En el caso de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que cruzan por México lo primero es garantizar una ruta segura. Foto: Especial

Pasos de niñas, niños y adolescentes migrantes sin garantías

Pese a que las reformas para favorecer a niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados entraron en vigor en 2021, éstas no se han hecho efectivas pues los niños en tránsito no cuentan con garantías de seguridad durante su camino hacia otros países

Pese a que las leyes mexicanas prevén el tránsito seguro por México de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, en su camino hacia la frontera entre nuestro país y Estados Unidos la aplicación de estos ordenamientos no es efectiva.

Los menores de edad que se desplazan sin compañía de familiares, provenientes en su mayoría de países de Centroamérica, aún encuentran muchas trabas en su camino para llegar a Estados Unidos de manera segura.

En su paso por México, estos infantes se enfrentan a violencia de todo tipo, racismo, discriminación, políticas migratorias de contención, falta de planes de integración y bloqueo de la libre circulación.

Aidé Mendoza Flores, asistente de Investigación de la Cátedra Elías Landsmanas DymensztejnAnáhuac de la Universidad Anáhuac México, señala que uno de los mayores riesgos de que niñas, niños y adolescentes no acompañados no puedan transitar de forma segura por el país es el reclutamiento por parte de grupos de la delincuencia organizada.

La violencia física y sexual son otros de los peligros a los que la niñez en tránsito se enfrenta.

Los niños migrantes a su paso por México se enfrentan a varios riesgos, que se agravan al no ir acompañados de su familia. Foto: Especial
Los niños migrantes a su paso por México se enfrentan a varios riesgos, que se agravan al no ir acompañados de su familia. Foto: Especial

Aunque son varias las causas que empujan a la niñez y adolescencia a migrar sin acompañamiento de un adulto, uno de los motivos que más destaca es la reunificación familiar, precedido por la violencia.

“Justamente en el grupo de niños y adolescentes migrantes no acompañados, una de las causas principales es la reunificación familiar, puede ser que un familiar cercano o no tan cercano haya migrado antes a Estados Unidos y a México y entonces la niña o el niño deciden migrar para reencontrarse con el familiar que ya está instalado en el lugar de destino”
Aidé Mendoza FloresAcadémica de la Universidad Anáhuac

“Sin embargo, aunque este porcentaje puede variar ligeramente, dependiendo del estudio que estemos citando, más del 50 por ciento de los niños y adolescentes que deciden desplazarse lo hacen empujados por la violencia. Sin dejar de lado estos datos, no hay que olvidar que la migración es un fenómeno multicausal, por lo que las personas no deciden abandonar su lugar de origen por una sola razón”, mencionó Mendoza.

Debido a que la niña, niño o adolescente no acompañado no viaja en compañía de familiares o tutores legales, si el menor de edad transita por México durante su camino a otro país, el Estado se convierte en su tutor legal, sin embargo, en muchas ocasiones esto supone un problema para el menor que busca alcanzar una frontera en específico.

“En realidad los niños migrantes poseen los mismos derechos que aquellos nacidos en territorio nacional, sin embargo, una vez que se encuentran bajo cuidado del Estado estos infantes son vistos en dos categorías, por un lado, son menores de 18 años que deben ser protegidos por el Estado pero, por otro, son personas que cruzaron una frontera de manera irregular, los cuales deben ser controlados, esto debido a una visión que todavía existe sobre la migración en México y también a nivel global, donde la migración se ve como algo que debe ser detenido y no como lo que es, algo natural que además es un derecho humano.

“Entonces, por un lado tienes a un ser humano que debe ser protegido por ser menor de edad y a alguien que debe ser controlado por ser un migrante irregular, después estas dos visiones se juntan y derivan en una atención paternalista por parte del Estado a estos, por lo que las decisiones respecto a ellos pueden no estar basadas en las necesidades específicas de cada niño”, explicó Mendoza.

De enero a noviembre de 2022, 12 mil 159 niñas, niños y adolescentes no acompañados cruzaron la frontera para ingresar a territorio mexicano y cruzar a través de él hacia Estados Unidos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Migración (INM).

Aunque la mayoría de ellos, 11 mil 201, se encuentran en un rango de entre 12 y 17 años de edad, 958 menores de cero a 11 años también transitaron por México.

En los últimos nueve meses de 2022 se canalizaron a través de las autoridades migratorias a 45 mil 654 niños, niñas y adolescentes no acompañados. Esta es la estadística desde el año 2015. Foto: Especial
En los últimos nueve meses de 2022 se canalizaron a través de las autoridades migratorias a 45 mil 654 niños, niñas y adolescentes no acompañados. Esta es la estadística desde el año 2015. Foto: Especial

La ley de México contempla que si un menor de edad transita por el territorio nacional, durante su camino a otro país el Estado se convierte en su tutor legal

Tanto Mendoza como Rasha Salah, investigadora de la Cátedra Elías Landsmanas DymensztejnAnáhuac, coinciden en que la falta de recursos humanos, financieros, de apoyo legal, así como la necesidad de albergues especializados, son el mayor obstáculo para el tránsito libre y seguro para las infancias y adolescencias migrantes no acompañadas.

Salah, quien realiza acompañamiento de menores de edad migrantes no acompañados, asegura que en el caso de niñas, niños y adolescentes no acompañados que cruzan por México lo primero es garantizar una ruta segura por el país.

Como segundo paso, Salah señala que la entrega de una visa humanitaria y/o una Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias (VHR) facilitaría el tránsito de estos niños y adolescentes por el país, para que logre llegar hasta la frontera, donde Organizaciones de la Sociedad Civil pueden ayudarles a solicitar asilo en Estados Unidos, con apoyo de un familiar o amigo que ya se encuentre en territorio estadounidense, a quien se le denomina “patrocinador”.

Mendoza y Salah también creen que es importante evitar que los albergues del Sistema DIF, en los que se resguardan a los menores de edad, se conviertan en otro tipo de “centros de detención”, de la que las niñas, niños y adolescentes sólo podrán salir hasta que cumplan la mayoría de edad.