La entrada de importaciones de acero al país procedentes de China, India y Rusia, con cero arancel, como lo autorizó la Secretaría de Economía a partir de enero de este año, ha ocasionado la pérdida de medio millón de empleos en el país.
Esto aun y cuando México no tiene ningún acuerdo comercial con esas naciones.
La medida obligó a empresarios, trabajadores y sindicato a interponer un amparo colectivo en contra de esa decisión, pues a los productores mexicanos se les aplica un arancel del tres al siete por ciento.
En tres meses, la afectación económica supera los 50 mil millones de pesos, por lo que se ha dejado de producir.
Y es que ante la intransigencia de las autoridades, los industriales del ramo prefieren distribuir productos con contenido de acero chino en lugar de producirlos.
Tereso Medina, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Metal-Mecánica, Siderometalúrgica y Autopartes, informó que el Juzgado Primero de Distrito del Octavo Circuito, con sede en Saltillo, Coahuila, ya emitió una sentencia definitiva.
El 29 de junio, como consta en el expediente 91/2012, el Tribunal Colegial de Circuito resolvió la suspensión inmediata de las importaciones de acero de esas naciones e instruye a la Secretaría de Economía a acatar la ley, para no afectar más la generación de empleos.
Si el secretario Bruno Ferrari no acata la resolución, dado que ya perdió los recursos de revisión y queja, entraría un incidente por violación en materia de desacato con graves consecuencias penales, adelantó Medina a Reporte Indigo.
Advirtió que “podría enfrentar la separación del cargo, inhabilitación en el servicio público por 10 años, desafuero y hasta pena carcelaria”.
No queremos “jugar a las vencidas, llegaremos hasta las últimas consecuencias”.
Por ello, solicitaron la intervención del Jefe del Ejecutivo Felipe Calderón y del secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, para que obliguen a Bruno Ferrari a acatar la sentencia.
“Ya perdimos las industrias del zapato, juguetes y vestido, no queremos que pase lo mismo con el acero”.
Por cada punto porcentual que aumentan al año las importaciones chinas, se dejan de crear en el país 3 mil empleos formales, denunció. De 2001 a 2011, cuando México importó a esa nación 271 mil millones de dólares, se dejaron de generar 919 mil trabajos.
¿Quién se beneficia?
En noviembre de 2011, a un mes de que entrara en vigor la importación de acero de China, Rusia e India, Medina, como presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, alertó sobre la apertura indiscriminada.
En aquel entonces, la induustria generó un pronunciamiento público porque estaban en riesgo 53 mil empleos en Coahuila.
“Le pedimos directamente a Bruno Ferrari que detuviera esta apertura unilateral y desventajosa”.
Recordó que la insensibilidad de Ferrari fue tal que no escuchó “cuando le dijimos que no podíamos competir con la apertura que se venía.
“No hay nada qué hacer, fue la respuesta del secretario de Economía, y los empresarios le anticiparon que dejarían de producir y se convertirían tan solo en distribuidores del acero chino”.
Tampoco hubo reacción, así que se ampararon. “No queremos regresar a un estado paternalista, sino que se revise el cobro de aranceles para que haya equidad”.
El gobierno se ha negado a acatar la resolución del Juzgado, aún cuando ya perdió el recurso de revisión y el de queja por improcedente.
Medina Ramírez fue claro al insistir que la alianza gobierno y trabajadores “es para conservar los empleos”.
Sólo en 2011 en que las compras a China se elevaron en 83 mil millones de pesos, se dejaron de crear 43 mil empleos formales en la cadena metal-mecánica, sector que hoy da trabajo a más de medio millón de trabajadores.
Con la entrada del acero no se abarataron ni la vivienda ni los autos.
¿Quién se benefició? Se preguntó: “La respuesta la debe tener el señor Ferrari”.
Aún sin tener ningún acuerdo comercial, China goza de amplias preferencias arancelarias en sus exportaciones de productos a México, debido a los beneficios unilaterales que recibe en nuestro país.
Del total de las exportaciones chinas a México, 63 por ciento entra con beneficios arancelarios, al amparo de esquemas de excepción.
Destacan los programas Prosec e Immex, bajo los cuales se acoge más de 50 por ciento de las importaciones originarias de China.
Y en cambio México no posee ninguna ventaja arancelaria en China.