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La sacudida del ‘fracking’

A pesar de que existe una férrea defensa de la fracturación hidráulica por parte de aquellos que se benefician económicamente de ella, cada vez se acumula más evidencia en contra de la técnica de extracción de gas.

Con monitoreo en tiempo real, científicos encontraron un nexo entre una serie de sismos leves al oeste de Fort Worth, Texas, y yacimientos de gas cercanos e inyecciones de aguas residuales en los pozos – una técnica comúnmente conocida como "fracking". 

A pesar de que existe una férrea defensa de la fracturación hidráulica por parte de aquellos que se benefician económicamente de ella, cada vez se acumula más evidencia en contra de la técnica de extracción de gas.

Con monitoreo en tiempo real, científicos encontraron un nexo entre una serie de sismos leves al oeste de Fort Worth, Texas, y yacimientos de gas cercanos e inyecciones de aguas residuales en los pozos – una técnica comúnmente conocida como “fracking”. 

En 84 días desde noviembre del 2013 hasta enero del 2014, el área alrededor de Azle, Texas, fue sacudida por 27 sismos de magnitud 2 o mayor, mientras que científicos en la Southern Methodist University y el Instituto Geológico de Estados Unidos monitorearon los temblores. 

Esta es un área que no había registrado sismos en 150 años en fallas “que han estado inactivas por centenares de millones de años”, dijo Matthew Hornbach, geofísico en la universidad.

De acuerdo con la investigación, cuando el volumen de las inyecciones de aguas de desecho decreció significativamente, también lo hicieron los temblores.

Los científicos concluyeron que extraer agua salada de los pozos en el proceso de producción de gas y entonces inyectar agua residual de nuevo en la tierra “representa la causa más probable” de la ola de sismos, de acuerdo con un estudio publicado ayer en la revista Nature Communications.

Los científicos determinaron eso basados en dónde y cuándo ocurrieron los sismos, simulaciones por computadoras que siguen los cambios de presión y datos de pozos cercanos. 

Hornach dijo que el momento y la localización de los temblores tienen una correlación mayor con las perforaciones e inyecciones que con cualquier otra razón posible.

Evidencia clara

“Parece haber pocas dudas sobre la conclusión de que los sismos fueron realmente inducidos”, dijo la sismóloga Susan Hough, del Instituto Geológico, que no fue parte del estudio, en un mensaje electrónico. “Hay casi una abundancia de evidencia clara en este caso”. 

Esto se suma a otros estudios que han vinculado las inyecciones profundas a un aumento considerable de los sismos en Oklahoma y el sur de Kansas, donde ha habido más de 950 temblores de magnitud 2 o mayor en lo que va de año, de acuerdo con el instituto.

(Fuente: AP)

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