De enero a junio de 2023, se registraron 990 hechos de tortura en los diversos medios de comunicación del país, lo que la convierte en la mayor atrocidad reportada durante ese lapso. Junto a este delito, el asesinato de mujeres con crueldad extrema, y la mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres, encabezan la lista de actos atroces cometidos durante el primer semestre del año, según el informe “Galería del horror: atrocidades y eventos de alto impacto, enero-junio 2023”, de la organización Causa en Común. El análisis hemerográfico considera como “atrocidad” el uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político; y/o para provocar terror. En contraste con otros años, los reportes de tortura en 2023 (990) muestran un incremento, al contabilizarse 856 y 428 en los primeros seis meses de 2022 y 2021, respectivamente. Sin embargo, en los tres periodos, ese mismo delito fue la atrocidad más citada en las fuentes periodísticas. Más o menos registros, ¿de qué depende? De acuerdo con el informe, Chihuahua, Guerrero y Baja California son los estados en donde más se ha informado sobre casos de tortura; no obstante, esto no significa que en otras entidades la comisión de este delito sea menor. Especialistas señalan que factores como el dominio del crimen organizado u otros poderes sobre los medios de comunicación estatales podría afectar en la difusión de los hechos de violencia que ocurren en cada territorio. “Hay entidades en las que se concentra la mayor cantidad de atrocidades y ese es un indicador; pero en los estados en donde no se reporta tanto o no hay tantas notas, pero se tiene conocimiento a voces de que ahí ocurren cosas, también es un indicador. “Por ejemplo, en entidades como Sinaloa, pudiera ser que hay una zona de silencio, al igual que en Zacatecas, o que se trate de un estado en donde hay una especie de ‘pax narca’”, menciona a Reporte Índigo, Estefanía López Mendoza, investigadora de Causa en Común. La “pax narca”, explica, es el fenómeno que ocurre en estados en donde hay una fuerte presencia del crimen organizado, lo que genera que se mantenga un cierto orden, ya sea desde la seguridad pública o la libertad de prensa, en el sentido de qué tanto y sobre qué se puede publicar y qué no. Las entidades federativas con mayor número de atrocidades reportadas son Chihuahua, con 347; Guanajuato, con 282; Baja California, con 270; Guerrero, con 236; y Morelos, con 184. En tanto, las que dieron a conocer menos hechos atroces fueron Durango y Campeche, con 12 cada una; Querétaro, con 15; Coahuila, con 19; y Aguascalientes, con 22. Atención a la salud psicológica De las propuestas incluidas en el estudio por parte del equipo de investigación hacia las autoridades mexicanas, destaca la importancia de incluir en la estrategia de seguridad la atención de la salud mental de la población. “A los enfoques policiales y sociológicos, deben sumarse enfoques psicológicos. Por ello, contrario al desmantelamiento prevaleciente de estructuras y programas del sector salud, deben fortalecerse e incluir, de manera prioritaria, la atención psicológica especializada a escala nacional”, señala el informe. Al respecto, López Mendoza afirma que, si bien es cierto que gran parte de la violencia depende del crimen organizado o es causa de estas células delictivas, hay ejemplos, como asesinatos de niñas, niños y adolescentes, que son ajenos a estos grupos. “Vemos también que hay linchamientos, asesinato de mujeres con crueldad extrema, entre otro tipo de atrocidades que no necesariamente relacionan al crimen organizado”, menciona. La investigadora manifiesta que, a nivel Gobierno, es fácil decir que la violencia depende del crimen organizado, pero es una forma de lavarse un poco las manos, pues las autoridades deben tomar cartas en el asunto en temas como procuración de justicia e investigación de delitos. “Vemos que gran parte de los delitos ocurren a nivel local, son delitos del fuero común y, en este sentido, se habla mucho de prevención, pero siempre desde el despliegue de elementos o rondines de seguridad, pero no se habla del estado mental de los individuos. “Con esto no queremos decir que la gente es violenta porque está enferma mentalmente, sino que también hay condiciones socioculturales o económicas, en muchos casos, que orillan a estas patologías”, explica. Foto: Especial

Tortura, la atrocidad más reportada en tres años consecutivos

El asesinato de mujeres con violencia extrema, y la mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres son los otros dos hechos atroces con más difusión en medios, según Causa en Común

De enero a junio de 2023, se registraron 990 hechos de tortura en los diversos medios de comunicación del país, lo que la convierte en la mayor atrocidad reportada durante ese lapso.

Junto a este delito, el asesinato de mujeres con crueldad extrema, y la mutilación, descuartizamiento y destrucción de cadáveres, encabezan la lista de actos atroces cometidos durante el primer semestre del año, según el informe “Galería del horror: atrocidades y eventos de alto impacto, enero-junio 2023”, de la organización Causa en Común.

El análisis hemerográfico considera como “atrocidad” el uso intencional de la fuerza física para causar muerte, laceración o maltrato extremo; para causar la muerte de un alto número de personas; para causar la muerte de personas vulnerables o de interés político; y/o para provocar terror.

En contraste con otros años, los reportes de tortura en 2023 (990) muestran un incremento, al contabilizarse 856 y 428 en los primeros seis meses de 2022 y 2021, respectivamente. Sin embargo, en los tres periodos, ese mismo delito fue la atrocidad más citada en las fuentes periodísticas.

Más o menos registros, ¿de qué depende?

De acuerdo con el informe, Chihuahua, Guerrero y Baja California son los estados en donde más se ha informado sobre casos de tortura; no obstante, esto no significa que en otras entidades la comisión de este delito sea menor.

Especialistas señalan que factores como el dominio del crimen organizado u otros poderes sobre los medios de comunicación estatales podría afectar en la difusión de los hechos de violencia que ocurren en cada territorio.

“Hay entidades en las que se concentra la mayor cantidad de atrocidades y ese es un indicador; pero en los estados en donde no se reporta tanto o no hay tantas notas, pero se tiene conocimiento a voces de que ahí ocurren cosas, también es un indicador.

“Por ejemplo, en entidades como Sinaloa, pudiera ser que hay una zona de silencio, al igual que en Zacatecas, o que se trate de un estado en donde hay una especie de ‘pax narca’”, menciona a Reporte Índigo, Estefanía López Mendoza, investigadora de Causa en Común.

La “pax narca”, explica, es el fenómeno que ocurre en estados en donde hay una fuerte presencia del crimen organizado, lo que genera que se mantenga un cierto orden, ya sea desde la seguridad pública o la libertad de prensa, en el sentido de qué tanto y sobre qué se puede publicar y qué no.

Las entidades federativas con mayor número de atrocidades reportadas son Chihuahua, con 347; Guanajuato, con 282; Baja California, con 270; Guerrero, con 236; y Morelos, con 184. En tanto, las que dieron a conocer menos hechos atroces fueron Durango y Campeche, con 12 cada una; Querétaro, con 15; Coahuila, con 19; y Aguascalientes, con 22.

Atención a la salud psicológica

De las propuestas incluidas en el estudio por parte del equipo de investigación hacia las autoridades mexicanas, destaca la importancia de incluir en la estrategia de seguridad la atención de la salud mental de la población.

“A los enfoques policiales y sociológicos, deben sumarse enfoques psicológicos. Por ello, contrario al desmantelamiento prevaleciente de estructuras y programas del sector salud, deben fortalecerse e incluir, de manera prioritaria, la atención psicológica especializada a escala nacional”, señala el informe.

Al respecto, López Mendoza afirma que, si bien es cierto que gran parte de la violencia depende del crimen organizado o es causa de estas células delictivas, hay ejemplos, como asesinatos de niñas, niños y adolescentes, que son ajenos a estos grupos.

“Vemos también que hay linchamientos, asesinato de mujeres con crueldad extrema, entre otro tipo de atrocidades que no necesariamente relacionan al crimen organizado”, menciona.

La investigadora manifiesta que, a nivel Gobierno, es fácil decir que la violencia depende del crimen organizado, pero es una forma de lavarse un poco las manos, pues las autoridades deben tomar cartas en el asunto en temas como procuración de justicia e investigación de delitos.

“Vemos que gran parte de los delitos ocurren a nivel local, son delitos del fuero común y, en este sentido, se habla mucho de prevención, pero siempre desde el despliegue de elementos o rondines de seguridad, pero no se habla del estado mental de los individuos.

“Con esto no queremos decir que la gente es violenta porque está enferma mentalmente, sino que también hay condiciones socioculturales o económicas, en muchos casos, que orillan a estas patologías”, explica.

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