Como se esperaba, Felipe Calderón se defendió como gato boca arriba para no perder las dos coordinaciones de la bancada plurinominal de su partido.
Para salir lo menos raspado posible, el presidente tuvo que negociar más a fuerza, que por ganas, con todos sus opositores. Todo con tal de que Gustavo Madero accediera a designar a su delfín Ernesto Cordero.
Redes de Poder