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Sillones de piel y mantelería

Día y noche, en todas las estaciones de radio del país se escucha un pregón constante: “En la casa de los mexicanos la democracia se construye con eficiencia, austeridad y transparencia”.

Es el spot del Senado de la República que insiste en que la Cámara Alta trabaja con responsabilidad en el manejo de sus recursos y la eficacia de su trabajo.

Sin embargo, nada se dice de que la austeridad es solo una idea en el Congreso de la Unión.

Los gastos del Senado también pasan por la compra de gel antibacterial para distribuir en las distintas áreas del inmueble

Día y noche, en todas las estaciones de radio del país se escucha un pregón constante: “En la casa de los mexicanos la democracia se construye con eficiencia, austeridad y transparencia”.

Es el spot del Senado de la República que insiste en que la Cámara Alta trabaja con responsabilidad en el manejo de sus recursos y la eficacia de su trabajo.

Sin embargo, nada se dice de que la austeridad es solo una idea en el Congreso de la Unión.

Un reporte de contrataciones, adquisiciones y servicios del Senado de los primeros seis meses de este año, revela la prioridad de los gastos de esta Cámara.

Los servicios contratados van desde el mantenimiento de su nueva sede, de su equipo de vigilancia y del lavado de mantelería, hasta la rehidratación de los sillones de piel que se encuentran en cada uno de sus escaños o la “atención” de darle a cada uno de ellos un portafolio de lujo.

Asimismo, se revela que los viajes internacionales de los senadores no han sufrido merma alguna y que, a pesar de que a principios del 2015 se afirmó que se reducirían al mínimo y se dejaría de lado el confort, no ha ocurrido.

Los gastos superfluos

Desde principios de este año, cuando se comenzaron a ver los efectos en la baja del precio del petróleo y el aumento en el tipo de cambio del dólar, los senadores no dejaron de decir que ahora sí habría verdadera austeridad en el manejo de sus finanzas.

Como siempre, todo quedó en un discurso plagado de buenas intenciones.

De acuerdo a los dos primeros informes trimestrales de este año sobre “Contrataciones en materia de Obras Públicas, Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios”, el Senado realizó algunos gastos que bien podrían no entrar en el cajón de la austeridad.

Por ejemplo, en la compra de 143 portafolios de piel y 135 carpetas con cierre, también de piel, el Senado erogó 854 mil 340 pesos.

Se mandó hacer 45 portafolios para dama y 95 para caballero. Los portafolios fueron ordenados por la Unidad de Atención a Senadores, a mediados de este año.

La Cámara Alta también gastó 406 mil pesos en la adquisición de cinco réplicas en plata del Águila de Escribanía que se colocan en la presidencia de la mesa directiva en el salón de plenos.

Bajo el concepto de “obsequios protocolarios”, el Senado realizó esta inversión en julio pasado. Según el contrato firmado con la empresa Izta S.A. de C.V., las réplicas están hechas en plata .925 y tienen un peso aproximado de un kilo.

En el pasado, el Senado ya ha realizado el mismo gasto en cinco réplicas del águila de la escribanía, mismas que entregó a exsenadores, según publicó el diario Excélsior, en diciembre del 2012.

Otra de las erogaciones de miles de pesos que realizó la Cámara alta ya en tiempos de austeridad fue darle mantenimiento a los escaños que ocupan los senadores en el salón de plenos.

Bajo el concepto de “Servicio de mantenimiento preventivo, limpieza general y humectación por resequedad de la piel de sillones, escaños, escribanía y salas blancas”, el Senado invirtió 179 mil pesos más IVA.

El trabajo duró solo seis días; se realizó del 2 al 8 de junio de este año.

Los gastos del Senado también pasan por la compra de gel antibacterial para distribuir en las distintas áreas del inmueble.

En la compra de solución antibacterial, la Cámara alta invirtió entre 86 mil y 283 mil pesos para comprar botellas de 946 mililitros.

Para el lavado y planchado de la mantelería que se utiliza en el recinto legislativo, el gasto fue de 180 mil pesos más IVA para un servicio de 11 meses, de febrero a diciembre de este año.

En el servicio de alimentos para la fuente de reporteros que cubren las actividades del Senado, la Cámara alta eroga 200 mil pesos más IVA al trimestre, mismos que pagan al hotel Emporio, que se encuentra frente a las instalaciones legislativas.

En el rediseño de su portal de internet, el Senado invirtió 5 millones 387 mil pesos; para la  actualización de los equipos de cómputo e impresión, el pago fue de 68 millones 485 mil pesos.

Viajes, a todo lujo

Otra de las promesas de austeridad que los senadores hicieron a principios de año fue que los viajes internacionales iban a reducirse al mínimo necesario y se harían en condiciones más sencillas.

Los viajes siguen realizándose. No solo eso, el lujo en los traslados internacionales continúa.

En vuelos de mayor duración, los legisladores viajan siempre en primera clase, de acuerdo a la normatividad del Senado.

El viaje más caro que se ha pagado en lo que va del año es el de la senadora priista Graciela Ortiz González, quien viajó a Hanoi, Vietnam, en marzo pasado, para participar a la Asamblea de la Unión Interparlamentaria y cuyo boleto tuvo un costo de 176 mil 910 pesos.

Aunque el viaje es a un destino lejano, es evidente que puede realizarse de forma más modesta, pues al mismo lugar y evento acudió la directora de Foros Internacionales del Senado, Claudia Enríquez, en cuyo boleto se invirtieron 42 mil 9 pesos, menos de la cuarta parte del costo de la legisladora.

Otra muestra de que sí pueden realizarse viajes a costos más razonables fue lo ocurrido en un traslado a Roma, Italia, para participar en el Seminario sobre Reformas para el Crecimiento de Europa, en junio pasado.

A ese evento asistieron tres senadores, dos de ellos de partidos de izquierda. Por cada uno, el Senado pagó diferentes costos en los boletos de avión.

A Italia viajaron Salvador Vega Casillas, del PAN, por cuyo boleto se pagaron 117 mil 638 pesos; Marco Antonio Blásquez, del PT, viajó en un boleto de 92 mil 327 pesos.

Al mismo evento acudió Mario Delgado Carrillo, miembro de la bancada del PRD –aunque renunció a ese partido en enero pasado-, pero su boleto tuvo un costo de 38 mil 273 pesos; una tercera parte del precio con el que voló Vega.

Lo mismo ocurrió en un viaje que realizaron dos senadores a Doha, Qatar, para participar en el Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal, en abril de este año.

A ese lugar acudió la senadora panista Sonia Rocha Acosta, quien viajó en un vuelo con un precio de 152 mil 668 pesos.

También viajó a Doha el perredista Adolfo Romero Lainas, por quien el Senado pagó un boleto de 73 mil 489 pesos. Menos de la mitad que el viaje de la panista.

La responsabilidad de la compra de los boletos recae en el Senado, no en los senadores; sin embargo, ellos tienen la posibilidad de pedir que el viaje se realice en clase turista y no en clase ejecutiva, como establecen los lineamientos administrativos de la Cámara Alta.