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BlackRock: no subestimen a la Fed

BlackRock, la administradora de activos que tiene a su cargo 4.6 billones de dólares, dijo que los inversionistas de bonos no están preparados para un incremento en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

A siete años de la crisis financiera global, los bancos centrales, particularmente la Fed, continúan dictando la partitura de la economía mundial.

La influencia de la política monetaria poco convencional, originalmente diseñada como un instrumento de corto plazo, se mantiene como la principal directriz de los mercados financieros.

48
por ciento
es la probabilidad asignada por el mercado de futuros de que se realice al menos un alza de tasas por parte de la Reserva Federal en el 2016
"¿Los bancos centrales van a esperar a que pase todo el 2016? Probablemente no, pero esto es lo que el mercado de futuros sugiere. La inflación se ha fortalecido, lo que sugiere que el banco central no será tan acomodaticio como el mercado espera”
Russ KoesterichJefe de estrategia
de inversión global
de Blackrock

BlackRock, la administradora de activos que tiene a su cargo 4.6 billones de dólares, dijo que los inversionistas de bonos no están preparados para un incremento en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

A siete años de la crisis financiera global, los bancos centrales, particularmente la Fed, continúan dictando la partitura de la economía mundial.

La influencia de la política monetaria poco convencional, originalmente diseñada como un instrumento de corto plazo, se mantiene como la principal directriz de los mercados financieros.

Después de que la Fed elevó su tasa de interés de referencia desde niveles cercanos a cero por primera vez en casi una década en diciembre, el mercado interpretó la señal como el primer indicio de la salida de las políticas poco convencionales de estímulo.

El inicio del 2016 estuvo acompañado de un súbito incremento en los niveles de volatilidad. La aversión al riesgo se volvió en la principal característica del clima de inversión, reflejándose en la debacle de los mercados accionarios, la profundización de la caída del precio del petróleo y un incremento en la demanda de los activos de resguardo. 

Al deterioro financiero se sumaron una serie de recortes de las perspectivas de crecimiento global. Tanto el Fondo Monetaria Internacional, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos redujeron sus expectativas de expansión del Producto Interno Bruto del mundo.

Acostumbrado a los estímulos de política monetaria, el mercado apostó a que la Fed pondría pausa al inicio de un ciclo de alza de tasas de interés. La mediana de las proyecciones del banco central ubican a la tasa de interés de referencia en 1.375 por ciento a finales del 2016, lo que requeriría de cuatro aumentos de 25 puntos base en el año.

Sin embargo, el mercado de futuros asigna una probabilidad menor a 50 por ciento de que se realice un incremento en la tasa de interés en el 2016. El primero de enero, esta probabilidad era de 93 por ciento, lo que pone de relieve el papel que jugó el deterioro del escenario financiero en las expectativas del mercado respecto a la política monetaria.

Inflación es la clave

La postura de BlackRock se centra en el hecho de que la inflación ha mostrado un ascenso más rápido de lo esperado, de modo que la Fed estaría obligada a subir los tipos de interés para evitar un sobrecalentamiento de la economía.

Mientras que el desempleo ha bajado consistentemente desde el fin de la crisis, la Fed no ha podido cumplir con su otro mandato: una inflación anual de 2 por ciento.

Desde el 2012, el cambio en el nivel de precios se ha encontrado por debajo del objetivo del banco central.

A pesar de los programas de relajación cuantitativa y de que las tasas de interés se encuentran cerca de niveles mínimos históricos, la inflación ha sido una preocupación recurrente que es comúnmente citada como un argumento para frenar cualquier alza en la tasa de interés.

No obstante, BlackRock observa un repentino fortalecimiento en la inflación que derivará inevitablemente en un endurecimiento de la política monetaria. Aún si el mercado no está alineado con esta percepción. 

De acuerdo a la encuesta a economistas que realiza Bloomberg, la expectativa de inflación anualizada pasó de 0.6 por ciento en diciembre a 1.1 por ciento en enero. 

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