, lo que derivará en un bajo crecimiento y mayor incertidumbre durante 2024

Durante este año se hicieron visibles las consecuencias económicas de eventos adversos que tuvieron un alcance global, como lo fueron el impacto en las cadenas de producción luego de la pandemia y el conflicto bélico ruso ucraniano; aunque a nivel nacional el resultado fue distinto.

Más allá de que la emergencia sanitaria mundial por COVID-19 tuvo sus peores días hace un par de años, y que las tensiones en Europa del Este se agudizaron en 2022, no fue sino hasta 2023 que sus consecuencias se dejaron sentir de manera generalizada, ya que, desde los mercados internacionales, hasta los bolsillos de la población trabajadora, se vieron perjudicados.

Y es que, como resultado de un inicio de década convulso, en menos de un año el sistema financiero global se vio amenazado por quiebras de  diversos bancos, se registraron ritmos de crecimiento económico históricamente inferiores y hasta se observó el mayor nivel de endeudamiento global del que se tenga registro, ese ha sido el legado económico de 2023.

“La economía mundial continúa recuperándose de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la crisis del costo de vida. En retrospectiva, su resiliencia ha sido notable. Pese a la perturbación que causó la guerra en los mercados de energía y alimentos y el endurecimiento sin precedentes de las políticas monetarias para luchar contra una inflación no vista en décadas, la actividad económica se ha ralentizado, pero no ha desacelerado”, señaló el Fondo Monetario Internacional sobre el estado actual de la economía internacional.

 Al respecto, luego de un impacto histórico en la actividad económica mundial por la interrupción de las cadenas de producción en el marco de la emergencia médica por COVID-19, los precios de diversos bienes y servicios comenzaron a encarecerse producto de la interrupción en el suministro de insumos estratégicos como el gas natural y el maíz, gracias al conflicto entre Rusia y Ucrania.

De ahí que las sanciones comerciales impuestas por la Unión Europea a la nación liderada por Vladímir Putin lograran reducir a 12.9 por ciento el total de importaciones energéticas a la región desde Rusia; pero con un impacto considerable en los costos de los energéticos, que poco antes de iniciar 2023 alcanzaron su máximo histórico, de acuerdo con la información de la Oficina Europea de Estadística.

Tal espiral inflacionaria no se contuvo en tierras europeas, pues generó afectaciones en diversas economías, por lo que, desde el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de Estados Unidos y hasta el Banco Central de Brasil tuvieron que elevar sus tasas de interés a rangos no registrados previamente; en el caso mexicano, Banco de México llevó su tasa de referencia a 11.25 por ciento, el nivel más elevado desde que se usa como herramienta de política monetaria, cuestión que a la fecha persiste.

Con un ciclo alcista de tasas de referencia generalizado, se generó un clima de incertidumbre y especulación que dio como resultado la quiebra de Silicon Valley Bank, entidad bancaria encargada de financiar proyectos y firmas de la industria tecnológica, Signature Bank,  First Republic Bank y el colapso del gigante suizo Credit Suisse, absorbido por UBS; lo que representó un riesgo de contagio generalizado al interior del sistema financiero internacional.

Aunque lo anterior no se tradujo en un clima de desconfianza financiera permanente, confirmó la imposibilidad de plantear un panorama positivo alrededor del ecosistema económico; cuestión que se reflejó en el mayor endeudamiento que ha registrado en su conjunto,  gobiernos, sector privado y hogares, de acuerdo a los registros del Instituto de Finanzas Internacionales, y la previsión de un crecimiento, históricamente menor, por parte de la economía global para este año, ha señalado el Fondo Monetario Internacional.

La economía mexicana sorprende por su desempeño

Paradójicamente, los estragos de la pandemia y el ciclo alcista de tasas de interés han generado un atractivo singular para el escenario nacional, que ha recibido Inversión Extranjera Directa como nunca, creciendo de forma sostenida al tres por ciento durante este año y logrando registros determinantes como la tasa de desocupación más baja en décadas, récord en captación de remesas y hasta un aumento histórico en materia salarial, según datos de la Secretaría de Economía.

Lo anterior fue impulsado por la inercia de la relocalización industrial por la que atraviesa el país, el impulso de proyectos de inversión por parte de la actual administración y el anclaje a la economía de Estados Unidos que México históricamente ha sostenido y, actualmente, continúa procurando.

Sin embargo, aunque ha sido un año notable en términos macroeconómicos para el país, analistas, organismos internacionales y agencias calificadoras no contemplan un escenario base donde la economía nacional pueda repetir el resultado obtenido durante este año.

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