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Radiografía de un fraude

Sin ser cuentahabiente de Banamex y sin que el defraudado haya solicitado una tarjeta de crédito de ese banco, aparecen adeudos de hace un año para despensas de 4 mil pesos.

La apertura de los créditos es justo unos meses antes de las elecciones de julio de 2012, ya que fueron abiertos en el mes de marzo y no corresponden a las personas a quienes les atribuyen la deuda.

Con un IFE robado o extraviado, los defraudadores ponen a la persona en medio de una disputa legal de cinco meses para que el banco acepte el fraude
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Sin ser cuentahabiente de Banamex y sin que el defraudado haya solicitado una tarjeta de crédito de ese banco, aparecen adeudos de hace un año para despensas de 4 mil pesos.

La apertura de los créditos es justo unos meses antes de las elecciones de julio de 2012, ya que fueron abiertos en el mes de marzo y no corresponden a las personas a quienes les atribuyen la deuda.

Y es que las medidas de seguridad para que los bancos abran líneas de crédito están siendo violadas por los propios vendedores de tarjetas que trabajan por comisión y los defraudadores aprovechan para crear una falsa personalidad.

Sin un comprobante de domicilio y sin revisar la vigencia de una credencial del Instituto Federal Electoral, Banamex abrió estos créditos junto con la cadena de tiendas Soriana.

Y los defraudados enfrentan al buró de crédito por meses para poder aclarar que el adeudo no fue solicitado, hasta llegar a una reunión de conciliación con abogados del banco en la Condusef.

Por ejemplo, en este caso 4 mil pesos es la cifra defraudada, que incluso significa 22.5 veces menor al límite de crédito de la verdadera tarjeta bancaria que maneja el defraudado.

Sin embargo, en caso de pagar la deuda, la persona aceptaría tácitamente que sí solicitó el crédito, así que estaría por años en el buró de crédito al liquidar la cifra.

Así que al afectado no le queda otra, se ve obligado a pelear legalmente durante meses para poder hacer entender al banco que no solicitó la tarjeta de crédito.

Y como estos créditos son replicados constantemente, los defraudadores suman 4 mil pesos en decenas de casos.

Estos fraudes se dan, pese a que existe una serie de pruebas a favor del defraudado.

Con ayuda del banco

Una credencial del IFE vencida es suficiente.

Con un IFE robado o extraviado, los defraudadores ponen a la persona en medio de una disputa legal de cinco meses para que el banco acepte el fraude.

Y es que en este caso personal de Banamex se convierte en cómplice, porque el vendedor del plástico, quien abrió el crédito, no cotejó la vigencia de la credencial del IFE que le mostraron el 6 de marzo de 2012, en el sistema del Instituto Federal Electoral.

Porque ya para esa fecha el IFE había expedido la nueva credencial a la persona defraudada, identificación expedida desde un año antes, en 2011.

Con tan sólo haber revisado la vigencia del IFE en el sistema, el vendedor del plástico podría haberse percatado de que la credencial que le presentaron no estaba vigente, pero como hay complicidad, el crédito fue abierto.

Aceptaron una credencial del IFE que no estaba vigente, pero que además estaba dada de baja por robo.

El personal de Banamex también es cómplice del fraude, porque además no solicitó un comprobante de domicilio válido, como un recibo de teléfono, agua o electricidad. 

Y en su lugar, Banamex abrió el crédito con una copia fotostática, manipulada a plena vista, que es una supuesta tarjeta adicional de algún centro comercial.

Supuesto documento que no entra en la clasificación de un comprobante de domicilio. 

Es decir, hasta aquí, Banamex abrió un crédito sin cotejar la credencial del IFE y sin comprobante de domicilio, así de fácil.

También, la falsificación de la firma es obvia a simple vista, pero si el personal del banco está involucrado se hace de la vista gorda.

Luego, quien trabaja para el banco da por un hecho y no revisa que la dirección del solicitante sea la correcta, incluso aunque sea distinta a la que aparece en el IFE robado.

En ningún momento el banco trató de comprobar que esa dirección era correcta, ni siquiera telefónicamente.

En este caso el domicilio del IFE robado es en la colonia Bosques de San Ángel, en San Pedro, y el que proporciona el solicitante de la tarjeta fraudulenta es en el fraccionamiento Libertad, en Guadalupe.

Nuevamente aquí el personal del banco es cómplice, porque abre una línea de crédito sin corroborar, tampoco, que el teléfono sea del solicitante.

Además, todos los datos adicionales, incluso el estado civil del supuesto solicitante son inventados completamente y el banco no revisa la información proporcionada. 

Tampoco corroboran que el teléfono del trabajo es del supuesto solicitante del crédito, así de fácil el defraudador dice tener “un negocio propio” sin que haya la revisión del banco.

Pero eso no es todo, además del obvio fraude, el afectado está en la total indefensión por meses.

Porque una vez que el defraudado se entera que está en buró de crédito por una tarjeta que nunca solicitó ni utilizó, avisa a Banamex, en este caso, y es emplazado por el departamento de investigación del banco a esperar un mes las pesquisas.

Sin embargo, este periodo no se cumple, porque tienen que pasar hasta cinco meses para que el banco acepte la responsabilidad.

Los bancos no tienen prisa y además tienen una serie de abogados contratados externamente sólo para estar llevando el caso hasta el final, cuando ya les es imposible sostener el fraude.