El simulacro del gran sismo

A través de un ejercicio coordinado por la Secretaría de Protección Civil, la Ciudad de México medirá este 19 de septiembre su nivel de reacción ante un hipotético temblor de 8.0 de magnitud con epicentro en Guerrero

Un archivo con la leyenda “Plan Familiar de Protección Civil” comenzó a circular masivamente en celulares después del sismo de 8.2 de magnitud que sacudió a los habitantes de la Ciudad de México y recordó el riesgo de vivir en algunas zonas.

El documento es la guía básica para saber qué hacer y cómo actuar con rapidez si un sismo sorprende a la familia en casa. Buscar un lugar seguro, tener botiquín de primeros auxilios, la maleta de vida y los números de emergencia.

Y es que después del gran susto, la capital se prepara para reaccionar ante otro gran “temblor”, uno de 8.0 de magnitud, según la hipótesis del magno simulacro programado para este 19 de septiembre en Ciudad de México.

“El objetivo de este simulacro es poner a prueba los planes de emergencia, de respuesta y protocolos de actuación en la Ciudad de México, evaluar la capacidad de coordinación interinstitucional para responder adecuadamente a un sismo de gran magnitud, activar el Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México, mejorar la capacidad de respuesta de la población y conmemorar los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985”, comunicó la dependencia.

El ejercicio planteado por la Secretaría de Protección Civil capitalina será este 19 de septiembre, cuando a las 11 de la mañana se simulará un sismo de 8.0 grados con epicentro al sureste de Tecpan, Guerrero.
Eso activará la alarma sísmica con la intención de que aquellas dependencias y empresas procedan a evacuar al personal y trasladarlo a los puntos de resguardo, previamente acordados.

Desde el año 2004, el Gobierno de la Ciudad de México instituyó septiembre como el mes de protección civil, y a partir de esa fecha se desarrollan diversas actividades preventivas, como la organización de simulacros, a fin de fortalecer la cultura de autoprotección.

Los más peligrosos

En medio de la crisis y del miedo que despierta un temblor en los capitalinos, sobre todo en aquellos grupos que vivieron el gran sismo de septiembre de 1985, salen a relucir los reportes, los informes y diagnósticos que refieren cuáles son las delegaciones más “peligrosas” de la Ciudad de México en caso de un movimiento telúrico.

Encabeza la lista de zonificación de riesgo sísmico la delegación Cuauhtémoc, que alberga el Centro Histórico de la capital y decenas de colonias cuyas construcciones fueron levantadas hace décadas; le siguen Benito Juárez, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza, Iztacalco, Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac.

La categoría de delegaciones de mayor riesgo sísmico se basa, fundamentalmente, en detectar aquellas colonias que registraron los mayores daños en el sismo de 1985: el Centro, Roma, Juárez, Condesa, Obrera, Doctores, Álamos, Guerrero, Del Valle, San Rafael y Morelos.

Con el sismo de este jueves la ciudad resistió, sí, pero los daños en escuelas públicas, caídas de bardas, fracturas de muros en estaciones del Servicio de Transporte Colectivo Metro y las fugas en instalaciones hidráulicas que se reportaron son tan sólo una muestra de la “fragilidad” de la capital ante los impactos provenientes de los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Estado de México, Guerrero, Colima y Michoacán, principalmente.

“La ciudad fue puesta a prueba”, dijo el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, luego del temblor.
Tras revisar escuelas, oficinas y casas particulares, la administración local abrió los Centros de Acopio en el Zócalo capitalino y en las instalaciones de Locatel, a fin de reunir artículos diversos en apoyo a los habitantes de Oaxaca y Chiapas, dos de los estados más afectados.

Esta vez la capital salió airosa y es que, al paso de los años, se echa mano de otros mecanismos para responder más rápidamente ante un eventual desastre natural.

El Centro de Control C4, por ejemplo, permite monitorear a través de 13 mil videocámaras instaladas en las 16 delegaciones lo que ocurre en las calles y enviar ayuda a los puntos que se requiere.

La alerta es administrada por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), y cuando detecta un sismo que lo amerita se activa automáticamente sin intervención humana

Doble alerta, temblor y lluvia

Un día antes del sismo, mientras el personal de gobierno ensayaba para el simulacro de este 19 de septiembre, se activó la alerta sísmica de la capital, lo que obligó a las autoridades a reconocer públicamente que se trató de un error humano.

La alerta es administrada por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), y cuando detecta un sismo que lo amerita se activa automáticamente sin intervención humana, como sucedió este jueves.

De manera simultánea a la alerta detonada por el sismo, la lluvia mantuvo en jaque a las autoridades y habitantes de la urbe. Al menos 685 viviendas resultaron dañadas tan sólo en la última tromba.

Ante los pronósticos meteorológicos que previeron precipitaciones pluviales intensas el fin de semana y hasta hoy lunes, el gobierno local habilitó cuatro albergues fijos.

En coordinación con las delegaciones, se considera la apertura de otros cuatro para resguardar a quienes lo requieran.

Las brigadas del llamado “Ejército Rosa” se dieron a la tarea de distribuir en las zonas afectadas 6 mil bienes por día, desde material de limpieza, botas, impermeables, colchones y tinacos.

Además d aparatos electrodomésticos, lavadoras, estufas, refrigeradores y de refuerzo de construcción, como polines y láminas; a través del Sistema de Comedores Públicos y Comunitarios se ofertaron 2 mil 600 raciones diarias de comida.

Preparados

Objetivo del simulacro que coordinará la Secretaría de Protección Civil local:
> Poner a prueba los planes de emergencia, de respuesta y protocolos de actuación en la Ciudad de México.

> Evaluar la capacidad de coordinación interinstitucional para responder adecuadamente a un sismo de gran magnitud.

> Activar el Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México.

> Mejorar la capacidad de respuesta de la población.

> Conmemorar los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985.

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