El conflicto podría disminuir la producción de hasta 150 mil vehículos semanales y generar pérdidas de hasta tres mil millones de dólares en Estados Unidos. Foto: Especial

Brazo sindical automotriz presiona economía estadounidense y hasta la de México

La lucha de trabajadores del sector automotriz de Estados Unidos puede tener repercusiones que trascienden sus fronteras, lo que abre el debate sobre su pertinencia

La disputa por un aumento de hasta 40 por ciento en los salarios de los trabajadores automotrices de Estados Unidos puede desencadenar impactos en diversos sectores de su economía y en los de otros países.

Las empresas Ford, General Motors y Stellantis reportaron ganancias totales por  21 mil millones de dólares durante el primer semestre de 2023, lo que ha motivado a que 13 mil personas sindicalizadas a través de los Trabajadores Automotrices Unidos (UAW, por sus siglas en inglés) demandan mejoras salariales por medio de la huelga más grande en la historia reciente de Estados Unidos.

Sin embargo, el conflicto podría disminuir la producción de hasta 150 mil vehículos semanales y generar pérdidas de hasta tres mil millones de dólares en Estados Unidos, en tanto que en México se ponen en juego 71 mil millones de dólares en exportaciones de autopartes, de acuerdo a la dirección de análisis económico de MONEX.

Respecto a las consecuencias económicas de esa huelga en México, la Industria Nacional de Autopartes (INA) estima una afectación semanal en la producción de autopartes mexicanas de hasta 76 millones de dólares, es decir, el 0.1 por ciento de las exportaciones mexicanas de autopartes realizadas a Estados Unidos durante 2022.

Además el 10 por ciento del empleo formal de la industria automovilística en la frontera norte del país podría verse afectada debido a su fuerte presencia en esta zona, de acuerdo con la declaración de Thor Salayandía, vicepresidente de Maquiladora y Franjas Fronterizas de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA).

Pero dado que es un evento reciente aún es prematuro intentar dimensionar el impacto económico para el mercado mexicano, ya que dependerá de factores como la duración de la huelga, las líneas que paren y la cantidad de plantas afectadas, señala Adriana Ramírez, gerente de estudios económicos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).

Impacto en Estados Unidos

“La decisión de la UAW de iniciar una huelga tendrá consecuencias negativas de gran alcance para nuestra economía, para los trabajadores estadounidenses empleados directamente por las grandes compañías, sus proveedores y distribuidores, así como para los miles de pequeñas empresas y familias cuyos medios de vida también estará en riesgo”, considera Suzanne Clark, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.

Para la organización encabezada por Clark, las afectaciones económicas por la huelga impactan en diversos frentes; los bolsillos del 94 por ciento de los trabajadores del sector privado estadounidense que no están afiliados a un sindicato, por ejemplo, en los cinco mil 600 proveedores estadounidenses de componentes para Ford, General Motors y Stellantis además de los millones de dólares que las tres grandes empresas han invertido para la modernización de sus plantas de producción, ahora para autos eléctricos.

Incluso la calificadora Fitch Ratings advierte que, de prolongarse el conflicto, la liquidez de las empresas podría verse gravemente afectada, sobre todo si se consolida un cierre generalizado de las plantas productoras, cuestión que presionará los perfiles crediticios de los considerados tres grandes de la industria automotriz.

“Creemos que las empresas y el UAW están interesados ​​en resolver la huelga lo más rápido posible. Sin embargo, varios temas desafiantes podrían dificultar una resolución rápida, incluida la brecha entre las ofertas de compensación y las demandas del UAW, además del deseo del sindicato de realizar cambios significativos en los planes de beneficios y pensiones de los jubilados. Cuestiones más amplias, como el papel de los trabajadores sindicalizados en la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, también podrían ser puntos espinosos”, señala Fitch Ratings al respecto.

¿Por qué se lucha?

Las desigualdades económicas vividas por los trabajadores automotrices de Estados Unidos durante los últimos años respecto a lo que producen y lo que reciben resulta la principal motivación para las movilizaciones iniciadas el viernes pasado.

Mientras que los directores ejecutivos de Ford, General Motors y Stellantis han visto crecer sus salarios en un 40 por ciento durante los últimos cuatro años, los trabajadores de la industria automotriz estadounidense solo han recibido un incremento salarial del 6 por ciento en el mismo lapso de tiempo, a pesar de que el costo de los automóviles se ha incrementado hasta en un 34 por ciento.

Las presiones inflacionarias que han afectado la economía estadounidense en los últimos años provocaron que el salario real de un trabajador automotriz en Estados Unidos sea el más bajo en 20 años, de acuerdo a la UAW.

Por ello, y con la mayoría de los trabajadores automotrices sin seguridad social o un programa de jubilación, se ha decidido ampliar el paro de actividades de no llegar a un acuerdo el próximo viernes, señala Shawn Fain, presidente de la UAW.

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