Municipios rurales y del sur de Nuevo León sufren los efectos más graves de la sequía prolongada que vive la entidad. Foto: Especial

Zona sur de Nuevo Léon, entre la sequía y el olvido

Pobladores de la zona rural y del sur de Nuevo León luchan contra la prolongada sequía que se apoderó de la región a la vez que buscan ser visibilizados y atendidos por las autoridades, que se encuentran enfocadas en ZMM

Para los habitantes de la zona rural y los municipios del sur de Nuevo León la sequía ha ido más allá de no contar con agua corriente en su hogar, pues en estos sitios, poco atendidos por las autoridades, se lucha día con día por sobrevivir sin líquido.

La crisis hídrica a la que se enfrenta la entidad, la peor de los últimos 30 años, ha trastocado seriamente la vida de los habitantes de la Zona Metropolitana de Monterrey, (ZMM) quienes han sufrido reducciones en la presión, escasez y líquido de tonalidades turbias, además de cortes sin previo aviso en el suministro.

Todos estos se han vuelto escenarios comunes para las miles de personas que residen en municipios como Monterrey, San Nicolás, Guadalupe y Escobedo.

Sin embargo, quienes más han sufrido por la falta de este recurso son quienes viven en zonas alejadas de la metrópoli, pues además de padecer la ausencia de agua, también sufren diariamente el olvido de las autoridades.

“Ocupamos que las autoridades nos ayuden con algo, principalmente con el agua, porque sin agua no hay nada”, aseguró Francisco Eufrasio, habitante de El Álamo, comunidad enclavada en el municipio de Doctor Arroyo, al sur de la entidad.

Un problema mayor

Los habitantes de esta zona no sólo dependen del agua para llevar a cabo sus actividades diarias, pues el no contar con el recurso se traduce en grandes pérdidas económicas para ellos y sus familias, ya que muchos subsisten gracias a la siembra de cultivos y la ganadería.

En un recorrido por la zona, Reporte Índigo constató el preocupante estado de la sequía en el lugar.

“Es una tristeza; mire esta milpa, es maíz, pero está seco, nunca nos llovió en todo el año (…) Tenemos unas presas que retienen el agua cada año, pero ya están secas; a mí me gusta vivir de la agricultura, pero Diosito ya no nos quiere mandar las lluvias, van tres años que no nos llueve nada”, aseguró con tristeza Francisco Eufrasio.

En ejidos como El Álamo, ubicado a cinco horas de la ZMM, el panorama de supervivencia es igual de incierto que la pequeña represa con la que cuentan sus habitantes, cuya agua almacenada, verde y lodosa, no alcanza para regar sus plantíos y darle de beber a sus animales.

“Si acaso esta presa tendrá un siete por ciento; esta agua nos va a aguantar un mes, a lo mejor un poco más, y si no llueve pues a pedir pipas, pero si no nos escuchan las autoridades vamos a estar sin agua”, aseguró el poblador.

Otra imagen poco alentadora es la del pozo con la que cuentan los habitantes del ejido, cuya agua no puede utilizarse para la siembra ni el consumo humano.

De tal forma, el poco dinero que llegan a ganar debe ser destinado a la compra de agua potable en garrafones.

“Tenemos un pozo, pero es agua salada; no sirve para el consumo ni para sembrar, me he calado cada año, pero todo se me seca porque es agua salada y tengo que comprar dos garrafones cada ocho días”, agregó don Juan, otro habitante de la zona.

En El Álamo viven alrededor de 120 personas cuya principal actividad, al menos hasta hace algunos años, consistía en la siembra de cultivos y la crianza de ganado.

Hoy, sin embargo, muchos de esos habitantes han perdido tanto sus sembradíos como a sus animales, lo que los forzó a sobrevivir tallando ixtle, una actividad que no les proporciona los recursos necesarios ni para el sustento diario.

De acuerdo con datos del Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), son hasta 27 los municipios neoleoneses catalogados como ‘anormalmente secos’ al corte del 15 de agosto; de estos, 16 presentan ‘sequía moderada’, mientras que a los ocho restantes se les considera en ‘sequía severa’.

Históricamente, el sur de Nuevo León cuenta con algunos de los municipios más ‘secos’ de la región; sin embargo, la crudeza de las últimas temporadas de calor ha provocado un fenómeno migratorio emergente, pues ya son muchos los pobladores de la zona que optan por migrar hacia el extranjero al no encontrar sustento suficiente en sus localidades, en donde la sequía parece no dar tregua.

Proyectos hídricos en la zona: ineficientes y en abandono

Hace casi siete años, en El Álamo se instaló un sistema de tuberías para colocar medidores y proveer servicio de agua para la población; sin embargo, el proyecto quedó como un mero adorno al exterior de las casas beneficiadas, pues por dichos ductos nunca corrió líquido.

“Lo ideal sería que pusieran el servicio donde no hay agua; está la tubería, hace siete años vinieron a perforar, pero no tiene lo importante, que es el líquido… falta el bombeo, hasta aquí no llega el agua”, afirmó Francisco Eufrasio.

Otro intento fallido fue la construcción de un aljibe (pozo o cisterna fabricado de ladrillo), para retener el agua que escurriera de los cerros; sin embargo, la falta de lluvias y mantenimiento terminaron por agrietar y dejar inservible la estructura.

De tal forma, mientras que la administración del gobernador Samuel García presume la construcción de acueductos, pozos y presas para mitigar la sequía en la  ZMM, los municipios alejados de la capital del estado luchan para sobrevivir.

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