El salario promedio de este grupo poblacional, también llamado ‘Y’, oscila entre los 10 y 15 mil pesos mensuales pese a contar con estudios universitarios o maestrías. Foto: Especial

¿Por qué los millennials es la generación de los endeudados, sin un lugar propio para vivir y  que está en depresión?

Los despidos masivos, el encarecimiento de la renta y el cambio en los hábitos de consumo han forzado a los millennials a regresar a vivir a casa de sus padres

La generación del milenio enfrenta su peor momento. Estudios y encuestas coinciden en que los jóvenes que nacieron de 1981 y 1995 atraviesan una crisis en materia de trabajo, vivienda y hasta de salud mental. En otras palabras, son más pobres que sus padres y abuelos.

Diversos sondeos publicados en los últimos años arrojan que los jóvenes que lograron independizarse comenzaron a regresar a casa de sus padres por problemas financieros, falta de trabajo e incluso inestabilidad emocional.

Aunque esta generación ―de entre 25 y 40 años de edad― superó con creces a sus padres en cuanto a educación y acceso a oportunidades digitales, esto no ha sido suficiente para evitar que se hundan en la depresión y tengan un nivel de vida más bajo que el de sus progenitores.

Un estudio que realizó la plataforma digital virtual Dada Room en 2020 en la Ciudad de México, revela que una de cada cinco personas de este grupo generacional regresó a casa; otros optaron por compartir espacios por la caída de la oferta laboral y el incremento de las rentas.

Además, un consumo acelerado y un ritmo de vida vertiginoso han caracterizado a los llamados también generación “Y”.

Sin embargo, esto generó a que no tengan cuidado en sus hábitos de compra y de gasto. De ahí que los jóvenes tengan mayores probabilidades de endeudarse.

Es más, comprar un automóvil o incluso un departamento se ha vuelto un sueño difícil de alcanzar para esta generación que representa la cuarta parte de la población a nivel nacional, es decir, casi 30 millones de personas, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Trabajo fugaz, por qué los millennials no duran en sus empleos

La permanencia en empresas o centros de trabajo también se transformó para este sector, pues ahora buscan priorizar otros aspectos de su vida en lugar del salario y el tiempo de oficina. Anteponen el bienestar y las experiencias por encima de mejores oportunidades laborales o  a cambio de generar un patrimonio.

La “Encuesta Millennial y Gen Z” que se dio a conocer en 2022, detalla que los niveles de estrés y agotamiento son altos para ambas generaciones, lo que desató una huida de los jóvenes a otros formatos de trabajo que dieran la posibilidad de tener horarios flexibles para tener una mayor calidad de vida.

Ricardo Enríquez Duarte, fundador y CEO de Gift Group, empresa dedicada al estudio de los millennials en América Latina y Estados Unidos, sostiene en entrevista con Reporte Índigo que diversos factores han impactado a este grupo de jóvenes que ahora dominan el mercado laboral.

Los perfiles que almacena Gift Group dan como resultado que esta generación prioriza el bienestar social por encima de horarios fijos de trabajo y esquemas tradicionales que aún prevalecen en empresas.

Además, los indicadores señalan que existe una preocupación generalizada por la inflación y la crisis económica que persiste en el país.

“Hay una tendencia muy marcada en esta generación en cuestión de felicidad. Es decir, el dinero ha quedado en segundo término y eso ha generado renuncias masivas en trabajos. Los jóvenes ahora buscan alternativas de autoempleo o emprendimientos”, refiere.

El especialista de los millennials precisa que se rompieron los usos y costumbres que se inculcaron por generaciones, como el de adquirir un bien patrimonial como cuestión de superación personal. Otros han optado por alquilar una casa en lugar de endeudarse por décadas.

“Regresar a vivir con los padres es cada vez menos mal visto y también ‘el qué dirán’ se ha disipado en estos años. También tiene mucho que ver la social media y los emprendimientos a los que aspiran estos jóvenes que juegan un papel importante”.

De regreso al nido para estabilizar sus finanzas

Los bajos salarios, las deudas e incluso la falta de empleos dignos orillaron a los millennials que inicialmente se independizaron de sus familias a regresar a casa de sus padres para mitigar gastos y tener un respiro en sus finanzas.

Son los llamados “hijos boomerang”, los que se ven presionados a depender parcialmente de sus progenitores a pesar de ser una generación más estudiada y con acceso a mejores herramientas digitales.

A esto se le suman factores como el aumento de las rentas de departamentos, la inflación y la precarización laboral que han expulsado a esta generación, la cual se vio forzada a modificar hábitos de consumo y el modus vivendi.

Monserrat Vargas, originaria del Estado de México, logró independizarse de su familia a los 28 años.

Se hizo de un trabajo y costeó por varios años la renta de su primer departamento junto a su pareja. Compró un auto y también decidió tener un bebé.

A cinco años de esta experiencia, Monserrat está a unos días de mudarse de la Ciudad de México para retornar a la casa de sus padres, la cual se encuentra ubicada en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México. Su tiempo de traslado a su trabajo ahora será de entre una hora y media y dos horas.

Con el apoyo económico y emocional de sus padres, comenzó a construir lo que será su nueva casa hace meses.

Sin ellos, reconoce que nunca hubiera podido hacerlo. Le duele dejar la ciudad y su estilo de vida pero las deudas la ahogaron. Su pareja perdió el empleo en 2020 y desde entonces se dedica a tatuar.

“Si bien pagaba todo y no tenía deudas, no me daba oportunidad para generar un ahorro que me diera en un futuro la opción de comprar un departamento propio. Ni siquiera con crédito Infonavit se puede tener acceso a una vivienda. Los préstamos son muy bajos en comparación con los precios de un departamento en la ciudad”, relata.

Monserrat destina el 50 por ciento del sueldo que percibe como profesionista para cubrir la renta mensual del departamento que habita junto a su hija y esposo.

En estos cinco años cambió tres veces de trabajo; la primera empresa que la contrató quebró y del segundo empleo huyó por la sobrecarga laboral.

“Me regreso a la casa de mis papás porque busco solventar todos los gastos que tengo en la actualidad y así aspirar a tener un colchón económico que me brinde margen de maniobra en caso de una crisis”, sostiene.

Esta situación se repite con varios jóvenes que, tras perder el empleo o renunciar a sus trabajos, buscan emprender.

Uno de estos casos es el de María Fernanda Villanueva, quien por el estrés y el aumento de tareas renunció al primer trabajo formal que tuvo después de terminar la universidad.

“No solo fue el estrés, también influyó el bajo sueldo y el aumento de carga laboral, sin contar el agandalle de los jefes. Regresar con mis papás fue la única manera de aliviar el gasto.

“Llegué a gastar hasta el 30 por ciento de mi sueldo en renta, ahora es un poco menos y la presión de pagar las tarjetas de crédito también fue un detonante de preocupación”, precisa María Fernanda, quien emprendió un negocio en el Estado de México.

Otra encuesta denominada “Los Millennials en la pandemia: Perfil de ingresos y gastos”, refiere que el sueldo de esta población ascendió en promedio a siete mil 251 pesos mensuales durante el año de la emergencia sanitaria.

No obstante, este salario está por debajo de la generación X, es decir, de las personas que tienen una edad de entre 40 y 55 años, cuyos ingresos fueron desde los 11 mil 141 a los  22 mil pesos mensuales en promedio.

Respecto a la renta que paga este sector de la población, fue la Ciudad de México la más costosa para vivir bajo esta modalidad. En 2020, el desembolso mensual ascendió a cinco mil 062 pesos en promedio.

También se ubicaron con un costo elevado Querétaro, Nuevo León y Baja California Sur con un  promedio de renta de entre los cuatro mil y cinco mil pesos al mes.

¿Por qué están en depresión los millennials?

Las generaciones no están exentas de padecer cuadros de ansiedad; sin embargo, los millennials, son uno de los sectores que rompieron el hito de ir a terapia luego de que se registrara una alza en padecimientos mentales por el confinamiento y la tasa de desempleo durante la pandemia por COVID-19.

Josué Mondragón, maestro en Psicoterapia Cognitivo Conductual, detalla que la mayoría de los pacientes que acudieron en busca de ayuda profesional en estos últimos años ha sido por presentar síntomas de ansiedad e incluso cuestiones de depresión a causa de factores laborales y personales.

“A diferencia de generaciones más recientes como la ‘Z’ o la ‘Alfa’, los millennials no tuvieron un gran acercamiento a la salud mental en su infancia, por lo que el cuidado de la misma llegó en la adultez temprana”, asevera Josué Mondragón.

En tanto, la sobrecarga laboral y la presión que ejercen jefes en los centros de trabajo ha propiciado a que se produzca un estrés excesivo, además, la crisis financiera que viven los jóvenes en estos momentos son detonantes de síntomas de ansiedad, agrega el especialista en salud mental.

Debido a que los jóvenes comenzaron a laborar después de que cambiaran las leyes para el retiro en 1997, su jubilación ahora será inferior a la de sus papás o abuelos o, simplemente, no recibirán ninguna. Foto: Especial
Debido a que los jóvenes comenzaron a laborar después de que cambiaran las leyes para el retiro en 1997, su jubilación ahora será inferior a la de sus papás o abuelos o, simplemente, no recibirán ninguna. Foto: Especial

Sin pensión y enfermos

Vivir una vejez plena tampoco está en los planes de esta generación que se resigna a no tener una pensión digna.

Debido a que los jóvenes comenzaron a laborar después de que cambiaran las leyes para el retiro en 1997,  su jubilación ahora será inferior a la de sus papás o abuelos o, simplemente, no recibirán ninguna.

De acuerdo con datos del INEGI, el 64 por ciento de los millennials laboran con una percepción, en el mejor de los casos, de hasta tres salarios mínimos, por lo que de persistir esta situación, estas personas se retirarán con una pensión de entre tres mil y seis mil pesos en promedio.