El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien sostenía un diferendo político con Padilla López abordó sus desavenencias con el grupo político del exrector en una carta abierta. Foto: Especial

Universidad de Guadalajara espera cambio de época tras el fallecimiento de Raúl Padilla

La partida de Raúl Padilla López, quien de acuerdo con la Fiscalía de Jalisco se quitó la vida con un arma de fuego, ocurre en un momento en el que el Gobierno del estado había logrado acotar su influencia política

La muerte de Raúl Padilla López significará todo un cambio de época al interior de la Universidad de Guadalajara (UdeG) tras haber fungido como su máximo jefe político durante más de tres décadas, sin embargo, su pérdida llega en un momento en el que han crecido las exigencias por democratizar la institución educativa.

Las reacciones que generó el fallecimiento de Padilla López en el ámbito político y cultural, así como entre los ciudadanos, son reflejo del contrastante legado que dejó el exrector de la universidad.

Unos destacan sus labores de promoción y difusión cultural, otros, el “cacicazgo” que impuso en la casa de estudios desde 1989, impidiendo así que otros grupos políticos distintos al suyo pudieran hacerse de las riendas de esa institución pública.

Ahora que el reducido grupo cupular donde se toman las decisiones más importantes de la universidad, conocido como “El Sanedrín”, se ha quedado sin su mayor líder, lo que se proyecta es que la conducción de la institución y de su corriente política quede en manos de los tres integrantes restantes.

José Trinidad Padilla López, hermano de Raúl y, por ello, también exrector general de la universidad, en el periodo 2001-2006.

Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, primo hermano de Raúl, y por lo cual también llegó a fungir como rector general de la casa de estudios, en el periodo 2013-2018; y José Alfredo Peña Ramos, actual Rector del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá).

El 30 de agosto de 2022, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien sostenía un diferendo político con Padilla López, emitió una “Carta abierta a la comunidad universitaria y a las y los jaliscienses” donde abordó sus desavenencias con el grupo político del exrector.

“Lo que mi Gobierno no va a permitir es que utilicen a la universidad de todos los jaliscienses para hacer negocios y acumular poder (…) No quiero una universidad secuestrada, sino una abierta al mundo en donde se privilegie la educación y no la mala política.

“La democratización de la universidad le toca a su propia comunidad. Mi padre fue rector y nunca haré nada que lastime la autonomía universitaria. Es momento de que la Universidad les sirva a los jaliscienses”.

Estas demandas por democratizar la universidad y el rumbo político que tome de aquí en adelante la casa de estudios, ya sea uno que favorezca la pluralidad de voces y expresiones políticas en su conducción, u otro que continúe por la misma senda del control del “padillismo”, recaerán ahora sobre las tres figuras de “El Sanedrín”: Padilla López, Bravo Padilla y Peña Ramos.

Padillismo acotado

La partida del exrector, Padilla López,  quien de acuerdo con la Fiscalía de Jalisco se quitó la vida con un arma de fuego, llega también en una coyuntura en la que el Gobierno del estado había logrado acotar la influencia política que ejercía sobre los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la entidad, así como en el ámbito municipal y en los organismos autónomos.

Entre las instituciones que han perdido elementos pertenecientes al grupo de Padilla López, están las siguientes: la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Tribunal de Justicia Administrativa, el Supremo Tribunal de Justicia, el Consejo de la Judicatura, el Instituto de Justicia Alternativa, el Tribunal de Arbitraje y Escalafón, los ayuntamientos de Chiquilistlán, Guachinango, Cuautla y El Arenal, el Congreso del Estado, el Instituto de Transparencia, el Comité de Participación Social del Sistema Anticorrupción, la extinta Comisión de Filmaciones, entre otras.

Además, el Gobierno de Alfaro Ramírez había cortado de tajo el financiamiento público hacia los proyectos que impulsaba directamente Padilla López, particularmente el llamado Centro Cultural Universitario –y su Museo de Ciencias Ambientales-, que contempla áreas comerciales, habitacionales, corporativas y culturales, y que ha recibido una inversión pública de al menos 4 mil 856.8 millones de pesos.

El 25 de noviembre de 2022, al referirse a Padilla López, el gobernador dijo que “lo que no vamos a hacer es permanecer callados y permitir que un mafioso disfrazado de promotor cultural siga engañando a la comunidad cultural de país y a la comunidad internacional (…)

“El silencio es lo que ha lastimado tanto a la universidad, tener a una universidad secuestrada es algo que no se puede permitir y por eso llegó también el momento de decir que a Raúl Padilla se le acabó el veinte”.

Los cargos

En su comunicado oficial sobre la muerte de Padilla López, la Universidad de Guadalajara habló sobre parte de su trayectoria.

“Importantes aportes a la cultura y la educación del Estado de Jalisco, son parte del legado del Ex rector de la Universidad de Guadalajara (UdeG), licenciado Raúl Padilla López, quien impulsó la descentralización de la educación para llegar a todos los rincones del estado y propició la creación de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, entre otras actividades”.

En agosto de 2008, durante la malograda rebelión que encabezaba el entonces rector, Carlos Briseño Torres, contra Padilla López, se dio a conocer que el control que este ejercía sobre la universidad se traducía en que contara con 12 cargos distintos en la estructura universitaria y sus organismos, entre los cuales figuraban los siguientes:

Presidente de la Feria Internacional del Libro (FIL), Presidente del Fideicomiso del Centro Cultural Universitario, Presidente del Consejo Consultivo de Cultura de la UdeG, Presidente de Papirolas, Presidente del Festival Internacional de Cine, Coordinador de la Cátedra Julio Cortázar, Presidente del Consejo de Administración del Corporativo de Empresas Universitarias, Presidente del Patronato del Teatro Diana, Presidente del Consejo Directivo de la Fundación UdeG, además de que era Profesor investigador.

Lejos de lograr la expulsión de Padilla López, Briseño Torres terminó siendo destituido del cargo de rector general por el Consejo General Universitario –un órgano que siempre cumplió los designios de aquel-. Briseño Torres se quitó la vida en noviembre de 2009.