¿Amigos o enemigos?

El pasado lunes 8 de octubre,  la Secretaría de Economía informó que México ingresó de manera formal a las negociaciones en el Acuerdo de Asociación Transpacífica o TPP como se conoce en inglés.

Se trata de un acuerdo de libre comercio entre países de la zona del Pacífico al que México llegó tarde, pues se firmó desde el 2005 por los miembros originales, sumándose nuevos socios cada par de años.

El pasado lunes 8 de octubre,  la Secretaría de Economía informó que México ingresó de manera formal a las negociaciones en el Acuerdo de Asociación Transpacífica o TPP como se conoce en inglés.

Se trata de un acuerdo de libre comercio entre países de la zona del Pacífico al que México llegó tarde, pues se firmó desde el 2005 por los miembros originales, sumándose nuevos socios cada par de años.

Esta representa una meta que la administración se había propuesto desde el año pasado y que según pronunciamientos del propio secretario y otros funcionarios federales, permitirá a México exportar más hacia los países que ya pertenecen a él, como India y China.

No obstante, las mismas negociaciones podrían verse entorpecidas por la decisión de interponer una queja ante la Organización Mundial del Comercio contra China, uno de sus nuevos socios en el acuerdo.

La queja cita ejemplos de impuestos injustos, descuentos en préstamos y hasta pagos directos por parte del sector estatal chino hacia la industria textil, lo que constituye, en algunos casos, prácticas de comercio desleales.

Ambas decisiones, demandar a China y tratar de concretar acuerdos comerciales adicionales, están en el interés nacional.

La industria textil tiene años formulando su caso ante autoridades mexicanas, que parecían sordas a las plegarias sin prodigar auxilio.

Una queja ante la OMC podría mejorar los términos de intercambio, aunque esto podría tardarse años ante el burocrático proceso del organismo.

Por ejemplo, durante los próximos 60 días no pasará gran cosa puesto que China tiene una ventana legal para establecer una defensa.

Pero la espera no justifica la inacción y al menos el proceso ha comenzado.

Por otro lado, China continúa creciendo, consumiendo ferozmente materias primas pero también cada vez más bienes intermedios.

La cada día más  competitiva industria automotriz mexicana podría verss beneficiada de un marco legal más transparente y favorable.

Según el subsecretario de comercio de la Secretaría de Economía, Francisco de Rosenzweig, la estrategia consistiría en vender a países como Malasia y Vietnam, que ya exportan a China y podrían usar insumos mexicanos, además de al propio gigante asiático.

Sin embargo, por la decisión de perseguir ambas metas al mismo tiempo, una podría obstruir a la otra.

Al final del día, dependiendo de la astucia de los negociadores chinos, el gobierno mexicano podría verse en la necesidad de escoger a solo una.

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